Glass Lewis se opone al plan de incentivos de Naturgy para la cúpula

Naturgy celebrará la próxima semana la junta general de accionistas en que se dará entrada en el consejo de administración a IFM, el fondo australiano que ha comprado casi el 13% del capital. Además, se propondrá a los inversores la modificación de un plan de incentivos del que se beneficiarán los principales directivos. Sin embargo, los asesores de los accionistas minoritarios han mostrado ya su desacuerdo con estos bonus y con la indemnización del presidente, Francisco Reynés, según el informe de Glass Lewis.

Este 'proxy', como se conoce a las firmas que se encargan de fiscalizar el buen gobierno de las compañías, ha propuesto a sus clientes votar contra cinco de los puntos del orden del día de la junta de Naturgy, que tendrá lugar el próximo 15 de marzo. Tres de estas propuestas están vinculadas a la política de remuneración, al plan de incentivos 2021-2025 y al informe de retribuciones de la compañía energética catalana con sede fiscal en Madrid.

Para Glass Lewis, el segundo mayor 'proxy del mundo' junto con ISS, la retribución variable especial de Naturgy está basada esencialmente en el rendimiento de las acciones, sin tener en cuenta otras variables. Una métrica subóptima para este asesor, que, además, alerta sobre la estrategia de fondo de algunos de los accionistas mayoritarios de Naturgy, que es acabar vendiendo sus acciones en cuanto se cumplan sus objetivos de rentabilidad.

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Se refiere Glass Lewis a que más del 80% del capital del grupo energético está en manos de inversores de capital riesgo, que suelen entrar en compañías con unos plazos prefijados y con la intención de vender en cuanto la inversión alcance un determinado grado de madurez. En concreto, a CVC Capital Partners y GIP, 'private equities' que tienen cada uno de ellos el 20% del capital y que llevan en el accionariado cuatro y seis años, respectivamente. Un periodo de tiempo a partir del cual estos fondos de capital riesgo suelen desinvertir, con el riesgo de que estos presionen a los gestores para priorizar esa transacción a corto plazo aunque sea a costa de un proyecto industrial a futuro. El resto está en manos de La Caixa, con un 27%, y de IFM, que se ha hecho con el 13%, ambos con vocación a más largo plazo.

"Glass Lewis tiene serias reservas sobre apoyar la política de remuneración en este momento, ya que la compañía no ha logrado implementar una estrategia de remuneración que alinee adecuadamente el salario de los ejecutivos con el desempeño, particularmente a más largo plazo", señala el informe enviado a sus clientes para la junta. El 'proxy' también advierte de la generosidad del plan de incentivos, articulado en torno a un vehículo de inversión valorado en 200 millones, y de que no tenga restricciones al nivel de abono, así como a los dos años de compensación que recibiría Reynés en caso de dejar la compañía, más otro año de sueldo por no competencia o irse a otra empresa del sector.

"Creemos que los límites individuales en todos los planes de incentivos son necesarios para asegurar a los accionistas que la remuneración de los ejecutivos siempre estará restringida por límites acordados y predefinidos. Además, la medición de una empresa con múltiples métricas sirve para brindar una imagen más completa del desempeño de la compañía, y no solo en la evolución de la cotización", subraya.

ISS también se opone a cinco puntos del orden del día, mientras que el 'proxy' español Corporance propone votar contra ocho. Entre ellos, la transformación de Ramon Adell como consejero dominical, en representación de La Caixa, cuando antes tenía el papel de independiente. Glass Lewis tampoco aconseja su renovación, ya que considera que debería nombrarse a una mujer para cumplir con la norma de igualdad de género.