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Tensión en la banca por las primeras señales de fragilidad de las empresas
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Tensión en la banca por las primeras señales de fragilidad de las empresas

Los equipos de riesgos del sector financiero perciben señales preocupantes en las cifras de ingresos y liquidez de sus clientes, sobre todo entre pequeñas empresas y autónomos

Foto: Sede del Banco de España en Madrid. (EFE)
Sede del Banco de España en Madrid. (EFE)
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Se encienden las alarmas en la banca. La vuelta del verano ha traído a las grandes entidades españolas los primeros síntomas negativos en la salud de sus clientes, sobre todo entre las empresas. "Vemos debilidad en los ingresos de las compañías, todavía no hay impagos, pero lo estamos siguiendo de cerca", exponen desde un gran banco que pide confidencialidad.

"No es generalizado, pero de un tiempo a esta parte hay muchas micropymes y autónomos retrasando la fecha de pago. Son el eslabón más débil, se trata sin duda de una alerta temprana", añade el responsable de riesgos empresariales de otra gran entidad. Ambas están entre las que más cuota de mercado tienen en el negocio corporativo, por lo que sus opiniones son una buena radiografía de lo que está ocurriendo en el sector.

Esta tensión es menor cuando los banqueros hablan de sus clientes particulares, las familias. Pese al incremento de costes y el repunte del euríbor, la mayor parte de los pequeños deudores seguirán pagando sus créditos (sobre todo la hipoteca) mientras el empleo aguante. Además, los clientes más vulnerables tienen la red de seguridad del Código de Buenas Prácticas aprobado hace un año, que suavizará el golpe tanto a las familias como a los bancos.

Estas alertas tempranas en empresas podrían ser el aviso de un repunte de morosidad que se lleva barruntando durante mucho tiempo, pero que no acaba de llegar. La tasa de impagos de la banca española se situó en junio en el 3,5%, su nivel más bajo en 14 años (ver gráfico). Ha descendido incluso desde el covid, cuando se pronosticó un estallido de créditos morosos, esquivado principalmente por los ERTE (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) y las líneas ICO (Instituto de Crédito Oficial). También se temió por un repunte de los impagos cuando se empezó a devolver esta liquidez extraordinaria las empresas y pymes (mediados de 2022 y este año). Sin embargo, "las líneas ICO se están renovando sin ningún problema", explican desde un banco.

placeholder Los presidentes de CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri y del Santander, Ana Botín. (EFE)
Los presidentes de CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri y del Santander, Ana Botín. (EFE)

Esta experiencia previa hace que las entidades no quieran ser excesivamente pesimistas con los malos augurios que perciben desde la vuelta de verano. Pero son precavidas por la acumulación de signos negativos y por las alertas externas. Más allá de sus números internos, el Banco de España rebajó hace algunos días sus previsiones económicas, alertando de malos datos de actividad, tanto en la industria como en los servicios.

"El dinamismo de la actividad económica española habría experimentado una cierta moderación en el tercer trimestre del año. En esta dirección apuntan, en particular, la evolución de la afiliación a la Seguridad Social, cuyo ritmo de crecimiento en julio y agosto fue algo inferior al del segundo trimestre, y los resultados de la última edición de la Encuesta del Banco de España sobre la Actividad Empresarial (EBAE), que apuntan a un debilitamiento de la facturación empresarial en este período", expone el último informe trimestral de proyecciones macroeconómicas.

Empresas y bancos tienen músculo para aguantar los primeros golpes

"Los índices de gestores de compras PMI muestran que la creciente debilidad de la industria ha venido acompañada, en el tramo final del trimestre, por la aparición de señales de una pérdida de vigor también en las ramas de servicios", añade.

Entre los indicios que preocupan a la institución liderada por Pablo Hernández de Cos y el resto de economistas figura la caída de exportaciones, el continuo encarecimiento de los precios que golpea a las empresas y al consumo y los efectos de las subidas de los tipos en los balances empresariales y familiares. "Otro riesgo relevante es el que se deriva de la persistencia de un déficit público estructural y una deuda pública elevados, en un contexto de aumento de los costes de financiación y de reactivación de las reglas fiscales europeas", añade el informe del Banco de España.

Junto a estas alertas tempranas, hay otras más a medio y largo plazo que preocupan más a los bancos: la falta de demanda de crédito para inversión y el retraso de los fondos europeos. "Los empresarios están parando muchos proyectos por el encarecimiento del crédito, eso es tan preocupante como las malas señales en el negocio", afirman desde un banco. Lo mismo ocurre con los fondos europeos, de los que "sigue sin haber rastro en la economía real", añaden.

Pese a estos nubarrones, también hay brotes verdes, tanto desde el lado de las empresas y familias como de los bancos. En el primero, tanto las compañías como los particulares acumulan todavía mucha liquidez con la que sortear las turbulencias. Las empresas aún tienen depósitos por valor de casi 300.000 millones, pese a haber bajado un 7% en el año; y las familias disponen de 988.000 millones, un 2% menos que a finales de 2022. En total, los clientes de la banca tienen ahora 188.000 millones más en liquidez que antes del confinamiento.

Cambio radical

Del lado de los bancos, la buena noticia es que el sector financiero está mejor preparado que nunca para un repunte de la morosidad, con resultados récord derivados de la subida de los tipos y una limpieza de balance llevada a cabo desde la anterior crisis de 2008-12.

Los bancos llegaron a tener casi 200.000 millones en créditos impagados al mismo tiempo, a finales de 2013, en un momento en el que sumaban otros 80.000 millones en activos inmobiliarios adjudicados. Desde entonces, la suma ha bajado a 42.000 millones en el caso de los préstamos dudosos y 10.000-15.000 millones en adjudicados, por lo que hay margen para asumir el golpe. Aun así, la preocupación es lógica, y todo apunta a que irá en aumento en los próximos meses.

Se encienden las alarmas en la banca. La vuelta del verano ha traído a las grandes entidades españolas los primeros síntomas negativos en la salud de sus clientes, sobre todo entre las empresas. "Vemos debilidad en los ingresos de las compañías, todavía no hay impagos, pero lo estamos siguiendo de cerca", exponen desde un gran banco que pide confidencialidad.

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