JMJ: Rubalcaba, cada vez más 'indignado', se aleja de la postura del Gobierno

El equipo de campaña del candidato socialista al 20-N se ha movilizado en las redes sociales para marcar las distancias con respecto a la postura del Gobierno ante la JMJ y, en especial, en los incidentes de los 'laicos' con los peregrinos durante la marcha 'antipapa'. Una estrategia acorde con la 'desaparición' de Alfredo Pérez Rubalcaba, que lleva tiempo cautivando el voto 'indignado', de los actos junto a Benedicto XVI.

La jefa del equipo electoral socialista, Elena Valenciano, ha repartido culpas y acusa también a los jóvenes católicos de “provocar”, al tiempo que les pide públicamente contención. Unas manifestaciones que contrastan con las oficiales de los ministros José Blanco y Ramón Jáuregui justificando la carga policial y las detenciones, “porque en democracia hay reglas”.

Valenciano, el día de la manifestación 'antipapa' en Sol, ponía un mensaje en twitter: “No estoy en Madrid, pero creo que hay mucha gente en la mani…”, y un día después, en respuesta a un seguidor que le aseguraba que los incidentes los habían provocado los peregrinos, preguntaba: “Me dicen que había banderas nazis. Es verdad??”.

Lo cierto es que Rubalcaba y su equipo son conscientes de que la única forma de evitar una debacle electoral el 20-N es cultivando el voto de los “indignados”, que llevan tiempo movilizándose contra la visita de Benedicto XVI y culpando al “Estado y al Gobierno” de financiar “con dinero público” la JMJ. Por ello, no es de extrañar el interés en desmarcarse de la postura oficial.

Una estrategia que se ha acentuado con los incidentes en Sol. Mientras el Gobierno respalda la actuación de la Policía y las detenciones de los 'indignados', el equipo de Rubalcaba marca distancias y reparte culpas. Los grupos Democracia Real Ya, Movimiento 15-M o Tomalacalle multiplican sus diatribas estos días contra el Gobierno y, en especial, contra el sucesor del candidato socialista al frente de Interior, Antonio Camacho, a quien acusan de “represor” y de ordenar cargar sólo contra los “indignados”. No extraña pues que uno de los cánticos que se oían ante las cargas policiales fuera “¡Con Rubalcaba, eso no pasaba!”.

Pero las distancias también las ha marcado el propio candidato con la visita del Pontífice. Mientras el Gobierno, con su presidente a la cabeza y tres ministros (Trinidad Jiménez, Francisco Caamaño y Ramón Jáuregui), y el presidente del Congreso, José Bono, acudían a cumplimentar a Benedicto XVI en Barajas, Rubalcaba ponía tierra de por medio y programaba a la misma hora un encuentro con jóvenes estudiantes en Vigo. Cita en la que, por cierto, insistía en proponer algunas medidas recogidas del ideario del 15-M.

Valenciano asegura que el candidato no tiene ningún puesto institucional para tener que recibir al Pontífice, que su asistencia era lo de menos y que ya estuvo, en 2010, en la anterior visita cuando sí formaba parte del Gobierno. Pero nadie se hubiera llevado las manos a la cabeza si Rubalcaba hubiera asistido, como nadie lo ha hecho porque acudiera el mismísimo líder de los socialistas de Madrid, Tomás Gómez, que había criticado los gastos de la JMJ y pedido al Gobierno “un poquito de mesura”.