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Zapatero vuelve a encomendarse a CiU tras su divorcio del PNV
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Zapatero vuelve a encomendarse a CiU tras su divorcio del PNV

El más que probable divorcio del PNV si Patxi López acaba mudándose a Ajuria Enea y el previsible alejamiento del BNG tras el fiasco electoral en Galicia vuelven

Foto: Zapatero vuelve a encomendarse a CiU tras su divorcio del PNV
Zapatero vuelve a encomendarse a CiU tras su divorcio del PNV

El más que probable divorcio del PNV si Patxi López acaba mudándose a Ajuria Enea y el previsible alejamiento del BNG tras el fiasco electoral en Galicia vuelven a dejar al Gobierno en la más absoluta soledad parlamentaria. José Luis Rodríguez Zapatero ya busca desesperadamente un nuevo socio que le evite el via crucis de una legislatura en minoría frente a los molinos de viento de la recesión y las reformas legislativas pendientes. Y su mirada se ha dirigido, una vez más, a CiU y su decena de escaños en el Congreso, justo los que necesita para gobernar hasta 2012 sin más sobresaltos que los estrictamente inevitables o los fatalmente imprevisibles.

Pero los nacionalistas catalanes, a quienes el jefe del Ejecutivo ya ha dejado en la estacada en más de una ocasión -y no sólo a CiU, sino también a los ecosocialistas de ICV y los republicanos de ERC-, no se fían de él. "La gente tiene memoria, y no vamos a echarnos en sus brazos. Eso sería muy poco inteligente por nuestra parte", advierten las fuentes de CiU consultadas por El Confidencial. Y avisan a Zapatero: "Nuestra prioridad no es salvar al Gobierno de España, sino conquistar el de Cataluña".

El problema para Zapatero no es sólo la falta de novias dispuestas a compartir con él el desgaste de una crisis que aún no ha tocado fondo; ni siquiera la dote que aquéllas van a exigirle para dejarse conducir hasta el altar parlamentario. El verdadero escollo es que las posibles candidatas van a ser esta vez mucho más exigentes con un presidente del Gobierno que ya las dejó plantadas en el pasado. Y ahora, claro está, exigirán garantías de que esa embarazosa situación no se repita. La cuestión es si Zapatero está en condiciones de ofrecérselas.

El presidente de CiU, Artur Mas, sabe que sólo es cuestión de tiempo. Tan pronto como López sea investido lehendakari con los votos del PP y de la UPyD de Rosa Díez, el PNV retirará su apoyo al PSOE en el Congreso. Los nacionalistas vascos, que salvaron hace dos meses con sus votos los Presupuestos del Estado de este año, darán entonces por rota su relación de socio privilegiado del Gobierno, volverán a la trinchera de la oposición y Zapatero tendrá que buscar desde ese momento una nueva muleta parlamentaria en la que apoyarse.

Fuentes socialistas aseguran que el aliado preferente -y preferido- es CiU. "Son los más serios y los más fiables", opina un dirigente socialista muy próximo a Zapatero, que reconoce que muchos pesos pesados del partido -entre ellos el portavoz parlamentario, José Antonio Alonso, y el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba- respaldan sin fisuras esa opción. Además, por supuesto, del propio Zapatero.

"Ahora no pueden pedir auxilio"

Pero Mas se encargó ayer de enfriar esas expectativas. Primero desplegó sus plumas: "El valor de CiU cotiza al alza", dijo. Luego mostró los espolones: "CiU no será el salvavidas del PSOE", añadió. Y antes de abalanzarse sobre su presa, exhibió la cicatriz: "CiU está en la oposición, a pesar de haber ganado las elecciones, porque quisieron los socialistas. Ahora no pueden pedir auxilio". El mismo orgullo herido que el del PNV, que está a punto de pasar a la oposición pese a que Juan José Ibarretxe ha sido el claro ganador de las elecciones vascas.

Esa razón pesa mucho en las filas de CiU a la hora de plantearse la posibilidad de acudir de nuevo al rescate de Zapatero. Los nacionalistas catalanes sienten como una traición que el presidente del Gobierno no impidiese la reedición del tripartito que, en 2006, permitió al socialista José Montilla arrebatar la Generalitat a Mas. Era la segunda vez que el candidato de CiU, vencedor en las urnas, se cocía en el fuego de la oposición, y Mas rompió la alianza parlamentaria que hasta ese momento mantenía con el PSOE en el Congreso. "A partir de ahora", advirtió su portavoz en la Cámara Baja, Josep Antoni Duran Lleida, "el Gobierno deberá buscarse otros socios".

Las fuentes de CiU consultadas aseguran que Zapatero no lo va a tener fácil esta vez. Sobre todo porque apenas falta un año y medio para las elecciones catalanas -previstas para el otoño de 2010-, y CiU teme que un excesivo acercamiento a los socialistas, sobre todo tras los incumplimientos del Gobierno en la aplicación del Estatut y en materia de financiación, podría pasarle factura en las urnas. Eso sin contar con que el desgaste político provocado por la crisis económica no sólo amenaza con llevarse por delante al Gobierno, sino también a los partidos que le apoyen. Será el tercer asalto de Mas al poder. Y no dispondrá de una cuarta oportunidad.

"Sería absurdo no dejarse querer, pero no vamos a mendigar nada ni a dejarnos engañar", admiten las mismas fuentes. "A Zapatero le encanta el regate en corto, y buscará el apoyo de la izquierda para sacar adelante la modificación de la ley del aborto y la nuestra cuando se trate de medidas de impacto económico. Pero ya ha demostrado que prefiere el simple y puro parcheo a las medidas económicas en profundidad que CiU le ha propuesto". 

El más que probable divorcio del PNV si Patxi López acaba mudándose a Ajuria Enea y el previsible alejamiento del BNG tras el fiasco electoral en Galicia vuelven a dejar al Gobierno en la más absoluta soledad parlamentaria. José Luis Rodríguez Zapatero ya busca desesperadamente un nuevo socio que le evite el via crucis de una legislatura en minoría frente a los molinos de viento de la recesión y las reformas legislativas pendientes. Y su mirada se ha dirigido, una vez más, a CiU y su decena de escaños en el Congreso, justo los que necesita para gobernar hasta 2012 sin más sobresaltos que los estrictamente inevitables o los fatalmente imprevisibles.