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Eroski contrata a Alantra para renegociar sus 1.000 M de deuda con los fondos oportunistas
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TRAS LA VENTA DE CAPRABO

Eroski contrata a Alantra para renegociar sus 1.000 M de deuda con los fondos oportunistas

La compañía vasca de supermercados pretende rebajar el tipo de interés por el préstamo sindicado tras mejorar su solvencia con la venta de Caprabo por 350 millones

Foto: Imagen de archivo de un supermercado. (Eroski)
Imagen de archivo de un supermercado. (Eroski)
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Eroski ha pedido de nuevo cita con los acreedores después de sus últimos esfuerzos por reducir su deuda. Según han confirmado fuentes próximas al grupo de supermercados, la compañía ha contratado los servicios de Alantra para renegociar por enésima vez las condiciones de los aún 1.000 millones de pasivo que arrastra. La sociedad vasca quiere que los fondos tenedores de sus préstamos le rebajen el tipo de interés tras la venta de su negocio en Cataluña y Baleares a un inversor checo por 350 millones.

Con ese dinero, Eroski va a amortizar la cuota a la que tenía que hacer frente el próximo mes de diciembre por una cantidad similar, por lo que la compañía de distribución con sede en Mondragón saneará su balance de forma significativa. Pero el grupo presidido por Agustín Markaide quiere aprovechar su mejora de solvencia para negociar un nuevo acuerdo de refinanciación para los 1.000 millones que le resta por pagar, cuyos vencimientos más significativos llegarán a partir de 2024.

Fuentes oficiales de Eroski han declinado hacer ningún comentario sobre esta información, lo mismo que ha hecho Alantra. Pero fuentes próximas a las conversaciones indican que el grupo de supermercados quiere ponerse en manos de un asesor cuanto antes para, pese a que aún quedan dos años para el siguiente pago relevante, evitar una situación como la que vivió en las anteriores negociaciones con los acreedores, los cuales tuvieron que darle varias prórrogas sobre pagos a los que la compañía no llegó a tiempo de atender.

Foto: Rosa Carabel, directora general de Eroski.

De hecho, la venta del 50% de Caprabo a Daniel Kretínsky, un multimillonario checo que ahora acaba de adquirir un club de la liga inglesa de fútbol (el West Ham), se anunció en marzo de este año, cuando la búsqueda del inversor se había iniciado a finales de 2019. En ese momento, los tenedores de su deuda, entre los que estaban los principales bancos españoles, exigieron a Eroski desprenderse de activos para hacer frente al pasivo como condición 'sine qua non' para alargarle el vencimiento del préstamo, que ascendía a 1.600 millones.

Tras este acuerdo, Santander, CaixaBank, BBVA, Sabadell y Bankia, que le concedieron una quita de hasta 200 millones si ejecutaba alguna de las desinversiones, se desprendieron de la deuda que tenían en su balance y la traspasaron a los conocidos como fondos buitre, con los que Eroski se tendrá que sentar ahora a negociar con la ayuda de Alantra. Entre los nuevos acreedores se encuentran 'hedge funds' como Hayfin, CrossOcean y Skelton Capital, Sculptor y Davidson Kempner.

El acuerdo alcanzado en julio de 2019, que tuvo que ser homologado judicialmente, dividió la deuda en un tramo por importe aproximado de 1.000 millones, con un tipo de interés del euríbor+2,5%, y en otro de 500 millones al 0,5%. De esta última cantidad, Eroski amortizará ahora 300 millones con la venta de Caprabo y los acreedores le perdonarán los 200 millones restantes. El tipo medio de la deuda, según el informe anual de auditoría, era del 4%.

Foto:  (EFE)

Eroski quiere ahora renegociar ese precio con los fondos oportunistas, que compraron la deuda a entre un 40 y un 50% de su valor facial. La compañía, que hasta ahora era calificada de alto riesgo, quiere hacer valer su esfuerzo en rebajar el pasivo desde los 3.000 millones que arrastra hace una década a los 1.000 actuales.

El origen de los problemas de Eroski radica en la compra de Caprabo entre 2007 y 2012. La empresa vasca pagó 1.450 millones de euros en aquel momento para imponerse en la puja a Carrefour, Auchan, El Árbol y el fondo de capital riesgo Permira. Por lo tanto, tras la venta a Kretísnky, el fondo de comercio ha emergido como un grave problema contable.

La consecuencia de aquello es que el grupo pidió el pasado verano a sus 9.000 cooperativistas —dueños y trabajadores de la empresa— que asuman unas pérdidas de 250,8 millones de euros, más de la mitad del total de los 442 millones registradas en 2020 por Eroski Coop, matriz del grupo de distribución. Unos 495 euros de media para compensar las pérdidas aún pendientes de 2015. Los números rojos consolidados fueron de 77,5 millones, pero el resultado operativo fue el mejor en nueve años.

Eroski ha pedido de nuevo cita con los acreedores después de sus últimos esfuerzos por reducir su deuda. Según han confirmado fuentes próximas al grupo de supermercados, la compañía ha contratado los servicios de Alantra para renegociar por enésima vez las condiciones de los aún 1.000 millones de pasivo que arrastra. La sociedad vasca quiere que los fondos tenedores de sus préstamos le rebajen el tipo de interés tras la venta de su negocio en Cataluña y Baleares a un inversor checo por 350 millones.

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