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Javier Botín ficha a los despedidos por su hermana Ana para su aventura en Vitaldent
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Javier Botín ficha a los despedidos por su hermana Ana para su aventura en Vitaldent

El hermano de la presidenta del Santander ha montado un fondo de capital riesgo, un negocio del que la heredera del 'holding' familiar salió tras una aventura poco constructiva

Foto: Javier Botín en una comparecencia pública. (EFE)
Javier Botín en una comparecencia pública. (EFE)

Cuando el 10 de septiembre de 2014, el consejo de administración de Banco Santander nombró por unanimidad a Ana Botín presidenta del grupo en sustitución de su padre, Emilio, la biografía oficial olvidó uno de los capítulos menos afortunados de la heredera: su aventura en el capital riesgo. Una incursión en el océano de los tiburones financieros en el que naufragó dejando a muchos acreedores ahogados. Ahora, su hermano Javier Botín, dueño de JB Capital Markets, ha decidido volver a intentar que el ilustre apellido deje su impronta en un sector en el que se gana y se pierde mucho dinero. Y lo hace con los hombres del Santander que despidió hace meses su hermana.

Según han confirmado distintas fuentes, Javier Botín ha decidido montar una sociedad de capital riesgo, con un fondo de al menos 250 millones, cantidad que será aportada parcialmente por él y algunas personas de su confianza. Para dirigir este negocio que complementará a su bróker de bolsa, JB Capital Markets, el presidente de la Fundación Botín, el mayor tenedor de acciones no financiero del Banco Santander, ha fichado a Rafael Garabito, el exresponsable de Vista Capital.

[Lea aquí: "La hoja de servicios de Ana Patricia Botín, suspensión de pagos incluida"]

Esta era la histórica firma de 'private equity' que el banco español compartió con Royal Bank of Scotland (RBS) durante casi dos décadas, con inversiones en cerca de 22 empresas y plusvalías próximas a los 1.200 millones. Con la excusa de los cambios regulatorios y las necesidades de capital, Ana Botín decidió cerrar Vista Capital en julio del pasado año, dando un portazo a un sector del que ella misma había sido protagonista entre 2001 y 2007.

Durante ese periodo, la presidenta del Santander constituyó Suala Capital Partners, una sociedad de capital riesgo respaldada por grandes fortunas españolas y fondos institucionales atraídos por el cebo del apellido Botín. Entre todos aportaron unos 200 millones de euros con los que hicieron grandes negocios, como la compra y venta de Mivisa, una empresa murciana de envases en la que multiplicaron por cuatro su inversión. La euforia les llevó a adquirir otras empresas, como la también murciana Paconsa -dedicada al transporte de frutas y hortalizas- y Menaje del Hogar.

Ana Botín compartió la dirección de Suala Capital con la presidencia de Banesto, donde la puso su padre en 2002 para ir forjándose en la banca 'retail'. Compaginó ambas funciones hasta que la crisis empezó a hacer mella en algunas de las inversiones del fondo de capital riesgo. Paconsa suspendió pagos por un error en la compraventa de combustible para los camiones en octubre de 2005, dejando un agujero de 185 millones a ING, Royal Bank of Scotland y BBVA.

Sin el auspicio de la familia de banqueros, el fondo, castigado por la mala inversión en Menaje del Hogar y en Levantina, fue muriendo hasta la liquidación

Dos meses más tarde de esta bancarrota, la líder de la saga familiar se desvinculó de Suala Capital, dejó su cargo y vendió su participación a sus antiguos socios, los cuales cambiaron el nombre -Impala Capital- para borrar las huellas del fracaso. Sin el auspicio de la familia cántabra de banqueros, el fondo, castigado también por la mala inversión en Menaje del Hogar y en Levantina, la mayor empresa del mundo de piedra natural, fue muriendo poco a poco hasta su liquidación tras generar muchas pérdidas a sus inversores.

La ortodoncia de Vitaldent, primera inversión

Ahora, Javier Botín ha decidido retomar esta aventura con el mismo equipo de profesionales que despidió su hermana hace un año. Garabito se ha llevado al resto de directores de inversión que estaban en Vista Capital -Enrique Martín, entre otros-, los cuales han puesto el ojo en Vitaldent, la cadena de clínicas dentales cuyo primer accionista, Enrique Colmen, fue encarcelado por presunto blanqueo de capitales el pasado mes de febrero. Por tanto, se trata de una inversión oportunista, más próxima a la que hacen los fondos denominados buitres, que a los 'private equity' tradicionales.

La decisión de Javier Botín no está exenta de riesgo puesto que, desde que la Policía detuvo a gran parte de la cúpula de Vitaldent, los ingresos de la cadena de empastes y ortodoncias han caído un 30%, tras un desplome inicial del 70%. El grupo, que llegó a tener un beneficio operativo anual próximo a los 25 millones, pierde desde marzo tres millones al mes. Una sangría que requiere una cirugía urgente para evitar que la caries se convierta en un tumor. Según explican fuentes financieras, Garabito ya tiene un acuerdo con los franquiciados de Vitaldent para que permanezcan en el grupo y retiren las demandas contra la empresa, que ha pasado de valer cerca de 250 millones a casi cero. Esta premisa es clave para cerrar la operación, que tiene un segundo escollo.

El compromiso de Javier Botín es inyectar unos 60 millones de euros para que la sangre vuelva a circular por Vitaldent, aportación de dinero condicionada a un acuerdo de refinanciación con la empresa británica International Capital Group (ICG) a la que adeuda 110 millones. Su rival en la puja por Vitaldent es una filial oportunista de Carlyle, si bien fuentes financieras aseguran que el hijo del eterno banquero ya tiene la operación prácticamente cerrada.

Cuando el 10 de septiembre de 2014, el consejo de administración de Banco Santander nombró por unanimidad a Ana Botín presidenta del grupo en sustitución de su padre, Emilio, la biografía oficial olvidó uno de los capítulos menos afortunados de la heredera: su aventura en el capital riesgo. Una incursión en el océano de los tiburones financieros en el que naufragó dejando a muchos acreedores ahogados. Ahora, su hermano Javier Botín, dueño de JB Capital Markets, ha decidido volver a intentar que el ilustre apellido deje su impronta en un sector en el que se gana y se pierde mucho dinero. Y lo hace con los hombres del Santander que despidió hace meses su hermana.

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