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Cobrar un peaje a los contaminantes: la UE acuerda su nueva tasa al CO₂ para la industria
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En frontera a partir de octubre de 2023

Cobrar un peaje a los contaminantes: la UE acuerda su nueva tasa al CO₂ para la industria

La Unión Europea alcanza un principio de acuerdo para crear una tasa de carbono en frontera para cobrar a la industria contaminante que exporte a Europa

Foto: Emisiones de CO₂ de una planta industrial. (EFE/Georgi Livocski)
Emisiones de CO₂ de una planta industrial. (EFE/Georgi Livocski)

Los Veintisiete y la Eurocámara han alcanzado este lunes de madrugada un principio de acuerdo para el establecimiento de una tasa de carbono en frontera (CBAM, por sus siglas en inglés), el primer mecanismo de este estilo a nivel global. Aunque para poder ser aplicado todavía tendrá que resolverse otro dosier, el de las nuevas normas sobre el sistema de comercio de emisiones (ETS), cuyas negociaciones se celebran este viernes y sábado, el pacto final, en caso de lograrse un acuerdo en el dosier del ETS, permitirá en el futuro establecer un impuesto para aquellos productos que no cumplan con los estándares climáticos de la Unión Europea, que tiene una ambiciosa agenda de reducción de emisiones.

La razón por la que el CBAM necesita también un acuerdo sobre el dosier del ETS es porque la nueva tasa se basa sobre el sistema de comercio de emisiones europeo, por el que las empresas pagan un determinado precio por cada tonelada de CO₂ que emiten a la atmósfera. Las industrias que importen a la Unión Europea tendrán que informar de cuánto han pagado a nivel de emisiones en la producción del producto importado. En caso de que el precio sea el mismo, el montante será cero. En el caso de que paguen el equivalente a la mitad de lo que tendrían que haber abonado si ese producto se hubiera producido en Europa, entonces el montante del impuesto se reducirá a la mitad.

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El objetivo es triple. Por un lado, igualar el terreno entre las empresas europeas que asumen unos importantes costes para reducir sus emisiones y aquellas en otros mercados, como el ruso o el chino, que pueden ahorrarse los costes provocados por la transición ecológica. Por el otro, es un mensaje hacia el interior para desincentivar a empresas europeas a que se deslocalicen a otras partes del mundo para ahorrarse el difícil camino de la reducción de emisiones y exportar después sus productos a la Unión Europea: lo que no pagues en ETS y en innovación en casa, tendrás que acabar pagándolo en frontera si te llevas tu industria a otro sitio. Los países que quieran que sus industrias se ahorren este nuevo impuesto en frontera tienen una alternativa: seguir el camino de los Veintisiete en materia del sistema de comercio de emisiones. Y ese es el tercer objetivo: incentivar la elevación de los estándares climáticos en la industria a nivel global.

No será un impuesto para cualquier tipo de producto. Se tratan de industrias muy contaminantes o en las que la Unión tiene un interés estratégico en evitar que la deslocalización y la desindustrialización: el hierro y acero, el cemento, los fertilizantes, el aluminio, la electricidad y el hidrógeno. “Las emisiones indirectas también se incluirían en la regulación de manera bien delimitada”, señala el comunicado del Consejo.

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"Es una pieza clave de nuestra acción climática", ha celebrado Josef Síkela, ministro de Industria de República Checa, el país que ostenta la presidencia de turno del Consejo de la Unión Europea. "Promoverá la importación a la UE por parte de empresas extracomunitarias de productos que respeten los altos estándares climáticos aplicables en los Estados miembros", ha añadido el checo. "Acuerdo histórico para evitar la fuga de carbono. Apoyamos la industria europea y el empleo promoviendo la transición verde", ha señalado por su parte Paolo Gentiloni, comisario de Economía.

"Casi las cinco de la mañana y acabamos de hacer un trato sobre el CBAM. Otra primera vez a nivel mundial para la acción climática. Se ha discutido durante los últimos 20 años. ¡Ahora lo logramos!", ha escrito por su parte el eurodiputado Pascal Canfin, presidente de la comisión de Medioambiente del Parlamento Europeo. Ese "trato" tenía que cerrarse entre los negociadores de la Eurocámara y los del Consejo, que representa a todos los Estados miembros.

Una vez haya un acuerdo final sobre el dosier de ETS, se empezará a poner en marcha el CBAM a partir de octubre de 2023. En un primer momento, las compañías solamente tendrán que adaptarse al sistema de información, aportando a las autoridades europeas los datos necesarios para, en una segunda fase, tener ya un sistema operativo efectivo para empezar a cobrar el impuesto a aquellos productos importados que no cumplan con los estándares.

Los Veintisiete y la Eurocámara han alcanzado este lunes de madrugada un principio de acuerdo para el establecimiento de una tasa de carbono en frontera (CBAM, por sus siglas en inglés), el primer mecanismo de este estilo a nivel global. Aunque para poder ser aplicado todavía tendrá que resolverse otro dosier, el de las nuevas normas sobre el sistema de comercio de emisiones (ETS), cuyas negociaciones se celebran este viernes y sábado, el pacto final, en caso de lograrse un acuerdo en el dosier del ETS, permitirá en el futuro establecer un impuesto para aquellos productos que no cumplan con los estándares climáticos de la Unión Europea, que tiene una ambiciosa agenda de reducción de emisiones.

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