Rajoy acusa a Zapatero de ser el "avalista" de las cacerías de Bermejo

Hoy tocaba sesión de control al Gobierno y las intenciones de Mariano Rajoy eran claras. El líder del PP ha exigido el cese del ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo, y ha calificado de "bochornosa y deleznable" la supuesta trama de corrupción relacionada con miembros de su partido. Ante tal exigencia, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha sido tajante en su respuesta: "Usted viene a plantear no los problemas de los españoles, sino sus problemas, que no sabe o no puede resolver", ha dicho Zapatero a Rajoy en el pleno del Congreso. Era el comienzo del enfrentamiento entre ambos por la cacería en la que participó Bermejo junto al magistrado de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón tras las primeras detenciones de la operación Gürtel.

Por su parte, el propio Bermejo ha asegurado que no dimitirá porque tiene que trabajar por España y que gustoso pagará el precio que sea por las reformas que ha emprendido porque no está atado al cargo por "nada personal", sino por un proyecto que va a defender "hasta el final". "No dimito, claro que no dimito", ha recalcado Fernández Bermejo, cuyas palabras han sido aplaudidas por los parlamentarios socialistas, a los que al finalizar su intervención, en el pleno del Congreso, ha lanzado un beso con la mano.
 
Para Rajoy, sin embargo, al rechazar el cese Zapatero se convierte en "responsable y avalista" de las cacerías del titular de Justicia, de la huelga de jueces y de los "abusos de poder" de la Fiscalía, además de convertirse "en el propio señor Bermejo" y unir su política "indisolublemente a las actuaciones de un juez que está actuando de manera irresponsable".

Rajoy había empezado su pregunta reclamando la destitución del ministro por la "bochornosa" cacería que compartió con el juez Baltasar Garzón y el jefe del Ejecutivo le replicó que "bochornosos y deleznables" son otros asuntos publicados en la prensa en las últimas semanas, en alusión velada a los supuestos casos de corrupción y de espionajes.

Zapatero no sólo ha respaldado a su ministro de Justicia, sino que ha asegurado que cree "firmemente" en la plena independencia de "todos y cada uno de los jueces y en todas y cada una de las circunstancias", afecten al partido que afecten.

El líder del PP ha sacado entonces a colación los casos de los ayuntamientos madrileños de Ciempozuelos, Pinto y Getafe, gobernados por el PSOE. Y Zapatero le ha asegurado: "quizá eso sea lo que nos diferencia; a mí los hechos, hasta que haya sentencia, de Ciempozuelos, de Estepona o Boadilla, me parecen todos exactamente igual de bochornosos, tengan el color político que tengan las administraciones".

Defensa de Bermejo

El presidente del Gobierno ha considerado que Bermejo ya ha explicado las "circunstancias" de la cacería y ha vuelto a apelar al "sosiego" del PP para que respete el trabajo de los jueces, policías y fiscales. "Dejemos que el Estado de Derecho funcione. Sé que su deporte favorito es pedir dimisiones de ministros; permita que no le pueda dar satisfacción en ese punto", ha manifestado.

La defensa de Zapatero de la fortaleza del Estado de Derecho ha recibido los abucheos de la bancada popular, pero el presidente del Gobierno ha asegurado que ese Estado de Derecho funciona y, además, garantiza a todos el derecho a defenderse y recurrir.

Zapatero no ha respondido de forma directa a la pregunta de Rajoy, que quería conocer su opinión sobre una cacería celebrada el fin de semana en que se conoce un sumario que se quiere convertir en "una causa general contra un partido" y en el que se filtran "un sinfín de informaciones sobre personas a las que se machaca en su honor y se les deja en indefensión".

Para el líder del PP, son las mínimas reglas del juego democrático las que exigen el cese del ministro, ya que la cacería "liquida cualquier apariencia de división de poderes y de imparcialidad de la justicia y extiende un velo de sospecha" tanto sobre Bermejo como sobre Garzón.

A su juicio, rechazar el cese convierte a Zapatero en responsable de las cacerías del ministro, del precio que haya pagado o no haya pagado por ellas, del uso de una finca patrimonio como Quintos de Mora y del incumplimiento del Código Ético de los cargos públicos, que exige transparencia, neutralidad y austeridad.

Tras advertir de que este acontecimiento nunca se produciría en ningún país del mundo civilizado, ha insistido: "El señor Bermejo tiene que ser cesado".