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Los barones con más peso dejan claro a Pedro Sánchez que quieren congreso en marzo
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REUNIÓN CLAVE DEL COMITÉ FEDERAL EN FERRAZ

Los barones con más peso dejan claro a Pedro Sánchez que quieren congreso en marzo

Andalucía, Asturias, Valencia y Castilla-La Mancha tendrían los números para forzar un nuevo Comité Federal a principios de enero si la ejecutiva maniobra para eludir poner fecha al cónclave socialista

Foto: Los presidentes de la Junta de Andalucía, Susana Díaz y Asturias, Javier Fernández. (EFE)
Los presidentes de la Junta de Andalucía, Susana Díaz y Asturias, Javier Fernández. (EFE)

En su media hora de intervención ante el Comité Federal de este lunes, Pedro Sánchez no dijo ni media palabra sobre la fecha del congreso federal del PSOE que decidirá sobre su continuidad al frente del partido. En cuanto se cerró la puerta del cónclave, las principales federaciones fueron poniendo voz a la exigencia de que haya congreso cuando toca según los estatutos del partido, es decir en las primeras semanas de marzo como muy tarde. Fue el secretario general del PSOE de Asturias, Javier Fernández, el primero que abrió fuego. Acto seguido abandonó con mucha prisa la reunión y eludió hacer declaraciones.

El extremeño Guillermo Fernández Vara, de forma más "tibia" que otros barones, según fuentes socialistas presentes en el Comité Federal, secundó esa petición. A la salida expresó en público sus "dudas" sobre cuándo es la mejor fecha, porque dependerá de la coyuntura exterior y de cómo se desenvuelvan las sesiones de investidura. "Entre febrero-marzo [como quieren los principales barones] y mayo [cuando prefiere el equipo de Pedro Sánchez], hay un término medio", explicó a los periodistas.

Vara señala que tiene “dudas“ respecto a las fechas, porque hay que ver cómo evoluciona la coyuntura, aunque no es partidario de retrasarlo hasta mayo

Los portavoces de Ximo Puig y Emiliano García-Page fueron el secretario de Organización de los socialistas valencianos, Alfred Boix, y el vicepresidente del Gobierno de Castilla-La Mancha, José Luis Martínez Guijarro. Ambos, siempre según los testimonios de quiénes siguen la reunión desde dentro, también apostaron abiertamente por que haya congreso federal en su fecha. Martínez Guijarro, como hizo Page a la salida, sí que añadió que la decisión sobre la fecha en todo caso ha de decidirla otro Comité Federal, y no la ejecutiva de Sánchez. El presidente manchego, aunque fiel a Díaz, no quiere que se mezclen los dos debates -el de pactos para la gobernación del Estado y el interno- porque si no se lanzaría un mensaje equivocado a los españoles.

Díaz se centra en los resultados

La única que se centró en los resultados electorales, con un análisis duro, fue Susana Díaz. A la baronesa andaluza ni siquiera le hace falta dejar clara cuál es su posición. Ya lo hizo antes de entrar en Ferraz rodeada de una nube de cámaras y fotógrafos. Dejó claro que el congreso federal debe celebrarse según marquen los estatutos y cuando toque.

No era ningún secreto que los principales barones del partido, que este domingo lograron un acuerdo in extremis con Pedro Sánchez y acotaron su margen de maniobra para negociar con Podemos la formación de un Gobierno, iban a plantearle la fecha del congreso. Ya en esa reunión reprocharon abiertamente al secretario general que a 24 horas del cierre de las urnas pusiera el foco en ese asunto, dejara claro que iba a optar a la reelección y decidiera aplazar hasta después de verano el cónclave socialista. Fue entendido como una declaración de guerra.

Un Comité Federal del PSOE cargado de tensión

En el análisis está la posibilidad de unas elecciones en mayo en las que el PSOE apostaría por otro candidato que no fuera Sánchez. Ahí está, una vez más, Susana Díaz en el centro de todas las miradas. De ahí la urgencia, explican fuentes socialistas, de abordar el congreso cuanto antes. "Es lo que dicen los estatutos del partido, que algunos deberían leerse. En el PSOE no funciona el cesarismo", señaló un dirigente del PSOE afín a Díaz en clara alusión a las formas del secretario de Organización, César Luena, muy contestadas en los territorios.

A la cascada de críticos respondieron dirigentes de federaciones fieles a Sánchez que señalaron que no conviene en este momento abrir el melón interno

El aluvión de peticiones de intervenciones exhibía la fractura interna. Con voz propia tomaron también la palabra Eduardo Madina, hoy aliado con Susana Díaz y hace un año rival de Sánchez en las primarias internas, y Elena Valenciano, número dos del partido con Alfredo Pérez Rubalcaba. Pero también los sanchistas trataron de mostrar su músculo interno. El líder tiene a muchas federaciones a su favor, pero son las más pequeñas. Las que menos suman. Portavoces de Madrid, Galicia, Navarra, Castilla y León, Murcia o Baleares también cerraron filas con el secretario general. También el jefe del PSC, Miquel Iceta, se alineó entre quienes no ven claro que el congreso se celebre ya y argumentó que primero habría que esperar a que se despeje la situación política en Cataluña.

Ferraz no contempla el escenario

La división interna es clara aunque el peso orgánico de quienes aprietan a Sánchez para que convoque el congreso federal ya es mucho mayor. En este escenario, Ferraz seguía asegurando que el congreso no toca y que debería haber primero otra reunión del Comité Federal que ponga fecha. Los críticos de Sánchez barajan que se celebre el 9 de enero. Esto daría margen a que haya congreso en los primeros días de marzo, con 60 días de espacio desde su convocatoria.

La dirección advierte de que convocará el cónclave “cuando lo crea conveniente“ y de que aplazarlo es el “sentir mayoritario“ expresado en la cita de hoy

Desde el equipo de Sánchez no contemplan ese escenario, porque consideran que lo prioritario es asegurar la gobernabilidad del país y no que el partido se enrede en debates internos que no corresponden. De hecho, el secretario general, en su turno de réplica, al final del Comité Federal, que concluyó pasadas las 17 horas, advirtió de que el cónclave se convocará "cuando lo crea conveniente la dirección federal de acuerdo al interés general y al contexto político". Además, el líder extrajo como conclusión que el "sentir mayoritario" expresado a lo largo de la reunión del sábado era ese, que era mejor aplazarlo. Se apoyaba en las más numerosas intervenciones de los sanchistas, que le manifestaron un respaldo "abrumador" a sus tesis, mientras que las voces de los líderes autonómicos representaban la "opinión minoritaria". "Venían como venían y se han ido como se han ido", resumía un importante dirigente de su equipo.Sus contrarios creen que es una argucia con la que sólo busca ganar tiempo, atrincherarse en Ferraz, y negaban que la partida la hubieran perdido los barones.

Si las posiciones se enrocan sólo quedará una salida: un tercio de los presentes en el cónclave socialista de hoy -el órgano se compone de unos 250 miembros-pueden forzar la convocatoria de un nuevo Comité Federal, porque los críticos con el líder tendrían los números suficientes, al aglutinar a los territorios con mayor peso en militantes. Eso sería un desafío en toda regla al líder del partido y desde la ejecutiva federal no lo esperan ni creen que los números salgan tan a favor de los barones. Pero está claro que la contienda interna no acaba este lunes.

La reunión de este lunes, celebrada en medio de un ambiente tenso, se alargó varias horas, hasta pasadas las cinco.Tras Sánchez habían pedido la palabra 49 dirigentes, un volumen de solicitudes -aunque al final no hablaron todos-que mostraba el grado de interés con el que estabadiscurriendo la cita. Hasta se acercó a Ferraz un rostro inhabitual, como el ex secretario general Joaquín Almunia.

En su media hora de intervención ante el Comité Federal de este lunes, Pedro Sánchez no dijo ni media palabra sobre la fecha del congreso federal del PSOE que decidirá sobre su continuidad al frente del partido. En cuanto se cerró la puerta del cónclave, las principales federaciones fueron poniendo voz a la exigencia de que haya congreso cuando toca según los estatutos del partido, es decir en las primeras semanas de marzo como muy tarde. Fue el secretario general del PSOE de Asturias, Javier Fernández, el primero que abrió fuego. Acto seguido abandonó con mucha prisa la reunión y eludió hacer declaraciones.

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