La empresa española que ahorra 334 toneladas de CO2 anuales con los paquetes que te lleva a casa
Por EC Brands
Koiki realiza repartos de proximidad en bici, patinete o a pie a la par que da empleo a personas vulnerables o en riesgo de exclusión.
Suena el timbre de casa y das un salto de alegría: el paquete que pediste acaba de llegar. Y mientras lo abres, quizá te hagas alguna pregunta. La primera vez que te lo trajeron no estabas en casa y este ha sido el segundo intento, así que ¿cuántos kilómetros de más habrá tenido que recorrer el vehículo de reparto? De hecho, como has comprado el producto por internet y el paquete ha hecho un largo camino por carretera antes de llegar a tus manos, ¿estás siendo todo lo sostenible que te gustaría?
Si eres de los que se hace este tipo de preguntas, tenemos buenas noticias para ti. Según un informe del World Economic Forum, las emisiones en el transporte se podrían reducir entre un 11% y un 60% gracias al uso de vehículos más eficientes en el reparto de última milla, aquel en el que un paquete es recogido por un transportista en un almacén a las afueras de tu ciudad para llevarlo a tu casa. Y es que es en esta última milla donde más posibilidades hay de reducir emisiones, ya que muchas veces se hace en el centro de las ciudades, donde existe mayor congestión de tráfico.
Descarbonización del transporte en tu barrio
Y eso es precisamente lo que hace Koiki, una empresa española de transporte participada por Fundación Repsol, que se ha propuesto descarbonizar el transporte de última milla y, además, hacerlo de manera inclusiva, dando empleo a colectivos vulnerables.
La descarbonización se consigue mediante dos acciones. En primer lugar, la forma en que acuden a tu casa cuando reciben tu paquete de una gran empresa de transporte o una tienda ‘online’: “Nuestros repartidores van andando, en bici o en patinete eléctrico”, nos cuenta Patricia de Francisco, responsable de marketing y ventas de la empresa. “Y en caso de que sea un paquete pesado, recurrimos a vehículos ecoeficientes”.
En segundo lugar, la reducción de emisiones se logra gracias a un cambio de modelo respecto a las empresas logísticas tradicionales: “La mayoría de ellas tienen naves en las afueras de las ciudades y cada día van al centro para repartir paquetes en última milla. Nosotros, en los envíos urbanos nos instalamos en el barrio, estamos siempre muy cerca del destinatario, así que podemos ofrecerle flexibilidad para que no haya fallos en las entregas, ausencias, etc.”.
Con todas estas medidas, desde Koiki aseguran que ahorraron cerca de 172 toneladas de CO2 en emisiones en 2020 y 334 en 2021. Hoy el 98% de sus repartos se realizan al primer intento, gracias a que los usuarios pueden hacer un seguimiento en vivo del envío y pueden contactar con la persona que reparte para acordar la hora de la entrega.
Pero su labor va mucho más allá. “Cuando nos implantamos en una zona, contactamos con entidades que dan apoyo a colectivos vulnerables o en riesgo de exclusión empleo para estas personas y, además, hacerlo en un sector en auge como es el transporte de última milla”, añade Nerea Ortiz, directora de la red de centros. De hecho, la empresa crea un empleo nuevo por cada 40 repartos diarios.
En la actualidad, Koiki cuenta con dos centros de consolidación en Madrid y Barcelona y una red de más de 80 microhubs en 27 provincias españolas (A Coruña, Albacete, Alicante, Almería, Álava, Asturias, Baleares, Barcelona, Cantabria, Castellón, Córdoba, Guipúzcoa, Girona, Granada, Huelva, Lleida, Madrid, Málaga, Menorca, Murcia, Navarra, Ourense, Salamanca, Tarragona, Valencia, Vizcaya y Zaragoza) y en Portugal, empleando a cerca de 200 personas. Esta red va a seguir creciendo de manera exponencial, con el objetivo de disponer de centros en todas las ciudades de más de 50.000 habitantes.
Impacto económico, social y medioambiental
Desde su nacimiento en 2015, la actividad de Koiki no ha pasado inadvertida. Una de las primeras entidades en impulsar esta empresa ha sido Fundación Repsol, que invierte en el desarrollo de empresas enfocadas en la transición energética que promueven la inclusión de colectivos vulnerables, generando un triple impacto positivo: medioambiental, social y económico.
Para Luis Casado, director de Repsol Impacto Social, la entrada en esta compañía respondió a su encaje en tres factores que considera determinantes: “Queremos promover proyectos empresariales que tengan impacto económico, pero también social y medioambiental: contribuir a una transición energética justa e inclusiva”, explica.
Se trata, en definitiva, de que la sostenibilidad sea completa, especialmente en un sector, el del transporte de última milla , que está asumiendo el reto de descarbonizar una actividad que, lejos de frenarse, no va a parar de crecer en los próximos años.