Las Europeas dejan ‘tocado’ a Zapatero para afrontar los Presupuestos y el paro

La derrota electoral del PSOE por casi cuatro puntos amenaza con convertirse en un escollo de mucha mayor dimensión para José Luis Rodríguez Zapatero. Su tercer tropiezo importante en las urnas, tras las municipales de 2007 y los recientes comicios gallegos, acentúa su debilidad para afrontar con éxito sus retos más inmediatos: aprobar los próximos Presupuestos Generales y luchar contra el desempleo. Dos tareas para las que necesitará el apoyo, cada día más difícil de lograr, de la oposición.

Las consecuencias de los resultados electorales se trasladan este martes al Congreso de los Diputados, que recupera la actividad parlamentaria tras una semana de descanso. Zapatero y Mariano Rajoy vuelven a cruzarse en el hemiciclo, pero en unas circunstancias muy diferentes a las del debate sobre el estado de la Nación. El presidente del PP ha apuntalado su liderazgo en el seno de su partido, mientras que el jefe del Ejecutivo ha visto cómo continúan deteriorándose sus posibilidades de alcanzar cierta estabilidad parlamentaria.

Los socialistas tratarán de que el final de curso, apenas quedan tres semanas de actividad en el Congreso,  pase lo más desapercibido posible, pero a la vuelta del verano, el rompecabezas parlamentario puede convertirse en una suerte de moción de censura para Zapatero. La derrota en las Europeas ha incrementado las dudas sobre la capacidad del Gobierno para aprobar los próximos Presupuestos Generales. La crisis obligará a nuevos recortes, lo que dificultará que los partidos nacionalistas puedan sacar tajada a cambio de su respaldo.

Además, la reciente experiencia electoral ha demostrado que las urnas castigan a los grupos que se retratan con el Gobierno en época de crisis económica o de declive electoral. Una lección que puede decantar a ERC, IU-ICV y BNG hacia una oposición más rotunda. Por otra parte, la financiación autonómica sigue sin resolverse, y los partidos catalanes no respaldarán a Zapatero sin un acuerdo previo que cumpla con las expectativas del Estatut.

Zapatero tendrá enfrente también a un fortalecido PP, más dispuesto que nunca a llegar a acuerdos con CiU y PNV. Los nacionalistas catalanes tienen la vista puesta en recuperar el poder en las elecciones autonómicas de 2010, por lo que les conviene el desgaste de los socialistas, mientras que los jeltzales mantienen su acoso al PSOE tras su desalojo del Gobierno vasco.

Otoño caliente

Pero los Presupuestos Generales no son el único examen que espera a Zapatero en otoño. La reforma de la ley del aborto, que no ha funcionado bien electoralmente para el PSOE,  volverá a discutirse en sede parlamentaria, junto a otras normas de la agenda socialista como la de libertad religiosa. Zapatero deberá buscar apoyos también para una de sus últimas promesas estrella, la ley para una economía sostenible, que constituye su estrategia para salir de la crisis.

En este sentido, Zapatero tiene pendiente el diálogo social con empresarios y sindicatos, una negociación que se complicará previsiblemente cuando, tras la tregua del verano, el desempleo vuelva a aumentar de forma dramática. El presidente del Gobierno teme tener que decidir entre una reforma laboral que enfurezca a los sindicatos, o rechazar las propuestas de los empresarios mientras el desempleo hace mella en la sociedad.

A la espera de averiguar cuál es la verdadera capacidad de resistencia del Ejecutivo de Zapatero, el PP se ha lanzado a reclamar al presidente del Gobierno que presente una moción de confianza en el Congreso. La secretaria de organización socialista, Leire Pajín, respondió desafiante, retando a los populares a presentar una moción de censura. La diferencia estriba en que la primera parte del Gobierno, necesita sólo de mayoría simple para ganar la votación, y la oposición no ofrece un candidato alternativo.  Sin embargo, la moción de censura obligaría a Rajoy a presentarse como candidato a sustituir a Zapatero, pero requiere de mayoría absoluta. Algo que, por ahora, el Congreso no está dispuesto a conceder al PP.