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Bono, 'el conspirador': se reúne a solas con Rubalcaba y el polémico constructor Santamaría
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EN EL CONGRESO Y EL RESTAURANTE DE LUJO HORCHER

Bono, 'el conspirador': se reúne a solas con Rubalcaba y el polémico constructor Santamaría

José Bono abandonó a media mañana de ayer el Pleno del Congreso para reunirse a solas en su despacho oficial, durante casi una hora, con Alfredo Pérez Rubalcaba, su

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Bono, 'el conspirador': se reúne a solas con Rubalcaba y el polémico constructor Santamaría

José Bono abandonó a media mañana de ayer el Pleno del Congreso para reunirse a solas en su despacho oficial, durante casi una hora, con Alfredo Pérez Rubalcaba, su posible rival en la carrera sucesoria del PSOE si José Luis Rodríguez Zapatero anuncia su retirada. Poco después, a mediodía, el presidente del Congreso acudió al lujoso restaurante madrileño Horcher: allí le esperaba el polémico constructor Rafael Santamaría, dueño de Reyal Urbis, con el que mantiene una amistad bajo sospecha por los supuestos favores que ambos han intercambiado.

Nadie sabe con certeza de qué hablaron Pérez Rubalcaba y "el gran conspirador" -así se refiere a Bono un veterano diputado socialista muy crítico con el ex presidente castellanomanchego- durante su largo encuentro fuera de agenda. Pero resulta impensable que no hicieran cábalas sobre el debate recurrente desde hace muchas semanas en las filas socialistas: la sucesión de Zapatero si éste anuncia finalmente que no encabezará la candidatuta del PSOE en 2012.

La noticia de que ambos, en plena sesión parlamentaria, estaban reunidos en el despacho del presidente del Congreso se extendió rápidamente, como una nube tóxica, entre los periodistas que a esas horas se encontraban en los aledaños del hemiciclo. Cuando se despidieron, el vicepresidente primero del Gobierno se esfumó discretamente; pero Bono, siempre ávido de protagonismo, se dejó querer otra vez por cámaras y micrófonos... para no decir absolutamente nada.

Cuando los informadores le preguntaron insistentemente -en una ceremonia cansina por ya sabida- si había abordado con Rubalcaba el debate sucesorio, el presidente del Congreso volvió a representar su papel en el sainete: se fue por las ramas. Dijo, sin venir a cuento -y a nadie pareció interesarle-, que el PSOE tiene "sed y ganas de victoria", y que en su partido todos son "necesarios" pero "nadie es imprescindible". Un guión casi idéntico al de sus dos recientes y no programados encuentros a solas con Zapatero, también en el Congreso, que dieron lugar -con gran regocijo de Bono- a todo tipo de especulaciones.

Comida en Horcher

Acabada la sesión plenaria en la Carrera de San Jerónimo, y ya sin testigos de por medio, Bono se desplazó en su coche oficial al restaurante Horcher, uno de los más caros de Madrid. El ex ministro de Defensa llegó al local, situado a escasos metros de la Puerta de Alcalá, para compartir mesa y mantel con Santamaría. A algunos de los comensales que se encontraban en ese momento en Horcher les llamó la atención la presencia del político socialista en el exclusivo restaurante junto al presidente de Reyal Urbis, una inmobiliaria que estuvo al borde de la quiebra hasta hace sólo unos meses.

De hecho, la salvó Emilio Botín, que lideró la refinanciación de la compañía al permitirle no pagar hasta finales de 2016 los 4.500 millones de euros que adeuda. El presidente del Banco Santander convenció al resto de entidades financieras porque el máximo acreedor de Reyal Urbis era Banesto, participado en un 90% por el grupo cantabro. Pero esas pérdidas históricas no han impedido que los tres consejeros ejecutivos de la constructora se embolsaran en el último ejercicio una retribución de 3,38 millones de euros

Bono y Santamaría nunca han ocultado su estrecha relación, sobre todo en los días de vino y rosas para ambos, cuando político y constructor se agasajaban con regalos y favores. Pero a algunos clientes de Horcher les causó ayer cierta sorpresa que se dejaran ver en público ahora que uno y otro están en el ojo del huracán. El presidente del Congreso acumula varias querellas por presunto cohecho -algunas ya rechazadas por el Tribunal Supremo, otras todavía vivas- a raíz de las muchas dádivas recibidas de Santamaría, desde caballos para su hípica de Toledo a la decoración de sus viviendas de Salobre (Albacete) y Olías del Rey (Toledo), pasando por una muy ventajosa -para Bono- permuta de pisos.    

No es la primera vez, ni mucho menos, que Bono y Santamaría se sientan juntos a la mesa. Como publicó El Confidencial el pasado 29 de junio, los dos almorzaron en la terraza del Hotel Guadalmina Spa & Golf Resort, al lado de Marbella, uno de los mejores establecimientos de la Costa del Sol. Lo hicieron en pleno debate sobre los bienes inmobiliarios adquiridos por el socialista y su familia desde 2004 y su rápido enriquecimiento patrimonial. Santamaría fue uno de los constructores más importantes de Castilla-La Mancha en los tiempos en que Bono ocupaba la presidencia de la comunidad autónoma. 

José Bono abandonó a media mañana de ayer el Pleno del Congreso para reunirse a solas en su despacho oficial, durante casi una hora, con Alfredo Pérez Rubalcaba, su posible rival en la carrera sucesoria del PSOE si José Luis Rodríguez Zapatero anuncia su retirada. Poco después, a mediodía, el presidente del Congreso acudió al lujoso restaurante madrileño Horcher: allí le esperaba el polémico constructor Rafael Santamaría, dueño de Reyal Urbis, con el que mantiene una amistad bajo sospecha por los supuestos favores que ambos han intercambiado.

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