Rajoy rechaza un pacto de Estado anticrisis con Zapatero: "Tendría que rectificar todo lo que ha hecho"

No habrá un gran pacto de Estado entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy para combatir la recesión. El líder del PP lo dejó ayer muy claro durante un desayuno de trabajo celebrado en El Confidencial: ni se fía del presidente del Gobierno ni comparte sus recetas anticrisis. "Tendría que rectificar todo lo que ha hecho", dijo Rajoy, que advirtió a su rival político de que, para hacer frente a la crisis, lo primero que debería hacer es reconocer la gravedad de la situación económica. "Es imposible generar confianza cuando no dices la verdad y, además, la gente sabe que mientes".

Zapatero tampoco ha mostrado el menor interés en impulsar un pacto de Estado con el PP, como se reclama desde distintos ámbitos económicos y sociales, que consideran que ese consenso entre las dos grandes fuerzas políticas trasladaría un mensaje de confianza a los ciudadanos. El pasado fin de semana, durante la clausura del congreso extraordinario del PSOE gallego, Zapatero rechazó ese pacto con el argumento de que el PP pretende abaratar el despido y recortar derechos sociales.

"El primer derecho social es el trabajo", le replicó ayer Rajoy, que censuró el principal enunciado de la hoja de ruta trazada por Zapatero para frenar la crisis: más gasto público. "Incrementar de forma desmesurada el déficit es una política suicida", advirtió Rajoy. "Lo que hace falta es un sistema bancario que genere confianza y conceda créditos; un plan de ayudas a las pequeñas y medianas empresas, que son las que crean empleo; austeridad en las cuentas públicas y menos genialidades, como la tontería de la rebaja fiscal de los 400 euros".

El líder del PP también despachó sin miramientos el fondo de 8.000 millones de euros creado por el Gobierno para financiar obras en los municipios, conocido como Plan E o plan Zapatero. "En vez de eso, lo que yo hubiera hecho es autorizar al ICO a abrir una línea de crédito a los ayuntamientos para que paguen las deudas a sus acreedores", señaló.

Defensa de Camps y Bárcenas

El líder del PP se mostró mucho menos locuaz sobre los casos de corrupción que salpican a su partido, pero defendió a los principales implicados -al menos a los más cercanos- y dijo estar convencido de que el llamado caso Gürtel no le pasará factura en las elecciones al Parlamento Europeo del próximo 7 de junio.

Para empezar, Rajoy echó balones fuera al recordar que "el PSOE tiene imputados a más de 80 alcaldes en toda España"; defendió con firmeza la "honradez e integridad" de Francisco Camps, aunque eludió responder a la pregunta de si el presidente de la Generalitat valenciana está amortizado políticamente por sus amistades peligrosas con algunos de los imputados en el caso Gürtel; expresó su respaldo a Luis Bárcenas, tras asegurar que el tesorero del PP le ha "enseñado todas sus declaraciones de la renta", y reconoció que el antecesor de éste, Álvaro Lapuerta, le advirtió en 2004 de que Francisco Correa, el cabecilla de la trama corrupta que organizó la mayoría de los actos electorales del PP durante la etapa de José María Aznar, "estaba zascandileando", por lo que le ordenó que cortase toda relación con sus empresas.

Rajoy, sin embargo, dijo desconocer si Lapuerta transmitió sus órdenes a toda la estructura del partido, ya que tanto la Comunidad de Madrid, gobernada por Esperanza Aguirre, como la Comunidad Valenciana, con Camps al frente, siguieron contratando a las empresas de Correa. Y añadió, en tono sarcástico: "Lo que yo no diré es que nunca he estado con Correa, porque no lo sé".