El PSOE presionará a Rajoy con CiU y UPyD para un acuerdo de unidad nacional

La estrategia del PSOE pasa ahora por exigir al Gobierno que llame a la unidad nacional. No se trata de buscar un pacto político entre los dos principales partidos, sino de una convocatoria mucho más amplia que incluiría a otras formaciones, sindicatos y comunidades autónomas. Para ello, Alfredo Pérez Rubalcaba da por hecho el respaldo de CiU y UPyD, con quienes pretende presionar a Mariano Rajoy para que deje de fiarlo todo a su mayoría absoluta.

En palabras de la número dos socialista, Elena Valenciano, España atraviesa actualmente por “el momento más difícil desde la Transición”, por lo que “los ciudadanos agradecerían mucho este gran acuerdo nacional”. “Es momento de unidad nacional. En momentos de emergencia, las grandes naciones responden con unidad”, reiteró Valenciano tras la reunión extraordinaria de la Comisión Ejecutiva del PSOE para analizar el rescate financiero a España.

Ferraz trata de abanderar así esta idea, propicia en tiempos de crisis, cuando la sociedad parece valorar el consenso de sus dirigentes y busca liderazgos que actúen como referentes. Rubalcaba ha apostado por la “oposición responsable” frente a los miembros de su partido que piden más dureza, y pretende hacerse visible ante la opinión pública apareciendo como una pieza importante para la gobernabilidad. Dada la mayoría absoluta popular, el diálogo y los acuerdos con Rajoy son su vía para apuntalar esta imagen.

Aunque no ha hablado con el presidente en los últimos días, Rubalcaba está razonablemente satisfecho de su trato con Rajoy. Se mantuvieron en contacto el fin de semana, mientras se desencadenaba el rescate, pactaron el nombre del subgobernador del Banco de España y las conversaciones para renovar el Constitucional y el Tribunal de Cuentas están encarriladas. El PSOE apoyará también el pacto fiscal en el Congreso, aunque ha añadido una enmienda que pide una política para el crecimiento y el empleo. No obstante, el líder socialista necesita más, por lo que seguirá insistiendo en la idea de un pacto nacional para hacer frente a las exigencias de la troika y los mercados.

Para ello, el PSOE cree contar con el apoyo de CiU y de UPyD, pero espera poder sumar alguna fuerza más en la ronda que Rubalcaba mantenga con otros portavoces parlamentarios de la oposición. El secretario general comenzó estas reuniones en mayo con Josep Antoni Duran Lleida, con quien coincidió en la necesidad de buscar acuerdos, y en pedir a Rajoy que sea quien lidere el proceso. Por su parte, el partido de Rosa Díez siempre ha demandado a los principales partidos que conformen un pacto de Estado para hacer frente a la crisis. No obstante, Rubalcaba todavía no ha conversado con Díez para sellar este frente común.

Los socialistas esperan que esta presión conjunta surta algún efecto sobre Rajoy. Asimismo, aseguran que a esta unidad nacional deberían sumarse los sindicatos y las comunidades autónomas, de modo que el mensaje emitido hacia el exterior sea rotundo, también a la hora de negociar las condiciones finales de la ayuda europea.

Contra un segundo rescate

En el PSOE no se quiere ni oír hablar de un segundo rescate, “cuando ni siquiera se conocen aún las condiciones del primero”, como recordó Valenciano. Si el auxilio financiero lleva aparejada una mayor vigilancia sobre el desempeño macroeconómico de España, un segundo podría agotar el margen de maniobra del Gobierno, pero también de los socialistas como alternativa. Y es que en Ferraz se sigue también muy de cerca las próximas elecciones en Grecia, donde la izquierda radical y los neonazis han ganado terreno a las fuerzas tradicionales.

Claro que, mientras piden pactos, los socialistas no dejan de atacar al Ejecutivo. Así, Valenciano pidió a Rajoy que deje de tomar por “tontos” a los españoles con su relato triunfalista del rescate. Una “fantasía” que, a su juicio, se desvaneció 24 horas después de su narración. El choque entre PP y PSOE continúa también en torno a la figura de Joaquín Almunia. Después de que los populares pidieran la cabeza del vicepresidente de la Comisión Europea, Valenciano salió en su defensa tachando de “insulto” esta actitud de Génova.