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Réquiem por la mediana empresa: una de cada veinte ha desaparecido por la crisis
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Duro golpe para el tejido productivo

Réquiem por la mediana empresa: una de cada veinte ha desaparecido por la crisis

Es el punto débil de la economía española y ha sufrido con dureza el impacto de la crisis del coronavirus: en un año se han perdido 1.555 empresas medianas y casi 148.000 empleos

Foto: Imagen de tiendas cerradas en Sevilla. (EFE)
Imagen de tiendas cerradas en Sevilla. (EFE)

La gran debilidad de la empresa española reside en el escaso número de pymes que consiguen crecer para dar el salto a convertirse en una empresa mediana (las que tienen entre 50 y 250 trabajadores). La productividad de estas empresas permite dar un salto cualitativo a cualquier economía, pero en España son una ‘rara avis’. Esta crisis del coronavirus ha sido especialmente dura justo en este segmento de empresas, lo que supondrá un importante impacto estructural sobre la productividad del país.

En concreto, tras un año de crisis económica, el número de empresas medianas se ha reducido un 6,1%, según el registro de empresas de la Seguridad Social (códigos de cuenta de cotización). Esto significa que han desaparecido algo más de una de cada 20. Un impacto muy severo que solo ha sido superado por el segmento de las empresas pequeñas de mayor tamaño, las que van de 10 a 50 trabajadores, que se han reducido un 6,7%.

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Eso no significa que todas estas empresas hayan bajado la persiana como consecuencia de la crisis. De hecho, las empresas medianas tienen mayor músculo para sobrevivir ante las crisis económicas. Lo que ha ocurrido es que muchas han optado por realizar despidos ante la gravedad de la crisis, lo que ha provocado que bajaran de categoría, de mediana empresa a pyme. El reto futuro será, por tanto, evitar que estas empresas tengan que cerrar en los próximos años y fomentar su crecimiento para volver a construir una ‘clase media empresarial’, que es la clave de la productividad de los países.

El número de trabajadores en una empresa mediana se ha desplomado en 137.500 personas. Este dato no está corregido de ERTE (no está disponible esta cifra), lo que significa que esos trabajadores se contabilizan como ocupados. Esto es, algo más de un 25% de todo el empleo destruido desde el inicio de la pandemia.

Uno de los causantes de esta destrucción del empleo es la caída de facturación de estas empresas. Según los datos del INE de comercio minorista, las pequeñas cadenas (habitualmente empresas medianas) han sufrido una caída de la facturación desde el inicio de la crisis del 20%; esto es, más del doble que la caída total del consumo.

Además, contrasta especialmente si se toma como referencia la evolución de las ventas de las grandes cadenas, que crecieron un 1% a pesar de la crisis. Este dato es consecuencia del viraje desde el consumo presencial hacia el digital. Las compras por internet se han disparado durante la pandemia y esto ha provocado que las marcas mejor situadas por reconocimiento público y capacidad logística hayan sido las ganadoras. Esto es, las grandes cadenas.

Foto: El alcalde de Vigo y presidente de la FEMP, Abel Caballero. (EFE) Opinión

La reducción de tamaño del tejido productivo nacional supone un riesgo de cara a la futura recuperación, ya que estas empresas son las que aspiran a dar el salto y convertirse en grandes en algún momento. De ahí que sea prioritario recuperar esta base de empresas en crecimiento para sostener el avance futuro de la economía.

Uno de los motivos que explican la reducción de empresas medianas es la ausencia de ayudas dierctas como las que ya se han puesto en marcha en otros países. El duro golpe provocado por la crisis ha comprometido el futuro de muchas de las firmas que hoy siguen en pie, de ahí que sea prioritaria la ejecución de las ayudas aprobadas por el Gobierno. No solo para mantener en pie las empresas que están en una situación financiera muy delicada, también para limpiar los balances de las que han sobrevivido y permitir que vuelvan a invertir cuando la situación sanitaria se normalice.

La gran debilidad de la empresa española reside en el escaso número de pymes que consiguen crecer para dar el salto a convertirse en una empresa mediana (las que tienen entre 50 y 250 trabajadores). La productividad de estas empresas permite dar un salto cualitativo a cualquier economía, pero en España son una ‘rara avis’. Esta crisis del coronavirus ha sido especialmente dura justo en este segmento de empresas, lo que supondrá un importante impacto estructural sobre la productividad del país.

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