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Aznar le estalla a Rajoy en las manos
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NO DESCARTA VOLVER, LE PIDE QUE APLIQUE EL PROGRAMA Y AFIRMA QUE SÓLO HAN HABLADO UNA VEZ

Aznar le estalla a Rajoy en las manos

En horario de máxima audiencia, el expresidente del Gobierno José María Aznar reapareció ayer para ir explotando, una a una, varias bombas de profundo calado político

Foto: Aznar le estalla a Rajoy en las manos
Aznar le estalla a Rajoy en las manos

En horario de máxima audiencia, el expresidente del Gobierno José María Aznar reapareció ayer para ir explotando, una a una, varias bombas de profundo calado político que a Mariano Rajoy le han estallado en las manos en plena crisis y en pleno caso Bárcenas, y cuyos efectos aún deben de estar calibrándose en el palacio de la Moncloa.

La principal, su velada y ambigua referencia a un retorno a la primera línea de la política y del PP si considera que la situación de España es desesperada y que su partido adolece de falta de discurso, de liderazgo, y de objetivos claros de renovación del Estado. Preguntado al respecto por la directora de Antena 3 Noticias, Gloria Lomana, Aznar no cerró las puertas a nada, sino que, más bien, alentó todo tipo de especulaciones. Cumpliré con mi responsabilidad, con mi conciencia, con mi partido y con mi país con todas las consecuencias”, avisó dos veces.

Un aviso a navegantes que no puede dejar indiferente al actual inquilino de la Moncloa, Mariano Rajoy, con quien ‘el jarrón chino’ de Aznar reconoció que apenas se habla (de hecho, sólo han tenido una larga conversación en el más de año y medio que este lleva en el poder) y al que, ayer, el expresidente le puso deberes y afeó conductas como la subida de impuestos o la falta de un liderazgo claro por parte de un partido que ostenta una mayoría absoluta inapelable. Aznar se reconoció, además, al igual que muchos militantes del PP, descontento con el rumbo del Ejecutivo, al que le gustaría ver en un proyecto de renovación, claro y con unos “objetivos históricos” decididos.

La entrevista marca un punto de inflexión en la relación de Aznar con su sucesor, con quien ayer y de manera oficial ha roto políticamente, aunque dijo que no se arrepiente de ninguna de las decisiones que ha tomado. Tampoco de la designarle como heredero, aunque, eso sí, prefirió no contestar sobre si volvería hoy a hacerlo.

Aznar deseó a Rajoy que tenga “suerte en su trabajo”, aunque de su discurso se pudo concluir que no percibe un discurso político ni un liderazgo claro en el actual inquilino de la Moncloa, lo que le acerca a los críticos de su partido, entre ellos Esperanza Aguirre, que más se han caracterizado por cuestionar algunas de las medidas del Ejecutivo. De hecho, Aznar abogó ayer, al igual que ha hecho Aguirre en los últimos días, por aplicar “el programa por el que fue elegido” y reclamar una bajada de impuestos urgente.

En su respuesta, además, deslizó un ataque al actual ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, de quien dijo que parece que no recuerda lo que el PP hizo en 1998 y en 2001 al bajar los tributos. “Hace falta bajar los impuestos en España ahora”, aseveró con rotundidad, pues “el castigo a las clases medias está siendo muy fuerte y muy grave”. “Necesitamos recuperar el aparato productivo del país”.

Preguntando si con esas afirmaciones estaba recriminando la actuación del Gobierno, Aznar contestó que se estaba limitando a justificar lo que él haría. “Creo que lo que yo defiendo entra dentro del mandato electoral recibido por el Partido Popular. Soy muy consciente de las bases heredadas. Se heredó una situación terrible y también algunas buenas cosas: una gran mayoría, un gran partido muy disciplinado dispuesto a seguir a un Gobierno que marque los objetivos”. En este sentido, Aznar tampoco descartó la necesidad de tener que darle otra vuelta de tuerca a la reforma laboral. “No desdeñaría culminar una reforma laboral porque la situación de desempleo es inaceptable para cualquier persona con un mínimo de sensibilidad”, dijo.

Comunicación rota con Rajoy 

Pero por si su amago con la posible vuelta no fuera poco, Aznar vino a detonar otra bomba que, hasta ayer, no había dejado de ser más que un secreto a voces: su escasa o casi nula comunicación con Mariano Rajoy. El expresidente explicó que las relaciones con él las marca “el presidente, y no yo”, y que él está dispuesto a asesorar o dar su consejo cuando el presidente lo estime necesario. Algo que, de momento, en más de un año y medio, sólo ha pasado en una sola ocasión.

Una única entrevista que Aznar no especificó si fue por teléfono o en persona, pero que se produjo recientemente. “Hemos tenido una conversación larga no hace mucho y es la única conversación larga que hemos tenido desde que es presidente del Gobierno”, explicó. “He hablado con él largamente una vez. No dedicamos mucho tiempo a cuestiones accesorias. Le dije mis opiniones, que no difieren en nada de las que he expresado aquí esta noche”.

A cara de perro contra PRISA

Con su cuidada aparición en la televisión de Planeta, Aznar pretendía también erradicar cualquier sombra de sospecha que le pueda unir a prácticas irregulares como el cobro de supuestos sobresueldos en B. El expresidente del Gobierno ha sido diligente en las últimas semanas para desmentir, una a una, todas las noticias que al respecto ha ido publicando el diario El País. Un periódico en “una situación de cuasibancarrota”, dijo, que espera que no se quede sin dinero para pagar las condenas que, aseguró, ganará en los tribunales.

La dialéctica de Aznar contra el Grupo Prisa fue especialmente beligerante y, de hecho, llegó a ser incluso amenazante al hablar de la boda de su hija, en la que reconoció como algo “normal” que algunos invitados como Franciso Correa hicieran regalos a los contrayentes relacionados con la actividad que desempeñaban. “Pinchan en hueso, en mucho hueso y no conseguirán sus objetivos”, dijo en tono desafiante. “Lo que más me preocupa es que ese grupo pueda llegar a ser insolvente y no pueda pagar las condenas a las que les condenen los tribunales de justicia por tanta falsedad”, añadió.

Para Aznar, todas las informaciones que le han querido vincular con los papeles de Bárcenas son “un intento de destruir” por parte de un medio de comunicación “que me distingue con su animadversión, por no decir su odio, desde hace muchos años”. “Lo dice un medio en una situación de cuasibancarrota que ha vendido Cuatro a Mediaset, propiedad de Berlusconi, procesado y que estaba procesado cuando vendieron la cadena”, añadió. 

Sobre los supuestos sobresueldos, Aznar se ratificó en lo que ha venido manifestando. “Como presidente del Gobierno sólo percibí la retribución que me correspondía como presidente, ni devengué ni percibí ninguna otra retribución nunca. Fui extremadamente meticuloso en la presentación de mis cuentas”, explicó. Como líder de la oposición zanjó que “tenía una retribución como diputado y otra como presidente del PP, sujetas a correspondientes retenciones y declaradas a Hacienda”.

Por si quedasen dudas, Aznar llegó a decir que no tendría inconveniente en enseñar sus declaraciones de la renta de aquellos años. Es más, reveló incluso que, durante sus años en la Moncloa, dedicó una décima parte de su sueldo al pago de una especie de renta por vivir en el palacio presidencial. Preguntado sobre los pagos en sobres y en metálico, Aznar confesó que, en toda su vida, sólo ha conocido los sobres con fondos reservados (300.000 pesetas al día) que llegaban a la Moncloa diariamente hasta que él acabó con ellos. “Siempre que he tenido conocimiento de un problema relativo a financiación o de algún comportamiento irregular he actuado con contundencia”.

Contrario a un pacto de Estado

Aznar también recomendó a Rajoy que no acepte un pacto de Estado con el principal partido de la oposición para salir de la crisis pues, dijo, sería “un error histórico garrafal”. “Yo creo que cuando se tiene una mayoría tan amplia como la que tiene el PP, que la mayoría ejerza, se active y aplique el programa para el que fue elegido”, le conminó a Rajoy en otra puesta de deberes aún pendientes. “Se puede llegar a pactos puntuales, pero un pacto sustitutorio de la actual mayoría me parecería un error histórico garrafal. Otra cosa es exigir de la mayoría decisiones cada vez más relevantes hacia la recuperación del país”.

En la misma línea, Aznar pidió al PP que no caiga en las veleidades que han sumido al PSOE en su mayor crisis política. “Los nacionalistas se han convertido en partidos secesionistas y el PSOE está desapareciendo”, explicó el expresidente en su particular análisis. “Como no recobre un discurso nacional y se convierta en un proyecto nacional, está condenado a ser diluido por partidos pequeños de carácter regional. El PP no puede contagiarse de esa dinámica”.

Tras cuarenta minutos de entrevista, y después de dejar abierta por dos veces la puerta a su regreso a la política “por responsabilidad personal, de mi partido y de mi país”, se daba por concluida la entrevista. Las redes sociales bullían con la noticia del “regreso de Aznar”, y en Moncloa se empezaba a rumiar la intensidad del seísmo político.

En horario de máxima audiencia, el expresidente del Gobierno José María Aznar reapareció ayer para ir explotando, una a una, varias bombas de profundo calado político que a Mariano Rajoy le han estallado en las manos en plena crisis y en pleno caso Bárcenas, y cuyos efectos aún deben de estar calibrándose en el palacio de la Moncloa.

José María Aznar Botella