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Las tres salidas de Juan María Nin
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Treinta años de banca en un instante

Las tres salidas de Juan María Nin

El pasado jueves 26 de junio, el presidente de CaixaBank, Isidre Fainé, invitó a cenar a su número dos para comunicarle que ya no contaba con él.

Foto: El ex director general de La Caixa, Juan María Nin. (EFE)
El ex director general de La Caixa, Juan María Nin. (EFE)

"Desconfía de los griegos incluso si traen regalos", dijo Laocoonte en una frase premonitoria cuando vio el Caballo de Troya. ¿Debió pensar eso Juan María Nin cuando el pasado jueves 26 de junio el presidente de CaixaBank, Isidre Fainé, le invitó a cenar y le comunicó que ya no contaba con él? ¿Pasa en esos momentos toda tu vida bancaria de más de 30 años ante tus ojos? ¿O el repaso se limitó sólo a aquellos instantes en que, como en esa cena crucial, tuvo que dejar una organización con la que había estado muy implicado?

Primera salida. 2002. En el Banco Santander, Juan María Nin era como el último mohicano, pero en su caso, más bien, el último del Hispano. La relación con Emilio Botín se había convertido en muy buena. Mientras que el resto de sus compañeros habían caído en la fusión, él había alcanzado el puesto de director general de Banca Comercial y, posteriormente, de Empresas del Santander Central Hispano.

A sus allegados, Nin siempre explicaba que la época más complicada había sido la bicefalia entre Botín y José María Amusátegui. Básicamente, porque el primero era aficionado a despachar a las ocho de la mañana, mientras que el segundo, con otros biorritmos, prefería cenas y copas posteriores, lo que hacía que la jornada laboral se alargara de manera inhumana. Nin llevaba en el banco desde 1980.

Pero en 2002, los tiempos de Amusátegui ya habían pasado. Así que lo único que podía sacar a Nin del Banco Santander era una superoferta. Y eso es lo que traía el presidente Josep Oliu debajo del brazo. El catalán quería colocar al Banco Sabadell en la primera división bancaria. Fuentes de la entidad que recuerdan aquellos tiempos aseguran que, tanto como el dinero, a Nin le tentó la posibilidad de volver a Barcelona. Formado en Deusto, y perfectamente integrado en Madrid, después de todo Nin añoraba vivir en la capital catalana. Y eso era lo mejor de la oferta del Banco Sabadell. Así que dijo adiós a Botín, con el que sigue manteniendo una relación fluida.

Segunda salida. Junio, 2007. El móvil de Juan María Nin sonó y, según la versión que explicó el propio Fainé, “nos pusimos de acuerdo muy rápidamente”. Fichar como director general de La Caixa era volver a la primera división, pero trabajando en Barcelona. Sobre el papel, el mejor de los dos mundos. Quien se lo tomó mal, muy mal, fue Josep Oliu, que se muestra especialmente competitivo cuando se trata de su eterno rival, La Caixa.

La relación con Oliu se había tensionado desde abril de ese año. El derrumbe de Astroc había arrastrado a la bolsa española y esta operación había estado financiada y apoyada por el Banco Sabadell, del cual Enrique Bañuelos había llegado a ser accionista destacado. El Banco de España exigió a Oliu que enviase a uno de los suyos a Astroc para poner orden y hacer el control de daños. Y Josep Oliu delegó esta ingrata tarea en Juan Antonio Alcaraz, director de banca de empresas de Banco Sabadell y mano derecha de Nin. Nin se molestó por esta decisión y ese conflicto facilitó, dos meses después, su fichaje de relumbrón por La Caixa.

Una de las primeras decisiones que tomó Nin fue que La Caixa fichase a Alcaraz, con lo que a sus ojos se reestablecía el orden de los años dorados del Banco Sabadell y de su política de compras: el Banco Atlántico, el Urquijo… La herencia del Sabadell tuvo una gran influencia en La Caixa. Prueba de ello fue la apuesta por crecer en el mercado de empresas y pymes, el nicho tradicional del banco de Oliu. Una de las principales críticas que se le hacían a Nin desde la vieja guardia de La Caixa era que simplemente se había llevado el powerpoint del plan estratégico del Banco Sabadell y había cambiado los logos.

Tercera salida. 30 de Junio de 2014

Y eso nos lleva al pasado lunes. La Caixa ha sido generosa en todos los sentidos y no sólo por el dinero y los consejos de administración. Juan María Nin mantendrá despacho, coche y, en esencia, en los próximos meses seguirá siendo un hombre de La Caixa a todos los efectos, pese a dejar el consejo de administración de CaixaBank y su puesto de consejero delegado. ¿Sigue siendo válido el ancestral consejo “desconfía de los regalos de los griegos”?

Más allá de su deseo personal, que habría sido continuar en el cargo, Juan María Nin ha trabajado en cinco grandes bancos y sabe que ninguno era suyo. Es un ejecutivo y estas cosas pasan. La escenificación del pacto amistoso le conviene. Y como también sabían los griegos, no es bueno desafiar a los dioses. Además, conoce bien la casa. Lo bastante como para identificar un buen trato y para ser agradecido a una entidad que le ha dado mucho. Para saber, por ejemplo, que en la entidad catalana uno no está acabado hasta que te envían a un despacho en CosmoCaixa.

"Desconfía de los griegos incluso si traen regalos", dijo Laocoonte en una frase premonitoria cuando vio el Caballo de Troya. ¿Debió pensar eso Juan María Nin cuando el pasado jueves 26 de junio el presidente de CaixaBank, Isidre Fainé, le invitó a cenar y le comunicó que ya no contaba con él? ¿Pasa en esos momentos toda tu vida bancaria de más de 30 años ante tus ojos? ¿O el repaso se limitó sólo a aquellos instantes en que, como en esa cena crucial, tuvo que dejar una organización con la que había estado muy implicado?

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