La exclusión de Gallardón pasará factura al PP: pierde el centro y da imagen de crisis interna

La exclusión de Alberto Ruiz-Gallardón de la lista por Madrid al Congreso de los Diputados no le saldrá gratis al Partido Popular (PP). Al menos, eso es lo que opina la mayoría de los politólogos consultados ayer por El Confidencial, que en líneas generales destacan que, tras la decisión de Mariano Rajoy de no incluir al alcalde en la candidatura -como el propio Gallardón había requerido públicamente-, el PP se aleja del centro y, sobre todo, da imagen de crisis interna.

“El coste electoral puede ser importante no sólo en Madrid, sino en el conjunto del Estado, ya que con la decisión de Rajoy el PP transmite la idea de que los moderados no cuentan”, asegura un conocido politólogo que prefiere no identificarse para poder hablar con mayor libertad. Un colega suyo insiste en la idea y está convencido de que la decisión de Rajoy “puede asustar a los votantes de centro que dudan entre votar al PSOE y al PP”. En su opinión, la imagen que puede transmitir el Partido Popular a muchos electores no afiliados es que se trata de un partido “secuestrado por un núcleo duro” e impermeable a posiciones más centristas. “Aparecer como un partido ‘bunquerizado’ es malo para el PP si quiere ganar las elecciones”, remarcan esas fuentes.

Otras fuentes, sin embargo, matizan este análisis y dudan de que la exclusión de Gallardón tenga consecuencias “sensibles” para el Partido Popular en términos electorales. “Alguna incidencia tendrá, pero no creo que vaya a ser relevante”, asegura Antonio Vera, responsable de demoscopia de Ipsos Eco Consulting.

“Es verdad que en las encuestas que hacíamos en el mes de junio, cuando preguntábamos quién ganaría las elecciones en caso de que en las listas estuviera Gallardón, las expectativas de voto del PP -siempre por detrás del PSOE- se disparaban, pero desde el verano el ‘efecto Gallardón’ se ha diluido”. “Lo que está claro”, asegura el experto, es que “Rajoy ha tardado en resolver una situación que finalmente ha acabado pudriéndose”, y eso puede costarle votos, pero no de forma dramática. Entre los analistas hay consenso en que el votante de toda la vida del PP -siempre en términos generales- seguirá haciéndolo aunque no se presente Gallardón. Otra cosa será entre los votantes situados más a la izquierda del PP que recelan de los socialistas y que por lo tanto no le darán su voto.

Castigo sin piedad

En lo que también hay consenso es en que la exclusión de Ruiz-Gallardón de las listas no es un asunto estrictamente madrileño, ya que se trata de un líder de proyección nacional, fundamentalmente por una razón: la historia de los procesos electorales habidos en España desde 1977 ha demostrado hasta la saciedad que los electores castigan sin piedad a las formaciones que se presentan desunidas o dando sensación de que en ellas anida un guirigay.

La imagen de convulsión interna más reciente la dio el PSOE en 2000 tras ser defenestrado José Borrell pese a haber ganado unas primarias, y eso abrió la puerta para el PP lograra los mejores resultados electorales de su historia rompiendo todos los pronósticos. Mayoría absoluta con 183 diputados. El antecedente más célebre es, sin embargo, el de la Unión del Centro Democrático (UCD), que pasó de contar con 168 escaños en 1979 a sólo 11 en 1982, y todo ello en medio de la formidable pelea que mantenían las distintas familias que cohabitaban a duras penas en el partido de Adolfo Suárez. “A los electores no les gustan los partidos divididos, y eso tiene costes electorales”, aseguran las fuentes. “Quieren líderes fuerte” remacha otro analista, un aspecto que en el asunto concreto de Gallardón corre a favor de Rajoy.

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