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“Yo he visto mover un millón de votos en una noche de televisión…”
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TRES EXPERTOS RADIOGRAFÍAN PARA 'EL CONFIDENCIAL' EL DEBATE DE HOY

“Yo he visto mover un millón de votos en una noche de televisión…”

Tres reputados expertos (el veterano consultor José Luis Sanchís; el profesor de Ciencias Políticas y Sociología, Marcial Romero; y el psiquiatra Enrique González Duro, especialista en

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“Yo he visto mover un millón de votos en una noche de televisión…”

Tres reputados expertos (el veterano consultor José Luis Sanchís; el profesor de Ciencias Políticas y Sociología, Marcial Romero; y el psiquiatra Enrique González Duro, especialista en biografías de líderes políticos) han radiografiado el ‘cara a cara’ de esta noche entre Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba. Los temas, la preparación, su influencia en el electorado, las ideas… Pese al escepticismo, cada elección es un mundo. Y Sanchís recuerda una intervención de Adolfo Suárez en televisión en 1979: “Yo he visto mover un millón de votos en una noche. Yo estaba allí.”

José Luis Sanchís es uno de los consultores políticos más veteranos de nuestro país. Ha participado en más de medio centenar de elecciones en, al menos, una docena de países diferentes como asesor de políticos de toda tendencia. Valenciano, abogado y economista, domina cinco idiomas y remonta su currículum a clientes que ya son historia: Adolfo Suárez, Manuel Fraga, Aníbal Cavaco… Y sigue en activo. En las últimas elecciones mexicanas, diseñó la campaña del Partido de la Revolución Democrática, la tercera fuerza política del país.

“Cuando asesoro a candidatos políticos para un debate televisivo en campaña, siempre parto del siguiente planteamiento: la forma es lo que más interesa del debate, porque el contenido de lo que van a decir ya lo sabemos todos. Todos sabemos, más o menos, lo que van a decir este lunes Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba ante las cámaras acerca del paro, la economía, el anuncio de ETA, etc... Lo importante es modelar el carácter del candidato y ejercitar su facilidad para rebatir… A lo mejor te interesa que tu candidato saque una personalidad fuerte, o moderada, o convertirlo en un transmisor de ideas brillantes, o humilde, o enfadado, e incluso rebelado, como hizo Segolène Royal ante Nicolas Sarkozy [antes de las elecciones presidenciales francesas el 6 de mayo de 2007]”.

“Una vez que has diseñado la personalidad que quieres que trasmita tu candidato”, continúa el consultor, “extiendes una sábana. Bueno, yo lo llamo sábana, pero ahora se hace con Excel. Pero antes era una sábana. Divides esa sábana en cuadros, cada uno destinado a uno de los diez o doce asuntos que se van a debatir. Y para cada asunto tienes que buscar: a) Una frase muy concreta que defina tu posición; b) Un ataque a la posición del contrario; c) Una burla; y d) Si quieres, una pregunta: ¿Qué haría usted si…? Ya sé que todo esto no suena muy matemático…”, parece disculparse Sanchís tras su esfuerzo sintético. Pero sí lo es. Muy matemático.

Ante esa sábana con los diez o doce temas centrales del debate, se concentra todo un equipo de analistas que proceden a una lluvia de ideas para concretar cómo va a abordar cada asunto el candidato. Se analiza cada palabra, las pausas, el tono a emplear en cada propuesta, en cada burla, en cada ataque y en cada pregunta. “En cada debate sabes que hay temas y temas y temas que tratar. En veinte segundos te cabe una idea, pero tres párrafos. Tienes que haber limado antes cada uno de los matices de esa idea y dejar claro cada uno de los conceptos que quieres trasmitir con el menor número de palabras y con las más exactas”, concluye Sanchís.

¿Por qué Rajoy eligió el día 7?

Por supuesto, una de las claves del debate es previa al mismo: el acuerdo entre los dos partidos mayoritarios para acordar la fecha. No es lo mismo un debate al inicio de campaña que al final. La pregunta la eleva Marcial Romero, profesor de Ciencias Políticas y Sociología de la Complutense: “¿Por qué se ha pactado solo un debate y al principio de campaña?”.

En la campaña para las elecciones de 2004, Mariano Rajoy se negó a debatir con José Luis Rodríguez Zapatero: las encuestas daban ganador seguro al popular y no quiso riesgos. Después vino el 11-M y todo cambió. En 2008, Zapatero concedió dos debates televisivos a Rajoy: 25 de febrero y 2 de marzo, cuando las urnas se abrían el día 9.

De cara al 20-N, Rajoy no podía negarse al debate como en 2004 a pesar de la rotundidad de las encuestas a su favor. No podía comprometer la imagen pactista y dialogante que tantos réditos demoscópicos le ha otorgado tras el acuerdo con el Gobierno para la reforma de la Constitución y su generosa congratulación con un fin de ETA no negociado.  Pero Rajoy deseaba alejar el debate lo máximo posible de la fecha de los comicios. “En el debate, Rajoy tiene mucho que perder y nada que ganar”, explica el psiquiatra y escritor Enrique González Duro, especializado en la biografía psicológica de hombres con poder (Felipe González, Franco, Polanco…). “El caballo perdedor, Rubalcaba, se encuentra exactamente en la posición contraria de salida: es el único que puede ganar algo”.

Por eso el equipo de Rubalcaba intentó, sin éxito, acercar lo más posible el debate a la fecha de los comicios. Pero los hombres de Rajoy no se lo permitieron: una derrota dialéctica rotunda del candidato popular ante las cámaras de televisión, podría despertar un “voto impulsivo”. Sin embargo, si esta derrota televisiva se produce 13 días antes de ir a votar, da tiempo a que esa impulsividad recapacite y amaine. Es decir, ofrece margen para que una derrota en el debate pueda ser olvidada por un electorado que ya estaba decidido por el cambio.

Jugando a ser asesores

José Luis Sanchís declina la invitación de El Confidencial a imaginarse como asesor de Rajoy y Rubalcaba en el debate del día 7. Sin embargo, ofrece algunas claves de por dónde pueden ir los discursos de los dos candidatos en su único cara a cara:

RAJOY: Seguramente va a centrar su discurso, como ya viene haciendo en precampaña, en una pregunta clave: ¿Por qué todo lo que está usted proponiendo ahora no lo hizo ya mientras gobernaba? Con los sondeos tan claros como están ahora, no creo que tenga que darle muchas más vueltas para diseñar otra estrategia.

RUBALCABA: Será igualmente continuista. Va a centrarse en el programa oculto del PP y en los recortes. Su argumento clave debe ser: “Usted quiere ser presidente sin haber explicado su programa. Los votos que obtenga no van a ser por sus ideas, sino por otros motivos”. Su única posibilidad puede encontrarla Rubalcaba en la agenda social. Yo pienso que va a insistir en la idea de que, aunque en España las cosas vayan mal, todo el mundo aun tiene una protección social. Aquí no se abandona a nadie. ¿Y a los parados que acaban su prestación en dos, tres o siete meses? Tiene que ofrecerles una propuesta concreta. Eso es muy importante para la gente que cobra el paro. Convencerles, en resumen, de que el PSOE no abandona a su gente.

Tampoco el profesor y politólogo Marcial Romero está muy conforme con el disfraz de asesor que se le propone: “Siempre he tenido dificultades para colocarme como consejero de príncipes”. Y, además, desconfía del modelo de debate: “Se convierte en un concurso de puro márquetin. Yo sugeriría que se hicieran más bien debates sectoriales, y no solo con periodistas como moderadores. Habría que llevar expertos independientes en economía, en sociología, en educación, en sanidad, en empleo… Expertos con capacidad para improvisar preguntas no pactadas. Por ejemplo, para mí sería muy interesante escuchar la respuesta de Rubalcaba y de Rajoy a esta pregunta: “Y, si no hubiéramos salvado a la banca con el dinero de todos, ¿habría sido tan catastrófico como ustedes nos hacen creer que unos cuantos bancos y cajas se hubieran ido a la m…?”. La estrategia de discurso que Romero propone a los candidatos estaría basada en dos ideas:

RAJOY: En la situación actual no necesitamos un presidente con mayúsculas. Necesitamos un presidente sustantivo. No un nombre propio. Necesitamos a alguien que diga la verdad. Que diga que la verdad nos hará libres aunque pueda generarnos algún dolor. Durante 20 años hemos estado alimentando el funcionamiento de una máquina consumista voraz, y la tenemos que amainar porque pone en riesgo la supervivencia del sistema.

RUBALCABA: Su tarea es evitar que la caída del PSOE se convierta en debacle. Por eso no le basta con adornar un discurso. Tiene que armarlo. Tiene que reconocer ante su electorado de izquierdas que hay decisiones que le van a venir dadas. Decirles que, con Europa, hay cada vez menos Estado. Pero es cuando vienen mal dadas cuando el Estado adquiere una dimensión mayor para gestionar el margen que le queda de actuación local. Debería decirnos que esta sociedad ha creado mucha riqueza en los últimos 20 años. Y que ahora, en esta gran crisis, esa riqueza debería reutilizarse para lograr más justicia, más empleo…

El psiquiatra Enrique González Duro sí admite el papel de asesor:

RAJOY: Su discurso va a seguir siendo muy elemental: “Voy a gobernar como Dios manda”. Con este argumento le ha ido muy bien hasta ahora. Así que lo ideal es mantener esa línea. Además, el votante de una ideología u otra ya está entregado a un cambio que ve como inevitable. Esto lo sabe Rajoy, y es algo que le va a permitir, incluso, ser condescendiente durante el debate con Rubalcaba. Como ya lo está siendo con Zapatero. Al fin y al cabo, es evidente que el PSOE ya ha entregado el poder. Rajoy va a dejar claro que el PSOE no tiene un candidato: solo tiene un cartel cuya única misión es arañar votos suficientes para evitar una debacle. Debe hablar como presidente del Gobierno mientras relega a Rubalcaba al papel de pobre candidato imposible.

RUBALCABA: No le queda más remedio que exponer un discurso radicalmente contrario a lo que, sobre todo en la segunda legislatura, ha hecho como vicepresidente. ¿Cómo se defiende eso? No debe abjurar de lo que ha hecho el gobierno al que ha pertenecido, pero ha de poner mucho énfasis en la primera legislatura. Debe hacer reencontrarse al votante de izquierdas, al que casi irremisiblemente ha perdido, con la línea ideológica de aquellos primeros cuatro años. Y profundizar en ella. Yo, además, le aconsejaría que sacara valientemente el tema económico, porque está claro que el discurso de Rajoy no propone soluciones claras. Debe preguntarle, casi como en un interrogatorio, qué va hacer para mejorar a corto plazo la situación económica y el paro. Yo creo que ese es el punto débil de Rajoy.

¿Cambian los debates el sentido del voto?

Para Enrique González Duro, en lo que respecta a Rajoy y a Rubalcaba ninguno va a sumar o restar votos en el debate. “Aunque no se puede predecir el futuro”, concede. Sin embargo, cree que una mala imagen de Rajoy sí puede alentar un tercer fenómeno electoral: “Quizá aumentaría el voto a la izquierda, pero ni uno solo de esos votos iría a parar al PSOE. Se lo llevarían otros partidos de izquierdas. La tragedia, la gran crisis del PSOE es que ya nadie lo reconoce como un partido de izquierdas”.

El profesor Marcial Romero exige un debate profundo: “Hasta el final, todo hay que pelearlo. Y yo creo que, dada la situación actual, nos merecemos que los dos candidatos se esfuercen y se lo tomen muy en serio. La solución de la crisis no es una cuestión de partidos ni de ideologías. Hay que aportar ideas. Las crisis también pueden reconvertirse en oportunidad”.

El consultor José Luis Sanchís echa mano de cifras: “Hoy en día, hay entre 10 y 11 millones de votos al PP. De esos, al menos hay 10 millones que no hay debate ni circunstancia que los mueva. El PSOE, ahora, está por los 7 o los 8 millones, cuando en las últimas elecciones obtuvo 11. Tiene tres millones que se le han escapado. ¿Esos tres millones son recuperables? Eso depende de lo que se haga durante la campaña. A lo mejor hasta recupera dos. Un debate es peligroso para Rajoy y esperanzador para Rubalcaba. El PSOE recuperará votos si esos tres millones de personas ven a Rubalcaba con ideas, si su carácter les parece más fiable que el de Rajoy o si consigue hacer que se arrepientan de ponerle los cuernos al PSOE. Yo he visto mover un millón de votos en una noche. Fue en uno de los espacios electorales gratuitos para los comicios de 1979. Yo estaba allí. Adolfo Suárez salió en antena y dedicó toda su intervención a alertar contra el peligro de las políticas del PSOE a favor de una Ley del Aborto. Todos los estudios coinciden: esa noche Suárez consiguió movilizar a un millón de indecisos para la UCD.  Y en 2004 se movieron dos millones…

-Bueno, pero influyó el 11-M. Una situación muy traumática…

-Por supuesto. Pero también con el candidato Joaquín Almunia en 2000, al PSOE se le escaparon dos o tres millones de votos en campaña. Y en la última campaña de Rajoy contra Zapatero, probablemente hubo un movimiento de medio millón de votos a favor del PSOE. Una campaña electoral es una caja de Pandora. Puede pasar cualquier cosa.

-Ha citado el caso de Almunia. ¿No percibe cierto paralelismo de aquel con Rubalcaba? Los dos son candidatos impuestos por el aparato del partido, y los dos eran ya veteranos cuando se convirtieron en cabeza de cartel. Eso a Almunia lo lastró mucho. ¿Rubalcaba presenta el mismo perfil o estoy diciendo una tontería?

-De tontería, nada. Es el mismo perfil. Pero no hay que cerrarse en un solo perfil. Todos los candidatos son muy poliédricos y todas las campañas son muy poliédricas. Hay muchas distintas variables. Está claro que los casos de Almunia y Rubalcaba son muy parecidos, pero el electorado, ante dos opciones muy parecidas, puede actuar de forma muy diferente.

Tres reputados expertos (el veterano consultor José Luis Sanchís; el profesor de Ciencias Políticas y Sociología, Marcial Romero; y el psiquiatra Enrique González Duro, especialista en biografías de líderes políticos) han radiografiado el ‘cara a cara’ de esta noche entre Mariano Rajoy y Alfredo Pérez Rubalcaba. Los temas, la preparación, su influencia en el electorado, las ideas… Pese al escepticismo, cada elección es un mundo. Y Sanchís recuerda una intervención de Adolfo Suárez en televisión en 1979: “Yo he visto mover un millón de votos en una noche. Yo estaba allí.”