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España vuelve a destruir tejido productivo: desaparecen 100.000 empresas en 12 meses
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Según el registro de la Seguridad Social

España vuelve a destruir tejido productivo: desaparecen 100.000 empresas en 12 meses

La segunda ola del coronavirus ha provocado una recaída en el número de empresas activas. España todavía no ha recuperado ni un 40% del cierre de empresas producido por la crisis

Foto: Un restaurante en la plaza Mayor de Madrid, cerrado por el covid. (EFE)
Un restaurante en la plaza Mayor de Madrid, cerrado por el covid. (EFE)

La clave para que España pueda salir rápidamente de la crisis cuando se descubra la vacuna contra el virus es que las curvas de oferta y demanda agregada se hayan mantenido sin sufrir un deterioro estructural. En ese caso idílico, los consumidores volverían a sus patrones habituales de compra tras el final de la pandemia y las empresas recuperarían su capacidad de producción reincorporando sus plantillas al empleo.

Durante los meses del verano, los principales indicadores mostraron una reactivación muy fuerte, lo que evidencia que no existen graves daños estructurales sobre la economía. Sin embargo, hay un registro que sí genera dudas importantes, el del número de empresas activas, dato que sigue mensualmente la Seguridad Social a través de los códigos de cuenta de cotización (CCC). Octubre se cerró con casi 100.000 empresas menos que hace un año, en concreto, 98.925 empresas menos.

Esto significa que la crisis del coronavirus ha provocado la pérdida de casi el 7% de las empresas de España. Se trata de una destrucción de tejido productivo muy severa, tanto, que supone uno de los principales riesgos de España de cara a la recuperación económica. Durante las semanas de la desescalada, la reactivación de empresas fue muy intensa, hasta el punto de que hizo presagiar una rápida recuperación, como así ocurrió durante el verano. Sin embargo, la segunda ola del virus ha provocado otra fase de destrucción de tejido productivo que aumenta el riesgo de dejar daños estructurales.

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Consulta todos los datos de Panel Económico.

En concreto, entre mayo y julio, reabrieron casi 55.000 empresas, lo que permitió recuperar algo más del 40% del tejido productivo perdido en apenas tres meses. Sin embargo, en agosto se frenó la recuperación y en octubre se convirtió en recaída, como consecuencia de las restricciones a la actividad económica. Las limitaciones se sucedieron desde el día 25, cuando el Gobierno decretó el tercer estado de alarma, y se han multiplicado desde entonces, lo que presagia unos datos todavía peores para el mes de noviembre.

[La economía, tras las restricciones]

Según los datos de la Seguridad Social, el número medio de empresas activas en octubre (datos del Régimen General) fue de algo menos de 1,41 millones, lo que supone un 6,6% menos que en el mismo mes del año anterior. Esta variación interanual es peor que la registrada en septiembre, con una caída del 6,25%, y es el peor dato desde el mes de julio.

Este nuevo descenso hace que solo se haya recuperado el 38% de las empresas destruidas durante el confinamiento de marzo y abril. Un balance muy pobre que hace que este indicador sea el peor de todos los registrados por la economía española, que al final del tercer trimestre había recuperado casi el 60% del PIB perdido. A medida que pasan los meses sin que esas empresas hayan podido o querido volver a la actividad, mayor es el riesgo de que no lo hagan nunca. Eso significa que el empleo que creaban desaparecerá para siempre. Conviene recordar que esta estadística solo incluye empresas con trabajadores, ya que el código de cuenta de cotización es un registro para abonar las cotizaciones sociales de los empleados.

Otro registro muestra también los rigores de la segunda ola de la crisis sobre el sector empresarial. Es el de comercios que tienen activo su sistema de cobro por TPV, indicador que publica semanalmente CaixaBank Research. El número de empresas con el TPV inactivo se ha duplicado desde el mes de agosto, superando el 9% en la segunda semana de noviembre. Eso significa que muchas de las empresas que siguen activas están cerradas temporalmente como consecuencia de la pandemia. Dato que apunta también a una recaída del PIB en el último trimestre del año.

Economía congelada

Las políticas de protección del tejido productivo desplegadas durante los últimos meses han evitado una destrucción de empresas mucho más intensa. Los ERTE han permitido descargar los costes salariales, la moratoria de concursos de acreedores ha evitado liquidaciones por impagos temporales y los créditos del ICO han permitido dar liquidez a las empresas.

Foto: (iStock)

Sin embargo, las ayudas no han llegado a todos los rincones, ya que los créditos del ICO han estado sujetos a la aprobación por parte de los bancos. Además, muchas empresas cuya viabilidad ya estaba en riesgo antes del estallido de la crisis optaron por cerrar desde el primer momento: en apenas mes y medio, se disolvieron casi 130.000 empresas.

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Desde entonces, los datos de creación y disolución de empresas se han mantenido muy lejos de los niveles de años anteriores. Apenas se crean empresas, pero tampoco se destruyen. Es una economía congelada que espera la vuelta a la normalidad para ajustarse a la realidad económica. Por el momento, las ayudas y la moratoria de concursos están permitiendo que muchas empresas sobrevivan sin ser solventes y en algún momento acabarán cayendo. En el sentido opuesto, si la recuperación se afianza con las vacunas, muchas empresas abrirán para explotar los agujeros dejados por la crisis y, sobre todo, los nuevos sectores en auge impulsados por las inversiones europeas.

Según los registros de la Seguridad Social, en octubre se dieron de alta casi 81.000 empresas, un 35% menos que en el mismo mes del año anterior. De hecho, lo habitual en un año común es que cada mes roten unas 100.000 empresas, que se neutralizan entre las altas y las bajas. Por su parte, el número de empresas que se dieron de baja en octubre fue un 38% inferior a las del mismo mes del año anterior. Datos que confirman cómo el tejido productivo está en fase de hibernación hasta que el fin de las ayudas determine cuántas caerán y cuántas se originarán.

La clave para que España pueda salir rápidamente de la crisis cuando se descubra la vacuna contra el virus es que las curvas de oferta y demanda agregada se hayan mantenido sin sufrir un deterioro estructural. En ese caso idílico, los consumidores volverían a sus patrones habituales de compra tras el final de la pandemia y las empresas recuperarían su capacidad de producción reincorporando sus plantillas al empleo.

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