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Caja Extremadura amenazó con demandar a Cajastur antes de la fusión con Unicaja
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Caja Extremadura amenazó con demandar a Cajastur antes de la fusión con Unicaja

La caja asturiana de la que procede Menéndez ya tuvo problemas accionariales antes del choque con Unicaja. Caja Extremadura llegó a pedir amparo al Protectorado

Foto: Manuel Menéndez, CEO de Unicaja Banco. (EFE/José Luis Cereijido)
Manuel Menéndez, CEO de Unicaja Banco. (EFE/José Luis Cereijido)
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Los problemas accionariales de Unicaja Banco no son nuevos en el grupo. Poco antes de la fusión entre el banco andaluz y Liberbank, hubo un choque frontal entre varias de las entidades fundadoras del grupo asturiano, que podría haber llegado a los tribunales de no ser por la integración en Unicaja. Ocurrió por la discrepancias de la Fundación Caja Extremadura por el pacto de sindicación con Cajastur, de la que procede el banquero Manuel Menéndez, y la Fundación Caja Cantabria.

Las dos primeras mantuvieron un agrio enfrentamiento que llevó a los extremeños a amenazar con acciones legales en 2020, poco antes de que el covid ayudara a la fusión entre Unicaja Banco y Liberbank, según fuentes financieras consultadas por El Confidencial. El origen del choque fue el desequilibrio del pacto de sindicación de las cajas originarias de Liberbank, que permitía a Cajastur nombrar de forma unilateral al representante de las otras cajas como dominicales. Preguntadas por ello, Fundación Caja Extremadura y Fundación Cajastur no hicieron comentarios al respecto.

Foto: Sede de Unicaja Banco en Málaga. (EFE/Jorge Zapata)

Este desencuentro hace que los apoyos con los que cuenta Menéndez de cara a la próxima junta de accionistas del día 30 de marzo, determinante para la entidad, sean inferiores a lo previsto. Del 10% del capital que controlan las cajas fundadoras de Liberbank, tan solo tiene plenamente amarrado el 6,5% de Cajastur, ya que el pacto de sindicación se rompió en 2021 y los extremeños y los cántabros ya no delegan los votos en la fundación asturiana.

La creación de Liberbank se fundamenta en el acuerdo de integración firmado por Cajastur, Caja Extremadura y Caja Cantabria el 13 de abril de 2011. Aquel pacto conllevó un pacto de sindicación entre las tres entidades que fue publicado parcialmente el 16 de mayo de 2013, con motivo de la salida a bolsa de Liberbank. Posteriormente, se actualizó en 2015. Este acuerdo consideraba las mismas cuotas aplicadas en la fusión: Cajastur (66%), Caja Extremadura (20%) y Caja Cantabria (14%). La redacción del pacto permitía controlar el mismo por parte de Cajastur, con más de un 50%.

Denuncias

El origen del choque se produjo entre 2017 y 2018 por las tensiones que sufrió Liberbank debido a las dudas del mercado sobre su solvencia, por las que tuvo que ampliar capital en 500 millones. Entonces, la Fundación Bancaria Caja Extremadura intentó librarse del yugo de la Cajastur de Menéndez para poder desinvertir en Liberbank y evitar seguir perdiendo su influencia en la gestión con base en su participación. Para ello, llegó incluso a recurrir al Protectorado que la tutelaba en busca de amparo.

Foto: Caja Rural de Extremadura (Imagen: Google Maps)

En marzo de 2018, tras un proceso de renovación y profesionalización del patronato de la Fundación Caja Extremadura, se inició un proceso de debate y análisis para la modificación del pacto de sindicación “con independencia de los intereses y situación del resto de fundaciones bancarias”, según información próxima a esta institución. Se denunció por determinados patronos, como Francisco J. Martín y María del Carmen Pineda, que las decisiones relativas a Liberbank llegaban al patronato ya cerradas y sin margen para su análisis y deliberación: “Se viene al patronato con hechos consumados y con una decisión ya tomada”.

Todos los pasos de la Fundación Caja Extremadura fueron informados al Protectorado. De hecho, el 22 de octubre de 2019, la fundación se reunió con el Protectorado y con la vicepresidenta de la Junta de Extremadura, Pilar Blanco-Morales. Le transmitieron "que habían mantenido diversas reuniones informales con las otras fundaciones bancarias y habían manifestado su intención de denunciar el actual pacto de sindicación y su posible modificación. La respuesta de la fundación dominante, Cajastur, fue negativa". Los extremeños se quejaban de la pérdida del valor de su participación y de su influencia en Liberbank, pero los asturianos no movieron ficha.

placeholder Pilar García Ceballos-Zúñiga (Fundación Caja Extremadura) y Ona Carbonell (deportista).
Pilar García Ceballos-Zúñiga (Fundación Caja Extremadura) y Ona Carbonell (deportista).

El choque fue a más con el covid. Entonces, el Banco Central Europeo (BCE) prohibió el reparto de dividendos, ahogando a las fundaciones accionistas de entidades bancarias. Por ello, la fundación extremeña llegó a amenazar abiertamente con acciones legales a Cajastur si no le dejaba disponer de su participación: "No nos queda más remedio que volver a reiterar nuestra obligación de ejercitar cuantas acciones legales pudieran estar a nuestra disposición", señalaron en un escrito dirigido a su socio asturiano.

Asesores legales

Para ello, los extremeños llegaron a contar con el asesoramiento del bufete Fieldfisher y de un informe jurídico elaborado por el vicepresidente de la fundación y catedrático de Derecho Mercantil, José Antonio Vega. Eso fue cuando Caja Extremadura decidió cortar el contrato de asesoramiento legal que le daba Liberbank. “Los miembros del Patronato de la Fundación Bancaria acordaron por unanimidad no renovar el acuerdo de prestación de servicios y de colaboración en determinadas materias entre Liberbank, S.A. y la Fundación Bancaria Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Extremadura de fecha 29 de septiembre de 2015”, decidieron entonces. Cabe recordar que la firma del Pacto de sindicación contemplaba un flujo de información constante entre Liberbank y las fundaciones bancarias firmantes, para el cumplimiento de las obligaciones legales de las fundaciones y comunicaciones con Banco de España. Se establecía una comunicación directa y permanente entre la dirección del Banco y los patronatos de las fundaciones, incluso celebrando reuniones presenciales. Por ello, esta ruptura fue todo un aviso de intenciones.

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Estas últimas amenazas llevaron a que Cajastur accediera en verano de 2020 a que Caja Extremadura redujera ligeramente su participación, a cambio de que fuera la propia fundación asturiana la que comprara los títulos a un precio de su interés. Un pacto que no llegó a conocer el mercado. Sin embargo, los extremeños rechazaron la oferta asturiana en septiembre, con posibles indicios de que se retomaría la fusión entre Liberbank y Unicaja Banco y se dispararía la cotización.

Tras este hito, la Fundación Caja Extremadura aprovechó esta operación corporativa para dar por rota su alianza con Cajastur y Caja Cantabria. Y lo hizo incluso con antelación a la fusión efectiva, que se produjo en julio de 2021. Lo que refleja el malestar que había entre los socios por una alianza resquebrajada desde hacía años, y que debilita la posición de Menéndez en las próximas semanas.

Los problemas accionariales de Unicaja Banco no son nuevos en el grupo. Poco antes de la fusión entre el banco andaluz y Liberbank, hubo un choque frontal entre varias de las entidades fundadoras del grupo asturiano, que podría haber llegado a los tribunales de no ser por la integración en Unicaja. Ocurrió por la discrepancias de la Fundación Caja Extremadura por el pacto de sindicación con Cajastur, de la que procede el banquero Manuel Menéndez, y la Fundación Caja Cantabria.

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