Los trabajadores del BCE amenazan con ir a la huelga por el golpe de la inflación

Los trabajadores del BCE amenazan con movilizaciones y, en caso de no tener éxito, acudir a la huelga. ¿El motivo? La actualización de sus salarios no les protege del golpe de la inflación y la institución monetaria presidida por Christine Lagarde solo les ofrece un aumento ligeramente superior al 4% cuando la inflación en la eurozona se ha situado en el 10,6% en octubre.

El sindicato del BCE, la Organización Internacional y Europea de Servicios Públicos (IPSO), ha rechazado el aumento de un 4,07% en los salarios, puesto que está muy por debajo de la inflación que azota a todos los países del viejo continente. Así, los trabajadores amenazan, como última instancia, con acudir a la huelga si no logran recuperar parte del poder adquisitivo perdido, ya que la oferta supone un ligero incremento desde el 1,48% que aumentaron sus salarios este año.

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El BCE ha reforzado en las últimas semanas, con su presidenta Christine Lagarde a la cabeza, el mensaje de que la reciente escalada de la inflación responde a factores transitorios que comenzarán a corregirse a partir del próximo año, señalando la importancia de evitar los efectos de segunda ronda en las negociaciones colectivas en las empresas de la región. Con lo que la exigencia de una alineación de sus incrementos salariales con la evolución de la inflación por parte de sus propios trabajadores resulta especialmente contradictorio.

"Incluso si el aumento de la inflación fuera de carácter temporal -lo que todos esperamos-, no tenemos ninguna garantía de recuperar nuestras pérdidas", redactaba IPSO en una comunicación electrónica hace unas semanas. "Es por eso que pedimos alinear nuestro aumento salarial con la evolución de la inflación", añadía su vicepresidente Carlos Bowles,

En este sentido, el representante sindical considera que la ausencia de un mecanismo de indexación para muchos trabajadores europeos, junto con la reducción del poder de negociación de los sindicatos, ha contribuido a reducir la protección de los salarios frente la evolución de la inflación, lo que fomenta las desigualdades de renta en la zona del euro.