El azote de Chacón: “Es una persona seria, pero está bloqueada por los flashes”

Carme Chacón y la diputada popular Beatriz Rodríguez Salmones protagonizan, desde hace algunos meses, uno de los duelos dialécticos más intensos de las sesiones de control al Gobierno. Un ‘cara a cara’ a la altura de los que enfrenta a José Luis Rodríguez Zapatero con Mariano Rajoy, o a María Teresa Fernández de la Vega con Soraya Sáenz de Santamaría, y que anima las mañanas de los miércoles en el Congreso. Por ahora, la veterana portavoz de Defensa del PP se ha impuesto a la joven ministra socialista.

“Yo no me lo tomo como un duelo, mi obligación es controlar a la ministra, el problema es que ella se empecina y eso produce un choque”, señaló Rodríguez Salmones a El Confidencial. Lo cierto es que la tensión entre ambas políticas ha dañado la cuidada imagen de Chacón. De acuerdo con Rodríguez Salmones, la ministra está perdiendo apoyos en el PSOE, y diversos diputados socialistas se han acercado a la portavoz del PP para confesarle su rechazo al modo en que Chacón se está desenvolviendo.

“Es habitual que esto pase cuando alguien destaca para bien o para mal, como Chacón. Como se suele decir, los adversarios están en la oposición, pero los enemigos en tu propio partido”, ironizó Rodríguez Salmones.

No obstante, la dureza de las palabras que se cruzan estas dos políticas en el hemiciclo no se traslada a la relación personal. “Es una mujer seria, la aprecio y le deseo lo mejor en lo personal, pero está bloqueada por los flashes”, aseguró la portavoz popular, quien insistió en el “miedo escénico” que se ha apoderado de Chacón por su “exceso de exposición a las cámaras”. “Apenas ha dado ruedas de prensa, pero ha utilizado a los medios forzadamente para conseguir la foto deseada”, criticó Rodríguez Salmones.

¿Demasiada popularidad?

La capacidad de Chacón para alcanzar grandes cotas de popularidad a través del manejo de su imagen y el marketing político ha acabado, según Rodríguez Salmones, por desbordar a la ministra. “Para resolver asuntos como la Ley de la Carrera Militar o del CNI hay que tener la cabeza muy fría, y no dejar pasar los problemas como hace Chacón por culpa de su bloqueo”, aseguró la diputada  popular. Algunos de los errores de Chacón, como el conflicto diplomático que pudo provocar la videoconferencia con las tropas en Líbano, en las que se anunció que España había participado en una operación contra espías israelíes, se deben, según Rodríguez Salmones, a que prefiere “llamar a las televisiones a trabajar en los despachos”.  

Por otra parte, la controversia por las sospechas de que Alberto Saiz, director del CNI, utilizó recursos públicos para fines privados protagonizó el miércoles uno de los duelos más agrios entre ambas políticas.  “Creo que Chacón se arrepiente de lo que me dijo”, expresó Rodríguez Salmones, en referencia a las palabras de la ministra, que le aconsejó acudir a los tribunales, si tenía pruebas contra Saiz. “A mi usted no me manda a los tribunales, porque soy una diputada controlando a una ministra, y debe aclarar usted unos hechos. O afirma los hechos y cesa al responsable o desmiente los hechos”, le espetó la portavoz del PP a Chacón.

De la defensa del canon digital a ser el azote de Chacón

Rodríguez Salmones es una política de larga trayectoria que, antes de vérselas con Chacón, ya había llamado la atención de la opinión pública. Hace un mes se le escapó un “¡Qué hijos de puta!” ante un micrófono abierto para calificar a los socialistas por su video electoral. “No me arrepiento, pero no deberían haberlo grabado y emitido”, aseguró la portavoz del PP, diputada desde 1996, pero que, previamente, con los populares en la oposición, trabajó a la vera de Rodrigo Rato.

La actual portavoz de Defensa del PP protagonizó otra sonada polémica en diciembre de 2007,  cuando, siendo portavoz de cultura, defendió el canon digital en contra del criterio de su partido. Los populares hicieron de su oposición al canon que cobra la SGAE una de sus armas electorales, por lo que la voz disonante de Rodríguez Salmones provocó un gran revuelo. “Entonces me expliqué mal, era un momento electoral y una cuestión visceral”, reconoció la diputada.