EL PSOE presenta su ERE bajo la reforma del PP y fija para julio el tijeretazo a su plantilla

La tijera está preparada y se espera que en las próximas tres semanas el PSOE ejecute el tajo a su plantilla. El Partido Socialista, que cuenta con el asesoramiento de la auditora KPMG, presentó el viernes su ERE ante el Ministerio de Empleo, con el que espera ahorrarse unos 6 millones de euros. El número final de afectados sigue pendiente de las negociaciones con los comités de empresa, así como de cuántos trabajadores se acogen voluntariamente a bajas, prejubilaciones o reducciones salariales. No obstante, está claro que se producirán despidos, por lo que Ferraz se esfuerza por evitar la imagen de empleados puestos en la calle con las condiciones previstas por la reforma laboral del PP, uno de los ejes de su oposición al Gobierno.

Precisamente, la nueva legislación permite que el PSOE pueda llevar a cabo su ERE tras efectuar la comunicación en el Ministerio de Empleo, sin necesidad de autorización. De acuerdo con fuentes próximas a la negociación, el diálogo con los representantes de la plantilla, que se inició a principios de este mes, ya está muy avanzado, por lo que el recorte estará listo previsiblemente a mediados de julio. Se cumplirían así los plazos de Ferraz, que siempre ha contado con zanjar el expediente de regulacion de empleo en pleno verano.

Cerca del 90% del recorte recaerá sobre la plantilla de Madrid, donde trabajan unas 260 personas entre Ferraz y el Grupo Parlamentario. De ellas, unas 150 pueden verse afectadas, aunque no únicamente con el despido. La dirección del PSOE ha planteado también reducción de jornada y salario de hasta el 50%, prejubilaciones, excedencias, bajas voluntarias y reubicaciones en puestos financiados por las instituciones, como sucede en el Congreso de los Diputados.

En el caso del Grupo Parlamentario Socialista, de entorno a 60 trabajadores, se calcula que unos 30 padecerán los rigores del ajuste. Una decena podría ser despedida, mientras que el resto se repartirá entre jubilaciones, reducciones de jornada y las citadas reubicaciones en las plazas que la Cámara sufraga a los diferentes grupos para ayudar a su funcionamiento. El PSOE, tras las elecciones, dejó sin cubrir estos puestos a la espera del recorte impuesto por la caída de ingresos y subvenciones en toda España. No obstante, el partido también ha contratado a asesores de confianza de Alfredo Pérez Rubalcaba procedentes del Gobierno, así como del exportavoz socialista José Antonio Alonso, lo que ha reducido algo el margen de maniobra.

Por otra parte, al igual que la troika ejerce su control sobre los países europeos rescatados, Ferraz ha intervenido de facto la mayoría de federaciones regionales del partido, donde también ha obligado a recortar. Solo Andalucía y Asturias, tras las recientes victorias electorales, y Castilla La Mancha, viven una situación más desahogada, aunque en la comunidad que lidera José Antonio Griñán también sufrirán el ajuste unos 15 trabajadores. En otras federaciones importantes, como la Comunidad Valenciana, se calcula que se verán afectados 7 u 8 empleados.

Malestar entre la plantilla

Pese a que la dirección del PSOE trata de minimizar las consecuencias del tijeretazo, lo cierto es que los trabajadores viven con preocupación el recorte en un 40% de los gastos salariales. Así, recuerdan que muchos empleados que llevan décadas en el partido, comenzaron jóvenes a integrarse en la formación, y ahora, cuando rondan los 50 años, se encuentran en una situación especialmente difícil: son demasiado jóvenes para prejubilarse, pero poseen una malísima edad para quedarse en la calle.

Asimismo, algunos trabajadores echan de menos una implicación más directa y personal de la Ejecutiva del PSOE en el ERE, ya que ésta ha dejado en manos de KPMG las negociaciones con los comités de empresa, lo que se ha interpretado como un gesto de frialdad impropio de una formación política que, a juicio de estas fuentes, no debería comportarse como una gran empresa o una multinacional.

Además de los recortes de plantilla, valorados en unos 6 millones, el PSOE ultima un plan para reducir sus gastos de funcionamiento en otros 15 millones. Las arcas del partido viven una situación dramática tras la catarata de derrotas en las urnas, tanto en el ámbito municipal como auotnómico y nacional. Estos resultados han supuesto una fuerte caída de las subvenciones obtenidas por el número de representantes y votos cosechados, que se suma al descenso de la recaudación por las cuotas de los militantes. Según la memoria presentada el pasado mes de febrero, los socialistas arrastran una deuda real de 22,6 millones, más otra de 24,15 en gastos electorales que esperan enjugar en cuanto reciban las subvenciones correspondientes.