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Avilés quería que la CAM le devolviera los intereses de mora de los créditos a su familia
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LA AUDIENCIA DE MURCIA NIEGA ESTA PRETENSIÓN

Avilés quería que la CAM le devolviera los intereses de mora de los créditos a su familia

Juan Ramón Avilés, expresidente de la comisión de control de CAM, pretendía que ésta le devolviera los intereses de mora del impago de los créditos a su familia

Foto: El expresidente de la comisión de control de la CAM, Juan Ramón Avilés (EFE)
El expresidente de la comisión de control de la CAM, Juan Ramón Avilés (EFE)

Juan Ramón Avilés, expresidente de la comisión de control de la CAM y juzgado estos días por conceder supuestamente préstamos irregulares a su familia por 17,2 millones, pretendía incluso que la entidad le devolviera los intereses de mora generados por el impago de los mismos, una pretensión que han tumbado el juzgado de San Javier y la Audiencia Provincial de Murcia en segunda instancia. Avilés logró que la entidad utilizara otro préstamo de un organismo público para pagar parte de esas deudas antes de su nacionalización. Pero, una vez que el Sabadell tomó el control de la caja alicantina, cesó en esa práctica y empezó a cobrarle los correspondientes intereses, cuya devolución pretendía Avilés.

Avilés fue el principal beneficiario de las dietas irregulares supuestamente ideadas por Roberto López Abad (exdirector general de la Caja de Ahorros del Mediterráneo), el otro delito por el que se juzga a los dos actualmente en la Audiencia Nacional. Según la acusación, se concedió créditos a sí mismo por valor de 17,2 millones según la querella (que ascienden a 22 de acuerdo con las cuentas del Sabadell) para desarrollar una promoción megalómana en su pueblo, Sucina (Murcia). Algunos de estos créditos, además, provenían de entidades públicas como el ICO o del Instituto de Crédito y Finanzas (Icref) de la Región de Murcia, que puso a nombre de su mujer, su hermana y su hijo Ginés.

La Vereda de Sucina, que así se llamaba el proyecto, se vino abajo con el estallido de la burbuja, con lo que los créditos entraron en mora. Avilés pretendía que la CAM se lo recomprara (por el valor original, por supuesto). Al menos, consiguió que el director territorial de la entidad en Murcia le permitiera dar una patada adelante y utilizar un préstamo del Icref por importe de 800.000 euros para ir pagando las letras de uno de los créditos vencidos, un sistema que funcionó hasta septiembre de 2011, tras la nacionalización de la entidad alicantina. Ni la administración provisional del FROB ni el comprador, Banco Sabadell, mantuvieron el sistema, con lo que dichos créditos entraron en mora. Y, lógicamente, se le aplicaron los intereses correspondientes.

No contento con ser imputado por la concesión de los préstamos, dado que Avilés los considera "legales, en condiciones de mercado y con comisiones abusivas", demandó al Banco CAM para reclamarle que siguiera haciéndose cargo de esa deuda, que le devolviera los intereses de mora y que le pagara daños y perjuicios. Pero no pudo aportar ningún contrato ni prueba, más allá de un mail interno de la dirección territorial de Murcia, por lo que su demanda fue desestimada. Recurrió y ha vuelto a perder.

"Me asfixian y me acusan de no respirar"

El fiscal del juicio de la Audiencia Nacional, Luis Rodríguez Sol, le preguntó el lunes por estas sentencias y por qué Avilés no paga los intereses de demora. Inicialmente, se escudó en que tienen garantías hipotecarias por el doble del valor de los préstamos, pero, ante la insistencia del ministerio público, respondió que "no puedo pagar los intereses porque no tengo dinero". Además, asegura que el FROB devolvió las señales de las primeras 22 viviendas vendidas de la promoción de Sucina en vez de seguir comercializándolas, por lo que "esto es como asfixiarme con una bolsa de plástico y acusarme de que no respiro".

El expresidente de la comisión de control más folclórica de la banca española (había una bailarina y un psiquiatra entre sus miembros) también se escudó en la teoría de la conspiración al ser preguntado por qué no vendía los inmuebles que garantizan los préstamos: "¿Alguien compraría algo al grupo Avilés después del ruido mediático que han hecho algunos para perjudicarnos?". Dentro de esta teoría, sostiene que el expediente de estos contratos "ha sido destruido". Asimismo, asegura que, para garantizarlos, llegó a poner en prenda la casa en que vive su madre y los regalos de boda de su hijo Ginés, que además es su abogado defensor. Por supuesto, niega que haya ninguna irregularidad por ser presidente de la comisión de control, ya que este órgano "no votaba los préstamos que concedía la caja".

Los 'momentos Avilés'

Avilés, que antes de estar en la CAM había sido concejal de seguridad, transportes o bomberos de Murcia, ha protagonizado algunas de las anécdotas del juicio en la Audiencia Nacional. El primer día apareció en la puerta del edificio ataviado con la toga propia de los letrados, con la explicación de que "soy licenciado en Derecho". Amablemente, el personal del tribunal le hizo ver que allí no va con toga cualquier licenciado, sino sólo los jueces, fiscales y abogados de las acusaciones o de las defensas... pero no los propios acusados.

Asimismo, cuando el abogado de la Fundación CAM y el Fondo de Garantía de Depósitos, Carlos Gómez Jara, le preguntó cuál era la carga de trabajo que podía explicar que las dietas de TIP (la división inmobiliaria) fueran mucho más altas que las de la misma comisión de la CAM, Avilés respondió que tenían "muchísimo trabajo, con reuniones larguísimas, que podían durar hasta dos horas".

Juan Ramón Avilés, expresidente de la comisión de control de la CAM y juzgado estos días por conceder supuestamente préstamos irregulares a su familia por 17,2 millones, pretendía incluso que la entidad le devolviera los intereses de mora generados por el impago de los mismos, una pretensión que han tumbado el juzgado de San Javier y la Audiencia Provincial de Murcia en segunda instancia. Avilés logró que la entidad utilizara otro préstamo de un organismo público para pagar parte de esas deudas antes de su nacionalización. Pero, una vez que el Sabadell tomó el control de la caja alicantina, cesó en esa práctica y empezó a cobrarle los correspondientes intereses, cuya devolución pretendía Avilés.

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