La presión obliga a PSOE y UPyD a cambiar el voto sobre los vuelos de los eurodiputados

Otra vez los privilegios salpican a Bruselas. PSOE y UPyD han anunciado que cambiarán finalmente el sentido de su voto sobre la regulación de los vuelos de los eurodiputados tras la airada reacción popular que su comportamiento ha provocado en las redes sociales. La cámara tumbó ayer de forma abrumadora y con la anuencia de la mayor parte de los parlamentarios españoles la enmienda de Miguel Porta (IU) sobre el uso de la clase turista en vez de otras superiores en los desplazamientos de sus señorías. Mal y tarde, los socialistas y UPyD anuncian ahora que cambiarán su voto.

El cambio de postura es posible porque los eurodiputados tienen cierto margen para modificar el sentido de su voto y porque el debate sobre el control presupuestario tendrá su votación final en mayo. Además, los eurodiputados tienen cierto margen para modificar su voto. Todo después de que solo un reducido número de eurodiputados españoles hayan apoyado el recorte de privilegios como no acumular dietas, congelar los salarios en 2012 o la referida a los vuelos en tarifas económicas. Solo la eurodiputada del PP, Rosa Estaras, y los representantes de ERC, ICV y Ramón Tremosa, de CIU, votaron a favor. 

El PSOE rectificó ayer por la noche la postura de sus 18 eurodiputados, incluido su jefe de filas, Juan Fernando López Aguilar. En su cuenta de Twitter, la secretaria de Política Internacional y Cooperación y portavoz del Comité Electoral del PSOE, Elena Valenciano, explicó que el error se debió a que la enmienda "estaba mal planteada, en el contexto de un informe no vinculante", referente a los presupuestos del Parlamento Europeo, y ha concretado que los eurodiputados socialistas deberían haberse abstenido.

El ministro de Fomento, José Blanco, ha asegurado, sin embargo, que pidió el miércoles a Valenciano que trasladara a los eurodiputados socialistas que la dirección del partido no estaba de acuerdo con esa iniciativa ya que, a su juicio, "no tiene sentido" que los eurodiputados vuelen en primera clase cuando los ministros, "en territorio nacional", viajan siempre en clase turista.

Además, el PSOE ha reiterado en Twitter que se ratifica en su voluntad "de revisar viajes y retribuciones, de acuerdo a los tiempos y procedimientos para estos casos".  Asimismo, desde el partido liderado por Rosa Díez se ha censurado igualmente la actitud del eurodiputado de UPyD Sosa Wagner por apoyar esta medida y ha anunciado que este jueves se darán explicaciones al respecto a través de un comunicado. "UPyD está en contra de los privilegios, hemos actuado en este sentido tema en las pensiones de los diputados españoles, por ejemplo", ha señalado el partido en su cuenta de Twitter.

 "Si Paco Sosa se ha equivocado le pediremos cambio de voto; pero antes escucharemos sus razones sin prejuicios. Es lo justo", ha reiterado uno de los fundadores del partido y responsable de Programa y Acción Política del Consejo de Dirección del partido, Carlos Martínez Gorriarán.

Vieja polémica

Los viajes de ida y vuelta en avión han sido uno de los pecados capitales de sus señorías, pues muchos de ellos han logrado pingues beneficios ingresando, en algunos casos, hasta el triple de lo gastado en su desplazamiento. 

Sus señorías viven, en su mayoría, en sus países de origen, y el Parlamento les recompensa muy generosamente con una cantidad fija equivalente al viaje Bruselas o Estrasburgo en tarifa business. Se usa la tarifa más cara porque se intenta hacer lo más cómodo y en las mejores condiciones el viaje de aquellos parlamentarios que viven más lejos. Y no sería justo, según el Europarlamento, pagar a unos una tarifa y a otros otra. 

Pero la Eurocámara nunca ha revisado con qué tipo de tarifa volaban finalmente sus miembros. Hace años, ni siquiera hacía falta presentar un justificante de que se había viajado en avión o bastaba con mostrar, simplemente, una tarjeta de embarque. En el caso de los diputados españoles, cada uno recibe 1.928 por cada viaje de ida y vuelta. Basta, simplemente, con echar un simple vistazo a las ofertas de Iberia y de otras compañías aéreas para comprobar que se puede volar por mucho menos dinero, incluso a precios low cost.“Lo normal es que uno pueda embolsarse al menos 1.500 euros por viaje a la semana”, reconocía en privado un eurodiputado. 

El Parlamento también paga un generoso kilometraje en función de la distancia recorrida o lo lejos que viva cada parlamentario. Eso ha dado lugar a otras triquiñuelas como la que protagonizó en 1996 el popular Antonio González Trevijano al solicitar un cambio de domicilio a Canarias para duplicar así sus ingresos. Además, y por si todo esto no fuera poco, los eurodiputados reciben hasta 3.754 euros anuales adicionales para que impartan, por ejemplo, conferencias en distintas partes del mundo.

El nuevo Estatuto del Diputado ha puesto también fin a estas prácticas que rayan la corruptela y que han sido el pan de cada día de los eurodiputados. En adelante, “solo se abonará el gasto real efectuado en cada viaje”.