Internet se convierte en el “campo de entrenamiento” del terrorismo islamista

Cada grupo terrorista actúa de una manera diferente. Tienen un objetivo común, obtener algo a través del terror y la violencia, pero los métodos distan mucho entre sí. El terrorismo internacional yihadista posee algunas peculiaridades en cuanto a su gestación, estructura y funcionamiento, que le alejan de los grupos terroristas tradicionales y que dificultan su detección.

Una de las piezas claves para el desarrollo de este tipo de terrorismo es Internet. Es un auténtico “campo de entrenamiento virtual” de las células vinculadas a Al Qaeda. Utilizan este medio  para llevar a cabo la captación o el adoctrinamiento.

A diferencia de otros grupos terroristas como puede ser ETA, con una estructura claramente jerarquizada dividida en comandos, el terrorismo islamista está organizado a través de células autónomas locales que actúan en cada país respondiendo a la inspiración fundamentalista radical. A través de diferentes medios de comunicación, fundamentalmente Internet y televisión, Al Qaeda y otros movimientos radicales transmiten sus ideas.

La Fiscalía General del Estado, en su última Memoria de 2009, muestra su preocupación en la especial complicación que supone la detección de este tipo de terrorismo porque cada célula desarrolla de forma “autónoma e independiente” actos de captación, reclutamiento, adoctrinamiento y adiestramiento de individuos para la yihad.

Caldo de cultivo terrorista

Es ahí cuando empieza el imprescindible papel de Internet, desde donde se transmiten mensajes y vídeos de contenido yihadista, como los relativos a campos de entrenamiento, ejecuciones de infieles, fabricación y utilización de armas y explosivos, preparación para el suicidio o el adoctrinamiento en el fundamentalismo radical. “Constituye un auténtico caldo de cultivo de la actividad terrorista y genera un riesgo potencial en orden a promover o facilitar de manera abstracta la comisión de atentados”, sentencia el Ministerio Público.

Un claro ejemplo de estas afirmaciones fue la preparación de los atentados del 11-M en Madrid. Según la propia sentencia de la Audiencia Nacional y corroborada por el Tribunal Supremo, los autores de la masacre utilizaron una serie de páginas web como “Global Islamic Media” donde se apuntaba a España como uno de los objetivos a atacar y donde aprendieron a montar los artefactos explosivos que luego colocarían en los trenes.

Internet, sostiene el organismo dirigido por Cándido Conde-Pumpido, actúa como uno de los “principales impulsores” de los procesos de radicalización y reclutamiento y sirve como fuente de información sobre medios y métodos terroristas.  “Es un auténtico campo de entrenamiento virtual que contribuye a desarrollar una base más sólida y extensa de activistas y partidarios del terrorismo”, destaca.

Perseguir ideas

El problema para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, fiscales y jueces a la hora de capturar a este tipo de terroristas es que, como ya ha sentenciado el Tribunal Supremo en alguna otra ocasión, la expresión ideológica no puede ser objeto de reproche penal. Por tanto, lanzar sus ideas radicales a través de Internet no sería delito.

La Fiscalía General está trabajando para conseguir que los tribunales reconozcan la necesidad de hacer una labor de prevención que empieza por detener a aquellos que captan y adoctrinan, es decir forman futuros terroristas que acabarán atentando. Esta labor puede ser calificada de integración o colaboración con organización terrorista sin necesidad de que se cometan atentados.

El Ministerio Público lanza una crítica al Alto Tribunal que ha dejado absueltos en varias ocasiones a miembros de  células formadas en España porque no llegaron a atentar. Es cierto que no se puede condenar ideas, pero la Fiscalía pretende que se equipare con ETA y se condene no sólo a quienes preparan y cometen atentados sino a todo el entramado de cobertura y apoyo, como puede ser Ekin, Gestoras Pro Amnistía, Jarrai, Haika o Segi, todos ellos considerados tentáculos y por tanto parte fundamental de la banda terrorista. “La ausencia de atentados relativiza la gravedad de la amenaza y devalúa la necesidad de articular una respuesta integral frente a este fenómeno terrorista internacional, a diferencia de lo que sucede con el terrorismo interno”, concluye.