El ICO catalán renuncia a ser banco y dificulta los planes de la Generalitat para una entidad pública

Jarro de agua fría a los planes del independentismo para crear una banca pública catalana. El consejero delegado del Institut Català de Finances (ICF), Jordi Òliva, ha anunciado este jueves que renuncia a la posibilidad de obtener la ficha bancaria. En otras palabras: si el Govern quiere constituir una entidad financiera de propiedad autonómica no será a través de este organismo.

La noticia llega después de que el Banco de España desestimara la petición del ICO catalán para tener licencia que le permitiese operar en el mercado minorista. "El ICF, como queremos ser, no necesita ficha bancaria", ha explicado Òliva en una rueda de prensa este jueves en la sede de la entidad, en la que ha reiterado que no le hace falta esta licencia al tratarse de un "banco público de promoción".

"No es que el Govern no quiera hacer un banco catalán", ha comentado Òliva, a la vez que ha destacado que hay otras opciones que se están explorando, "pero el ICF es el ICF" y "no necesita ficha bancaria".

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Òliva ha explicado que el recurso presentado después de que el Banco de España desestimara la petición de tener licencia para operar en el mercado minorista está más bien enfocado a "entender la letra fina" de la cuestión, y no porque haya un conflicto con el regulador estatal, que está "cómodo" con la situación actual.

El ICF desestima así una de sus reivindicaciones más importantes, después de que el pasado mes de febrero el Banco de España rechazara la petición para que tuviera licencia para operar en el mercado minorista.

La Generalitat siempre ha defendido lo "estratégico" de contar con un banco público catalán, y cuando presentó el recurso ya aseguró que insistiría en la vía de conseguir la licencia bancaria, aunque también destacó que se estaban estudiando otras "vías alternativas" para conseguirlo. La reivindicación de un banco público catalán es una vieja batalla del nacionalismo, ya desde los tiempos de Jordi Pujol, que ha tomado más fuerza que nunca con la llegada de la izquierda independentista al Palau.