Es noticia
Mano de obra barata: empresas alemanas producen en prisiones españolas
  1. Economía
FALTA TRANSPARENCIA

Mano de obra barata: empresas alemanas producen en prisiones españolas

Una media de 2.700 presos trabajan cada año para alrededor de un centenar de compañías, según los datos obtenidos por Correctiv

Foto: Centro penitenciario de Picassent. (EFE)
Centro penitenciario de Picassent. (EFE)

Si lee estas líneas en un tren, puede que el sistema de aire acondicionado de su vagón haya sido fabricado, en parte, por reclusos. En las cárceles españolas, una media de 2.700 presos trabajan cada año para alrededor de un centenar de empresas privadas, según los datos obtenidos por Correctiv a través de una petición de información pública. Casi 30.000 entre los años 2010 y 2020. Los internos prestan a estas compañías todo tipo de servicios en más de 50 centros penitenciarios de toda España: desde la confección de prendas hasta el envasado de caramelos, pasando por el manipulado de ajos o la fabricación de perchas.

Estas labores remuneradas tienen como fin último facilitar la futura reinserción laboral de las personas privadas de libertad, una vez cumplida su condena, tal y como establece el Real Decreto 782/2001, de 6 de julio, que regula el empleo de este colectivo. Y es que, dadas sus circunstancias, los reclusos que desempeñan trabajos pagados en prisión no están incluidos en el Estatuto de los Trabajadores, sino que su relación laboral se considera “de carácter especial” y se rige por una legislación propia. Esto no quiere decir que los y las internas no tengan derechos. Sin embargo, hay muy poca transparencia de puertas para afuera.

“Todavía falta mucha transparencia en una gestión que se financia con recursos públicos”, apunta Comisiones Obreras

“El acceso a la información sobre las empresas que dan trabajo a la población reclusa es difícil, porque no es pública. Tampoco las condiciones laborales en las que ese trabajo se lleva a cabo”, dice Silvia Fernández, de la Secretaría General de CCOO en Instituciones Penitenciarias. “Todavía falta mucha transparencia en una gestión que se financia con recursos públicos”.

En realidad, los reclusos no trabajan directamente para las empresas, sino que son contratados por la entidad estatal Trabajo Penitenciario y Formación para el Empleo (TPFE), dependiente del Ministerio del Interior. Esta entidad firma acuerdos de colaboración con las compañías, a las que después factura los servicios prestados por los internos. Esos convenios no son públicos, como sí lo son los que TPFE firma con otros organismos, como ayuntamientos o fundaciones. En cuanto a las retribuciones, el Real Decreto 782/2001 solo dice que, para calcularlas, “se tomará como referencia el salario mínimo interprofesional vigente en cada momento” y que “podrán calcularse por producto o servicio realizado, por tiempo o por cualquier otro sistema”.

Foto: Cárcel de Ponent. (Foto: Google Street View)

“Estamos ante un caso claro de dumping social”, dice CCOO en un informe del año 2016 sobre el trabajo de las personas privadas de libertad. El sindicato acusa a la Administración Penitenciaria de facilitar “mano de obra en condiciones casi esclavistas”. “Se han dado casos”, continúa el texto, “donde las empresas que trabajan en prisiones, mientras contrataban internos a costes muy bajos, llevaban a cabo ERE (...) fuera de prisión”.

Algunos de los talleres en los que TPFE emplea a los reclusos son verdaderas fábricas, a juzgar por el número de personas que allí trabajan. Es el caso de Merak, una filial española de la firma alemana Knorr-Bremse. Merak, que tiene su sede en Getafe (Madrid), da tarea indirectamente a una media de 120 personas cada año en el centro penitenciario de Ocaña I, en Toledo. A día de hoy, según TPFE, 135 internos prestan servicio en el taller que produce para la firma alemana. Desde 2010 hasta 2020, los encargos de Merak han proporcionado ocupación a más de 1.300 personas en esa prisión. Otra filial de Knorr-Bremse, Merak Sistemas Integrados de Climatización, que desde el año 2013 colabora con el centro penitenciario de Ocaña II, también en Toledo, da tarea en la actualidad a 84 reclusos, de acuerdo con TPFE.

Sin embargo, Knorr-Bremse no tiene convenios solo en Toledo. Puede que, en vista del éxito de su colaboración con las prisiones de Ocaña, otra de sus filiales, Knorr-Bremse SA, decidiera comenzar a trabajar en 2018 con el centro penitenciario Madrid IV, en Navalcarnero. En la actualidad, son 63 los penados que desempeñan allí tareas para la firma alemana.

Los presos perciben unos 700 euros mensuales por su trabajo, tras firmar un contrato de obra o servicio

En respuesta a las preguntas de Correctiv, TPFE explica que, en estos tres talleres, los reclusos se dedican al “montaje de componentes y subconjuntos de sistemas de climatización del sector ferroviario” y que, de media, perciben unos 700 euros mensuales por su trabajo. Los presos firman un contrato de obra o servicio con la entidad estatal, en el que se especifica cuántas horas deben trabajar. En todos los casos, aclara TPFE por escrito, el cómputo total “es inferior a 168 horas/mes”, y depende de la carga de trabajo y del resto de actividades con las que los reclusos deban cumplir en prisión, así como de permisos a los que tengan derecho.

Por su parte, Knorr-Bremse confirma que los internos que trabajan en los tres talleres se dedican al montaje “para la producción en serie” de sistemas de aire acondicionado. En sus propias instalaciones de Getafe, aclaran desde la sede central de la compañía en Alemania, la empresa se dedica a la gestión de proyectos, las labores de ingeniería, así como el desarrollo de prototipos. En total, Knorr-Bremse emplea a más de 550 personas en sus fábricas en España. Según las cifras facilitadas por TPFE a Correctiv, los tres talleres que trabajan para las filiales españolas de la firma alemana ocupan en total a 282 reclusos.

“Estamos convencidos de que este modelo de cooperación combina los beneficios sociales para los presos, así como su reciclaje y reintegración en la sociedad, con la capacidad de mantener recursos más cualificados a un coste competitivo en Europa Occidental”, explica una portavoz de Knorr-Bremse a Correctiv. La firma asegura que las compañías con las que compite en el mercado global han optado por la deslocalización a países con bajos salarios “como China o India”, pero que ellos han preferido mantener en España las labores “poco cualificadas y repetitivas, para las que los reclusos están formados”. De este modo, Knorr-Bremse y sus filiales han podido “mantener e incluso desarrollar en España una mano de obra más cualificada y flexible” fuera de prisión para las actividades de mayor valor añadido.

Foto: Ángel Yuste, secretario general de Instituciones Penitenciarias, durante una comparecencia en el Congreso de los Diputados. (EFE)
TE PUEDE INTERESAR
Mantener a un preso en la cárcel es más caro que lo que cuesta un sueldo medio
Roberto R. Ballesteros David Fernández

Otra de las empresas alemanas que encarga tarea a los presos a través de la entidad estatal TPFE es Dr. Franz Schneider. Desde su sede en Alemania, la firma no ha querido responder a las preguntas de Correctiv sobre el trabajo que los internos del centro penitenciario de Picassent desarrollan para su filial española. La compañía se dedica al montaje de sistemas de aire acondicionado para vehículos, algunos de ellos, de marcas de lujo. TPFE sí explica que la compañía se encuentra en “un periodo de prueba previo a la firma del Acuerdo de Colaboración”, a pesar de que, según la información remitida por ese mismo organismo a Correctiv, Dr. Franz Schneider SA ya trabajó con el centro penitenciario de Picassent entre los años 2010 y 2013, cuando daba empleo a alrededor de una decena de presos. Actualmente, y debido a la situación creada por el covid-19, aclara TPFE, los reclusos trabajan en torno a 6 horas diarias. La entidad no especifica cuántos son ni lo que perciben por su tarea.

A pesar del oscurantismo que rodea las condiciones en las que los internos prestan servicios a estas empresas a través de convenios firmados con TPFE, algunas organizaciones han intentado arrojar un poco de luz sobre el tema. CCOO, en el informe ya mencionado, detallaba que la remuneración a los reclusos, decidida por TPFE, oscilaba en el año 2015 entre los 2,59 euros por hora de las categorías inferiores hasta los 4,51 de los empleos con mayor grado de cualificación. Si se tiene en cuenta que, en algunos casos, la remuneración se vincula al número de piezas producidas o manipuladas y no se fija un salario por hora trabajada, lo percibido por los reclusos puede caer en la práctica por debajo de estos valores.

placeholder Vista general del Centro Penitenciario de Picassent. (EFE)
Vista general del Centro Penitenciario de Picassent. (EFE)

El ahorro en salarios no sería el único coste que recortarían las firmas que colaboran con los centros penitenciarios españoles. Según CCOO, la Administración Penitenciaria no solo pone a disposición de las empresas sus instalaciones, sino que también asume gastos corrientes como la luz o el agua. “Esta es la realidad de las empresas (...), muy alejada de los fines constitucionales de reinserción, con un objetivo claro de obtener la máxima plusvalía en las condiciones de producción más ventajosas”, concluía el sindicato en su informe de 2016.

También en Alemania

Recurrir a la mano de obra reclusa es también habitual para las empresas alemanas en su propio país. Correctiv ha publicado allí una lista de casi un centenar de compañías que han dado trabajo a presos de distintas cárceles en los últimos cinco años. Algunas tan conocidas como Miele, BMW o Volkswagen. La falta de transparencia es allí también un problema, aunque el salario que perciben los trabajadores privados de libertad sí está regulado por ley: perciben entre uno y tres euros por hora de trabajo.

Otro punto en el que coinciden las firmas alemanas es justificar el uso de mano de obra en las prisiones teutonas como una forma de mantener empleos en Europa occidental y no llevárselos a países más baratos. Algunas compañías pueden usar así la etiqueta 'made in Germany' como atractivo para aumentar sus ventas. Hasta los propios establecimientos penitenciarios alemanes se anuncian con el reclamo de los salarios al nivel de países como China o India sin necesidad de salir de Alemania.

Si lee estas líneas en un tren, puede que el sistema de aire acondicionado de su vagón haya sido fabricado, en parte, por reclusos. En las cárceles españolas, una media de 2.700 presos trabajan cada año para alrededor de un centenar de empresas privadas, según los datos obtenidos por Correctiv a través de una petición de información pública. Casi 30.000 entre los años 2010 y 2020. Los internos prestan a estas compañías todo tipo de servicios en más de 50 centros penitenciarios de toda España: desde la confección de prendas hasta el envasado de caramelos, pasando por el manipulado de ajos o la fabricación de perchas.

Sistema penitenciario Empresas CCOO Transparencia
El redactor recomienda