La eurozona despide a Schäuble, europeísta y látigo de los países rescatados

El poderoso Wolfgang Schäuble, látigo de los países que tuvieron que ser rescatados durante la crisis, portavoz de los defensores de la ortodoxia y las normas, abandona el Eurogrupo. Schäuble, con sus luces y sus sombras, figurará en el panteón de los personajes clave de la construcción de la Unión Europea. Y para la ocasión, sus socios han decidido destacar su faceta de gran europeísta, regalándole una bandera azul con estrellas doradas —la que Josep Borrel dice que es su estelada— sobre la que han estampado sus firmas.

“Nada va a ser como antes”, le ha escrito el ministro griego, Euclides Tsalakolos. Una cariñosa ironía para despedir al hombre que por primera vez puso negro sobre blanco la posibilidad de que el euro se rompiera, planteando la salida de Grecia de la moneda única como uno de los posibles escenarios que Berlín contemplaba en los momentos más difíciles del tercer rescate al país.

Con la partida de Schäuble, Luis de Guindos asumirá el papel de veterano del Eurogrupo, con unos meses de ventaja sobre su colega eslovaco, Peter Kazimir. Da la casualidad de que el titular español fue aspirante a presidir el Eurogrupo con el apoyo discreto de Alemania, mientras que el eslovaco suena como posible presidenciable una vez que el holandés Jeroen Dijsselbloem abandone el puesto. Sin embargo, el francés Bruno Le Maire ha llegado pisando fuerte, y podría convertirse en un duro rival a batir.

Kazimir también ha ofrecido a Schäuble un regalo personal: una réplica de billetes de 100 euros, con el rostro del ministro alemán, un violín y una calculadora. En el reverso, se ve a la ninfa Europa, galopando sobre los lomos de un Zeus transfigurado en toro. No podía ser más apropiado: un mito fundacional para despedir a quien será recordado como uno de los ministros fundamentales del euro. En lo bueno y en lo malo.