Antonio Barrientos, el puño corrupto del socialismo

“De la cárcel se sale, de la pobreza, no”. Jesús Gil lo tenía muy claro. Sus herederos políticos, también. Entre ellos se encuentra el alcalde de Estepona, Antonio Barrientos, arquetipo de la socialdemocracia ibérica, que no ha tenido empacho en pactar con todos –giles, populares, comunistas- con tal de seguir al frente de un Ayuntamiento corrupto. “A todo cerdo le llega su San Martín”, asegura la prensa local que dijo no hace mucho. A él en su pueblo le llaman “el pollo”. Fue enjaulado ayer en el marco de la Operación Astapa.

Este esteponero de 47 años, soltero y sin hijos, bon vivant amante del fútbol -presume de ser amigo del presidente del Real Madrid, Ramón Calderón- y los toros, sabe por experiencia cercana de la laxitud judicial española. El culpable de que él, médico alergólogo de profesión, aterrizara en la política, es su antecesor en el cargo y actual abogado, el dizque también socialista Antonio Caba. Un señor que fue condenado por la Audiencia Nacional en primera sentencia a cinco años de prisión junto a su socio de la asesoría jurídico-fiscal Caba y asociados, Juan Carlos Marín Mullor, y al asesor de inversiones patrimoniales en Gibraltar Francis Anthony Napoli, como cooperadores necesarios del delito de blanqueo de capitales cometido por los ciudadanos turcos Fevzi Cemil Yigitbasi y Levent Ucler, que ya fueron castigados en 1993 con penas de prisión por traficar con heroína.

Como viene siendo tristemente habitual en la piel de toro, Caba se fue de rositas el año pasado. En esta ocasión, anuló la sentencia el Tribunal Supremo, por "un ostensible defecto de motivación de la valoración de la prueba" y porque "fue dictada sólo con intervención de dos magistrados", cuando los tribunales se componen de tres. El primer ponente de la sentencia, el magistrado Francisco Castro Meije, fue sustituido por enfermedad por Luis Martínez de Salinas, como ponente, pero no llegó a deliberar realmente con los demás integrantes del tribunal acerca del tratamiento de la prueba. "La falta de concurrencia de un magistrado, que por enfermedad no pudo intervenir en la elaboración de la sentencia, tendría que dar lugar en todo caso a la estimación del motivo por quebrantamiento de forma. Y es patente que, además, el anómalo desarrollo de la causa ha afectado asimismo negativamente al derecho fundamental a la tutela judicial efectiva de todos los acusados", explicaba la sentencia.

Ayer, sobre las 14.00 horas, Barrientos salía detenido de su vivienda acompañado por varios miembros de la Unidad de Delincuencia Económica y Financiera (UDEF) de la Policía y de su abogado, que fuera ex alcalde de Estepona Antonio Caba, informa Amparo de la Gama.

Una gestión trufada de irregularidades urbanísticas

La gestión de “el pollo” al frente del Ayuntamiento costasoleño desde 2003 está trufado de irregularidades. Una de ellas se produjo en 2005, cuando fue instado a suspender la aprobación de trece convenios urbanísticos por valor de 24 millones de euros dos días antes de la entrada en vigor de la nueva ley andaluza del suelo.

Tres meses después tuvo que intervenir en otro caso el propio presidente del PSOE y del Gobierno andaluz, Manuel Chaves, quien consideró disconforme con la política urbanística de la Junta la recalificación de más de 600.000 metros cuadrados de un parque de la naturaleza que había emprendido este Ayuntamiento.

Dos días después, Antonio Barrientos tuvo que anunciar que decidía rechazar la propuesta de recalificación pese a que afirmó que se respetaba "la más estricta legalidad urbanística". Él fue además uno de los tres alcaldes del PSOE que votó en mayo de 2006 contra el Plan de Ordenación del Territorio (POT) de la Costa del Sol Occidental presentado por la Junta de Andalucía.

Cuando saltó el Caso Malaya sobre corrupción en el Ayuntamiento marbellí, el alcalde de Estepona llegó a comentar que "unos cuantos han confundido lo público con lo privado para enriquecerse", que "si hay alguien que haya metido la mano en la caja, le caiga todo el peso de la ley" y lamentó que se "criminalizara" el urbanismo. Palabra de Antonio Barrientos, el puño corrupto del socialismo.