El nuevo banco público de la Generalitat (ICF) no competirá con la banca de particulares
Los clientes estipulados del ICF se limitará a grandes, medianas y pequeñas empresas, microempresas y autónomos; además de entidades del sector público y entidades sociales
La Generalitat ha pedido ficha bancaria para el Institut Català de Finances (ICF), lo hizo a finales de marzo, mientras Pere Aragonès era todavía 'conseller' de Economía y además presidente en funciones. Cuando tengan la ficha, la entidad cambiará de nombre: se denominará ICF Banc, pero todo cambiará, solo que no de la manera en que se ha explicado al gran público. ICF Banc se centrará la banca de empresa, con muchas más competencias que antaño, pero renuncia de manera explícita a actuar en la rama de banca de particulares, según consta en el Programa de Actividad que la entidad ha presentado junto a la petición de ficha bancaria a las autoridades administrativas, tanto las europeas como ante el Banco de España.
"En ningún caso ICF Banc establecerá relaciones comerciales o de negocio con consumidores persona física, entendiendo como tales a toda persona física que actúe con un propósito ajeno a su actividad comercial o profesional", se asegura en el Programa de Actividad. Por tanto, banca pública sí, como se prometió a los votantes independentistas, pero centrada en el mundo de la empresa, algo que se evitó matizar. Particulares abstenerse. Los bancos minoristas pueden estar tranquilos.
No es el único veto que se reconoce en el trámite administrativo iniciado ante el Banco de España: "La entidad pone de manifiesto que no pretende ejercer la libre prestación de servicios o la creación de sucursales en otros Estados miembros de la Unión Europea, o llevar a cabo actuaciones en terceros países, en el momento de su constitución", se añade. Tampoco emitirá tarjetas de crédito, entre otras limitaciones.
La petición de ficha bancaria del ICF se produjo a finales de marzo. Pese a ello, ERC y JxCAT incluyeron la petición de la ficha en el programa de gobierno pactado para investir a Aragonès. Es decir, se sumó como condición algo que ya estaba hecho. Tampoco es de extrañar, porque el programa pactado no era un programa político como tal, sino una lista de los deseos, lo más larga posible, por cierto. En realidad, una vez que solicitas ficha bancaria, y si no hay problemas de solvencia, y el ICF va sobrado de recursos propios, solo hay que sentarse a esperar. El trámite tarda entre un año y 15 meses.
En términos financieros, ICF Banc tienen mucho que ganar. Pero los votantes independentistas esperan que se cree un banco público en el que podrán abrir cuentas corrientes y no será exactamente así. Será un banco público, sí, pero no para competir en el mercado de particulares, sino solo en el de empresas. Eso sí, con mucho más servicios que antes no ofrecía, como por ejemplo poder abrir depósitos para las empresas.
El nuevo ICF
El nuevo ICF podrá hacer muchas cosas que ahora no están a su alcance. Por ejemplo, ofrecer a sus clientes empresariales la emisión de cheques, abrir depósitos a cuenta de esas mismas empresas, podrá acceder a las líneas del BCE y ofrecer gracias a eso créditos más competitivos, también podrá firmar hipotecas —pero de nuevo no a particulares— además de operaciones de crédito tipo 'leasing' y competirá de manera directa con la banca de negocios, ya que podrá llevar a cabo "asesoramiento a empresas en materia de estructura del capital, de estrategia empresarial y de cuestiones afines, así como asesoramiento y servicios en el ámbito de las fusiones y de las adquisiciones de empresas", según consta en esta Memoria de Actividad.
Los clientes estipulados del ICF serán "grandes, medianas y pequeñas empresas, microempresas y autónomos, entidades del sector público y entidades sociales". Dicho de otra manera, cuando se hagan públicas las características del nuevo banco público de la Generalitat, tal vez desilusione a los votantes independentistas, pero causarán inquietud en las divisiones de banca empresarial de CaixaBank, Banco Sabadell y BBVA, las tres más activas en Cataluña en este momento. Demasiado sutil para agradar a las bases soberanistas, pero que tendrá consecuencias en el mercado financiero medio plazo.
El ICF cuenta con capital social de sobra para solicitar la ficha bancaria solicitada
El ICF cuenta con 883,6 millones de fondos propios, según la memoria del banco de 2020. Y ganó 5,4 millones ese año. Por tanto, cuenta con las características necesarias para tener la ficha bancaria. Está capitalizado de sobra para lograr la ficha. La cartera de inversión es de 2.403 millones, de los que 1.848 millones son créditos a empresas. La ratio de morosidad es del 6,2%.
Cambios de última hora
En este momento el consejero delegado es Víctor Guardiola, proveniente de una antigua dirección territorial de CaixaBank. Guardiola fue nombrado por Pere Aragonès, cuando estaba en funciones. Mientras espera que le aprueben la ficha bancaria, no es previsible que haya un problema al respecto; Guardiola está centrado en sacar adelante el nuevo plan estratégico de la entidad a tres años.
Con la ficha bancaria el ICF estará de manera literal en manos de los directivos del nuevo banco, es decir, de Guardiola y su comité de dirección. Los políticos podrán influir muchos menos en la entidad en un futuro.
Por mucho que se ha vendido que ICF Banc será una estructura de Estado de la futura Cataluña independiente, lo cierto es que una vez que tenga la ficha bancaria la entidad se habrá blindado de interferencias políticas. Con la ficha bancaria, una operación como la de Spanair en 2009 nunca hubiera podido llevarse a cabo. De hecho, la Generalitat tuvo que recurrir a una sociedad pública, Avança, para el polémico rescate de los gimnasios Dir a principios de año. El ICF nunca hubiera podido apoyar una operación de ese tenor y riesgo mientras pedía la ficha. Y tampoco una vez que se la hayan otorgado. De nuevo, la política que se verbaliza y la que luego se acaba ejecutando tienen poco que ver en Cataluña.
(La sección Masa Crítica de los sábados se dejará de publicar hasta el próximo mes de septiembre con motivo de las vacaciones estivales).
La Generalitat ha pedido ficha bancaria para el Institut Català de Finances (ICF), lo hizo a finales de marzo, mientras Pere Aragonès era todavía 'conseller' de Economía y además presidente en funciones. Cuando tengan la ficha, la entidad cambiará de nombre: se denominará ICF Banc, pero todo cambiará, solo que no de la manera en que se ha explicado al gran público. ICF Banc se centrará la banca de empresa, con muchas más competencias que antaño, pero renuncia de manera explícita a actuar en la rama de banca de particulares, según consta en el Programa de Actividad que la entidad ha presentado junto a la petición de ficha bancaria a las autoridades administrativas, tanto las europeas como ante el Banco de España.
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