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Jueves sin carne y el avión en la lista negra: la política climática que impulsa el BCE
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Jueves sin carne y el avión en la lista negra: la política climática que impulsa el BCE

El banco central del Viejo Continente mantiene un estricto control climático a sus empleados en Fráncfort, que llega a vetar la carne en las comidas de un día de la semana

Foto: Sede del Banco Central Europeo (BCE), en Fráncfort. (Kai Plaffenbach/Reuters)
Sede del Banco Central Europeo (BCE), en Fráncfort. (Kai Plaffenbach/Reuters)
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Aviso climático a navegantes. El Banco Central Europeo (BCE) ha dado una nueva vuelta de tuerca a sus normas para combatir el cambio climático. Aunque de momento ha empezado por sus propias reglas internas, las que aplica a sus empleados en Fráncfort (Alemania). Estos tienes ciertas restricciones que llegan al menú, sobre las que ironizan inspectores consultados por este medio.

"No puede ser que nos impongan lo que tenemos que comer un día a la semana, esto se está yendo de las manos", afirman dichas fuentes. De este modo, el BCE fijó que los jueves no haya carne en los menús, aunque sí pescado y otros alimentos no veganos: "Se introdujo un día sin carne a la semana en todos los restaurantes del personal, y las opciones veganas y vegetarianas se ofrecen con mayor frecuencia y de manera destacada. Para concienciar sobre el impacto medioambiental de la elección de alimentos, se proporciona información sobre la huella de carbono de las comidas mediante carteles junto a los platos", reconocía el vicepresidente del banco central, Luis de Guindos, en un escrito en el que se explicaban algunos de estos cambios.

Lejos de la anécdota, el movimiento del BCE y las quejas de sus trabajadores refleja un malestar de fondo, que ha avivado la polémica en las últimas semanas. La mecha la prendió unas palabras de Frank Elderson, vicepresidente del consejo de supervisión del BCE, y uno de los principales impulsores del foco climático, tanto en el banco central como en la regulación al sector financiero.

Este holandés hizo recientemente unas declaraciones en las que afirmaba "para qué queremos contratar gente que tendremos que reprogramar, porque vienen de las mejores universidades, pero todavía no saben deletrear la palabra clima".

placeholder Frank Elderson, del BCE. (EFE/Toms Kalnins)
Frank Elderson, del BCE. (EFE/Toms Kalnins)

Ante estas declaraciones, representantes de los trabajadores del BCE enviaron una carta a la cúpula informando del "shock" que habían provocado en la plantilla: "La idea de reprogramar a gente es contradictoria con la diversidad y la inclusión, especialmente con la diversidad de ideas [...]. Está en contradicción directa con los valores democráticos del BCE". Este choque ha llegado a medios como Financial Times, Les Echos o Politico, donde los trabajadores del BCE plantean incluso si el banco central está yendo más allá de lo fijado por su mandato.

Al margen de las palabras de Elderson (que se ha disculpado por ello), el BCE también ha ido implementando otras novedades en materia de consumo energético y de papel, entre otros focos. Pero donde también se hace especial hincapié es en los viajes. El banco central presidido por Christine Lagarde intenta que ningún empleado viaje en avión a lugares a los que podrían llegar en tren en menos de cuatro horas, entre los que se encuentran dos importantes plazas como Bruselas o Múnich. Incluso París queda a poco más de cuatro horas.

Preocupación bancaria

Lejos de las dos torres del BCE en Fráncfort, estas medidas se perciben con preocupación entre los grandes bancos europeos, que se ven como "conejillos de indias" del cambio climático. El banco central ha hecho de esta amenaza una de sus banderas, y ya hizo un test de estrés a todo el sector financiero europeo.

Actualmente tiene bajo amenaza de multa a todos los bancos que no están reportando correctamente sus riesgos de transición, algo que es muy criticado en el sector. "No creo que cumplan la amenaza: sancionar públicamente a un banco por no dar bien los datos climáticos sería de chiste", señala el responsable de supervisión de un gran banco español.

Los banqueros del Ibex se han venido quejando recurrentemente fuera de los micrófonos de que el BCE les use de policías climáticos, encomendándoles la tarea de decidir qué empresas son verdes y cuáles no, y cerrarles el grifo del crédito a las segundas, lo que incluso podría tener riesgos legales.

Aviso climático a navegantes. El Banco Central Europeo (BCE) ha dado una nueva vuelta de tuerca a sus normas para combatir el cambio climático. Aunque de momento ha empezado por sus propias reglas internas, las que aplica a sus empleados en Fráncfort (Alemania). Estos tienes ciertas restricciones que llegan al menú, sobre las que ironizan inspectores consultados por este medio.

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