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Los sindicatos de prensa apoyan la huelga, pero el 29-S habrá diarios
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LOS PROFESIONALES DE LA INFORMACIÓN SECUNDARÁN LA PROTESTA

Los sindicatos de prensa apoyan la huelga, pero el 29-S habrá diarios

El colectivo de periodistas tiene razones para ir a la huelga general del próximo miércoles. Los dos últimos años 4.000 informadores han perdido su empleo víctimas de

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Los sindicatos de prensa apoyan la huelga, pero el 29-S habrá diarios

El colectivo de periodistas tiene razones para ir a la huelga general del próximo miércoles. Los dos últimos años 4.000 informadores han perdido su empleo víctimas de una crisis económica y publicitaria que ha lastrado de forma drástica las cuentas de los grandes diarios. Dejar a un país con la televisión en negro o sin prensa en los quioscos sería un gran golpe de efecto por parte de los sindicatos. Una realidad que, en pleno siglo XXI, se antoja como una misión imposible. Los periodistas irán a la huelga, sí, pero el periódico en su versión más light, hecho con servicios mínimos, seguirá saliendo como si tal cosa.

Así sucedió en la última gran huelga general, el famoso 20-J de 2002 con José María Aznar como presidente del Gobierno. La imagen del entonces ministro portavoz, Pío Cabanillas, paseando a primera hora de la mañana con todos los periódicos en la mano se quiso utilizar por parte del Gobierno como un síntoma de que la protesta general había fracasado. Poco importaba que la prensa de aquel día se hubiera hecho, como en el caso de El Mundo, con un puñado de redactores. O que los propios antidisturbios tuvieran que custodiar los furgones del reparto para garantizar que el diario de Pedro J. Ramírez llegaba a los quioscos. De poco sirvieron entonces la oposición total de los piquetes informativos de las diferentes redacciones. Y es que, en efecto, los avances de la tecnología y los teletipos de agencia permiten, a día de hoy, que un equipo mínimo saque adelante unas cuantas páginas de información.

Los sindicatos de periodistas y los comités de empresa de la mayor parte de las compañías editoras han dado su apoyo a la convocatoria de la huelga. Los representantes sindicales de Prisa, Vocento, Unidad Editorial, Prensa Ibérica y Grupo Zeta han manifestado su adhesión a la protesta y animarán a todos sus compañeros a que hagan un parón total de 24 horas mañana martes. Aunque nadie sabe predecir el seguimiento final de los paros. En los últimos días se han sucedido las asambleas informativas en las diferentes redacciones para concienciar al colectivo de la situación crítica de un sector agobiado por los ERES, las precarias condiciones laborales, los contratos en prácticas y el abuso de becarios.

Las empresas públicas, en servicios mínimos

Los que tienen que garantizar unos servicios mínimos son los medios de comunicación públicos, que se adentran a la semana huelguista sin haber pactado cómo funcionará la entidad el miércoles. En la agencia Efe no se ha pactado ningún servicio mínimo por pura tradición, porque “nunca se ha hecho”, explican. Las dos huelgas celebradas recientemente parece que son las culpables de que no todo el mundo haya dado el sí a la protesta del 29 de septiembre. RTVE tampoco ha llegado a ningún consenso en cuanto a mínimos.

¿Será un éxito o un auténtico fracaso? Los sindicatos de periodistas no se atreven a adelantar el titular del gremio. Sí que recuerdan la situación en la que quedará cualquier periodista que sea despedido a partir de la reforma laboral: “Si antes se iban con 45 días por año trabajado, con que el medio justifique pérdida de ganancias despedirá a un empleado pagándole 20 días por indemnización. Así que ellos sabrán si tienen o no razones para secundar esta huelga”.

El colectivo de periodistas tiene razones para ir a la huelga general del próximo miércoles. Los dos últimos años 4.000 informadores han perdido su empleo víctimas de una crisis económica y publicitaria que ha lastrado de forma drástica las cuentas de los grandes diarios. Dejar a un país con la televisión en negro o sin prensa en los quioscos sería un gran golpe de efecto por parte de los sindicatos. Una realidad que, en pleno siglo XXI, se antoja como una misión imposible. Los periodistas irán a la huelga, sí, pero el periódico en su versión más light, hecho con servicios mínimos, seguirá saliendo como si tal cosa.

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