Rajoy sólo hará recortes 'cosméticos' para no movilizar al electorado de izquierdas

Más de 10 puntos de ventaja sobre el PSOE parece una distancia imposible de recortar en apenas nueve meses, especialmente en un escenario económico tan desalentador en el que no se atisba el final de la crisis. Pero Mariano Rajoy no se fía; ni de las encuestas ni de Alfredo Pérez Rubalcaba, su rival en 2012. De ahí que el líder del PP, pese a haber anunciado un plan de austeridad en todas las comunidades autónomas gobernadas por su partido, no recortará el gasto social -al menos hasta que llegue a La Moncloa- para no dar munición a los socialistas, que este fin de semana ya le han acusado de querer "podar" el Estado de Bienestar.

Rajoy dijo el viernes en Sitges (Barcelona), durante una reunión con empresarios, que España "tendrá el Estado de Bienestar que podamos permitirnos", y expresó su preocupación por la caída en la recaudación de impuestos: "Si se crea empleo se pagarán más impuestos y podremos tener Estado de Bienestar", admitió el popular, supeditando el mantenimiento de este último en sus niveles actuales a la reactivación de la economía. Sus palabras fueron cazadas al vuelo por Rubalcaba, que al día siguiente le reprochó su supuesta intención oculta de recortar prestaciones sociales si alcanza el poder. "La conclusión es evidente", señaló el candidato socialista. "El podamos se refiere a podar. Lo que está aunciando Rajoy es lo que está anunciando".

Tal vez Rubalcaba tenga razón. Pero, si hay poda, no será antes de las elecciones generales, según reconocen en el PP. Rajoy ha marcado a todos los barones de su partido con poder autonómico dos líneas rojas que no podrán cruzar con anterioridad a esa fecha para evitar poner en peligro su camino hacia La Moncloa: sanidad y educación. Sí habrá recortes en otras partidas, pero la mayoría serán meramente cosméticos y de cara a la galería, como la reducción de consejerías y altos cargos o el control del gasto en teléfonos móviles y coches oficiales.

Otra circunstancia bien distinta es que, para no rebasar el techo de déficit que el Gobierno ha impuesto a las comunidades autónomas, los Ejecutivos regionales en manos del PP se vean forzados a aplicar planes de ajuste que supongan el despido de cientos o incluso miles de trabajadores de empresas públicas, incluidas muchas televisiones autonómicas. Pero ese escenario preocupa menos a los populares. Primero porque esas medidas deberán extenderse a todas las autonomías, incluidas las que controla el PSOE. Y en segundo lugar porque este tipo de recortes, lejos de provocar rechazo social, sería bien visto por una amplia mayoría de la sociedad y, según calcula el PP, no provocaría una movilización a gran escala del electorado de izquierdas.

Menos altos cargos