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De la Vega recuerda al PP que Somalia no es Iraq para justificar que los piratas huyeran
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TODOS LOS PARTIDOS CENSURAN A LA VICEPRESIDENTA

De la Vega recuerda al PP que Somalia no es Iraq para justificar que los piratas huyeran

María Teresa Fernández de la Vega fue incapaz de despejar ayer en el Congreso las dudas que ha generado su gestión de la crisis del ‘Alakrana’.

Foto: De la Vega recuerda al PP que Somalia no es Iraq para justificar que los piratas huyeran
De la Vega recuerda al PP que Somalia no es Iraq para justificar que los piratas huyeran

María Teresa Fernández de la Vega fue incapaz de despejar ayer en el Congreso las dudas que ha generado su gestión de la crisis del ‘Alakrana’. La vicepresidenta se aferró al final feliz del secuestro para reivindicar su actuación, e incluso recurrió a la guerra de Iraq para zafarse de las críticas del PP. Pero no convenció a ninguno de los grupos políticos, que censuraron la descoordinación y las contradicciones del Gobierno, y que se marcharon del hemiciclo con las mismas cuestiones pendientes con que habían entrado.

Asuntos esenciales como el pago del rescate, el episodio del supuesto desembarco de tres marineros, la persecución de los piratas o la orden de traer a España a los dos somalíes detenidos no fueron objeto de ninguna aclaración por parte de De la Vega, pese a la insistencia de todos los grupos parlamentarios. La vicepresidenta evitó cualquier autocrítica, pero dedicó un buen número de reproches al PP, al que acusó de intentar lograr réditos electorales con el secuestro.

De la Vega sufrió en su duro enfrentamiento con Soraya Sáenz de Santamaría, quien le espetó que “no hay forma más clara de asumir la incompetencia que no dar ni una sola explicación y arremeter únicamente contra la oposición”. En su réplica, la vicepresidenta acabó recordando a la portavoz popular el papel del Gobierno de José María Aznar en la guerra de Iraq. Un último recurso dialéctico al que tuvo que recurrir para justificar que todos los piratas huyeran con el botín de más de 2,5 millones de euros.

 “¿Querían que se violaran las leyes internacionales, que se invadiera un país?”, retó De la Vega a la bancada del PP, para defender que el Ejecutivo respetó la legalidad en Somalia, a diferencia de lo que sucedió en Iraq. Además, indicó que no se podía “disparar indiscriminadamente” una vez que los piratas alcanzaron la playa y se mezclaron con los habitantes de la zona. “Se han cumplido las reglas de enfrentamiento”, aseveró.

Pero Iraq no fue el único asunto que desempolvó para arremeter contra el PP. También se refirió al secuestro de dos ciudadanos españoles en Georgia en el año 2000, cuando Mariano Rajoy formaba parte del Ejecutivo. Con esta excusa, De la Vega recriminó al líder popular que hubiera asegurado en relación con la captura del ‘Alakrana’ que “a otros no les pasan estas cosas”. Entonces, según la vicepresidenta, los socialistas no reprobaron la gestión del Gobierno. “Es la diferencia entre ustedes y nosotros”, sentenció.

Pago del rescate: “No digo ni que sí, ni que no”

Pese a las desavenencias y filtraciones que marcaron la gestión de la crisis, la vicepresidenta se negó a reconocer que hubiera “imprevisión”, “fisuras” o “descoordinación” en el gabinete de crisis. Así, insistió en que sólo conoció el apresamiento de los dos piratas cuando ya se había producido, y que dio la orden personalmente a Justicia para que entrara en juego la Audiencia Nacional porque así lo obligan las normas de la Operación Atalanta.

Tampoco consideró ningún error que Carme Chacón admitiera la noticia falsa de que tres marineros habían sido trasladados a tierra (“sabemos exactamente dónde están y están bien”), y que Miguel Ángel Moratinos anunciara a los medios que habían regresado al barco. “El Gobierno supo en todo momento donde estaba la tripulación y en todo momento”, aseguró De la Vega, quien desveló que se optó por seguir el juego a los piratas para que no tomaran represalias con los marineros. Una versión que también sostuvo ayer el patrón del pesquero, Ricardo Blach.

El momento más extravagantes del debate parlamentario lo protagonizó el portavoz socialista, José Antonio Alonso, que se enredó en los habituales vericuetos lingüísticos que el Gobierno emplea para no reconocer que es pagó por la liberación del atunero. “Yo no sé si se pagó o no rescate en este caso. No digo ni que sí, ni que no”, expresó, para continuar: “Las reglas del Estado de derecho en un conflicto así determinan que en caso de colisión de bienes, prevalece la vida humana”.

La vicepresidenta no quiso dar detalles del rescate “por motivos de seguridad”, y reiteró que se ha cumplido la ley de manera “escrupulosa”. Sin embargo, Sáenz de Santamaría aseguró que “legalidad y rescate son dos ideas irreconciliables”, y manifestó que “el rescate de hoy alienta el secuestro de mañana”. “Sólo tomando decisiones podemos evitar otro drama humano y un nuevo bochorno nacional en las aguas del Índico”, concluyo la portavoz popular.

Críticas de todos los grupos

El resto de grupos parlamentarios coincidieron en criticar la descoordinación del Gobierno, y lamentaron que De la Vega no hubiera despejado las principales dudas en torno al secuestro. El portavoz del PNV, Josu Erkoreka, describió la gestión de los distintos ministros como un "penoso espectáculo de improvisación, descoordinación y falta de reflejos". Asimismo, puso en duda que el Gobierno se mostrara cercano a los familiares de los marinos, cuando alguno de ellos ha llegado a calificar de "asquerosa" su actuación.

Gaspar Llamazares (IU) fue el portavoz más amable con De la Vega, ya que achacó al “rencor” el enfrentamiento entre PP y Gobierno. No obstante, también pidió al Ejecutivo que practique la autocrítica en lugar del “cierre de filas” que ayer mostraron la vicepresidenta y el Grupo Socialista.

María Teresa Fernández de la Vega fue incapaz de despejar ayer en el Congreso las dudas que ha generado su gestión de la crisis del ‘Alakrana’. La vicepresidenta se aferró al final feliz del secuestro para reivindicar su actuación, e incluso recurrió a la guerra de Iraq para zafarse de las críticas del PP. Pero no convenció a ninguno de los grupos políticos, que censuraron la descoordinación y las contradicciones del Gobierno, y que se marcharon del hemiciclo con las mismas cuestiones pendientes con que habían entrado.

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