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Un sector del PSOE se suma a Botín y pide a Zapatero que retrase la sucesión a 2012
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LAS REFORMAS ATAN AL PRESIDENTE A LA MONCLOA

Un sector del PSOE se suma a Botín y pide a Zapatero que retrase la sucesión a 2012

Las obligaciones del palacio de La Moncloa se han impuesto a las necesidades de la calle Ferraz.  Los numerosos frentes políticos que José Luis Rodríguez Zapatero

Foto: Un sector del PSOE se suma a Botín y pide a Zapatero que retrase la sucesión a 2012
Un sector del PSOE se suma a Botín y pide a Zapatero que retrase la sucesión a 2012

Las obligaciones del palacio de La Moncloa se han impuesto a las necesidades de la calle Ferraz.  Los numerosos frentes políticos que José Luis Rodríguez Zapatero debe atender como presidente del Gobierno limitan cualquier maniobra en clave sucesoria, y pese a que los rumores sobre un desenlace inminente habían obligado a tomar posiciones a los cuadros del partido, cada vez más socialistas apuntan a enero como la fecha idónea para iniciar la batalla interna. 

La agenda de Zapatero no ha tenido respiro en las últimas semanas. Se ha sumado con entusiasmo a la intervención en Libia, ha acudido con nuevas medidas al Consejo Europeo y se ha reunido con 41 grandes empresarios y banqueros. Mientras, las reformas económicas y sus compromisos legislativos para este semestre siguen pendientes de completarse, y este martes entran en vigor los decretos de convocatoria de elecciones para el 22-M. Es decir, se trata del peor escenario posible para que el presidente de un paso atrás y autorice el inicio de las hostilidades en el PSOE.

“Con un país en la península ibérica sin presidente ya es suficiente”, ironizó un diputado socialista sobre la crisis en Portugal y la posibilidad de que Zapatero se convierta definitivamente en lo que los estadounidenses tildan de “pato cojo”. La opinión de que el líder del PSOE debe seguir ejerciendo como presidente con toda la autoridad se ha extendido en torno a José Antonio Alonso y el núcleo de responsables del Grupo Parlamentario Socialista. A ellos les toca sacar adelante en última instancia los proyectos del Ejecutivo, así como defender sus políticas, y no quieren quedar a la deriva con un jefe del Gobierno en funciones. 

Para los menos impacientes en el PSOE, Zapatero debería completar su lista de reformas, aprovechar el actual respaldo parlamentario de los grupos nacionalistas para aprobar los Presupuestos Generales de 2012 y, en enero, al mismo tiempo que convoca las elecciones, anunciar su retirada. Se abriría así un proceso de primarias corto del que debería emerger un candidato con suficiente notoriedad como para disputarle en marzo las elecciones a Mariano Rajoy. Tanto Alfredo Pérez Rubalcaba como Carme Chacón son suficientemente populares como para protagonizar una campaña al sprint, según apuntaron fuentes socialistas. 

Por si hubiera alguna duda de que el próximo fin de semana no es el adecuado para que el líder socialista anunciara su renuncia a ser candidato, Emilio Botín le reclamó que agotara la legislatura y no se distrajera en el debate sucesorio. De otro modo, es probable que no pueda desplegar las medidas económicas pendientes: una regla de gasto que garantice la estabilidad presupuestaria, la negociación colectiva, el afloramiento de la actividad sumergida, el programa de becas y prácticas par jóvenes o la comisión para mejorar la competitividad

Retraso en la agenda legislativa del Gobierno

Zapatero debe sacar adelante también el “programa legislativo prioritario” que Rubalcaba anunció el pasado noviembre como el compromiso del remodelado Consejo de Ministros. Un conjunto de 26 leyes, la mayoría por aprobar. Según el calendario previsto, este mes se han visto postergadas la ley de gobierno local y la de cuidados paliativos y muerte digna. La primera está a la espera de que pasen las elecciones municipales y, la segunda, a que se dé el tiempo político más oportuno. 

Antes de junio, el Ejecutivo debe remitir otras normas tan diversas como de eficiencia energética y energías renovables, del mecenazgo, del fondo de capitalización para trabajadores, del uso de lenguas cooficiales o de la universalización de la cobertura sanitaria. Asimismo, el Gobierno deberá revisar la seguridad de las centrales nucleares, mantener la confianza de los mercados internacionales, lidiar con la estrategia de ETA y Sortu, o gestionar la participación de España en la guerra libia. 

Y, todo ello, con una competida campaña electoral distribuida por todos los municipios y buena parte de las comunidades autónomas, que ralentizará el trabajo parlamentario y absorberá todas las energías de las fuerzas políticas hasta el próximo 22 de mayo. Este es el escenario en el que Zapatero deberá seguir  administrando los tiempos de su sucesión.

Las obligaciones del palacio de La Moncloa se han impuesto a las necesidades de la calle Ferraz.  Los numerosos frentes políticos que José Luis Rodríguez Zapatero debe atender como presidente del Gobierno limitan cualquier maniobra en clave sucesoria, y pese a que los rumores sobre un desenlace inminente habían obligado a tomar posiciones a los cuadros del partido, cada vez más socialistas apuntan a enero como la fecha idónea para iniciar la batalla interna. 

Emilio Botín