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El Banco de España también enmienda al Gobierno: el déficit se dispara al 4,9%
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En 2018, las previsiones se quedan en un 2,1%

El Banco de España también enmienda al Gobierno: el déficit se dispara al 4,9%

En comparación con las proyecciones de junio, estas cifras suponen un aumento de 0,4 puntos porcentuales de la tasa de avance del PIB prevista para este año

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La economía española se frena. Y lo hace de forma intensa. Crecerá el año próximo, si se cumplen las previsiones del Banco de España, un 2,3%, prácticamente un tercio menos que este año. Para 2018, las estimaciones del regulador es que el PIB avance un 2,1%. Esta desaceleración se explicaría, en su opinión, por la pérdida de pujanza de algunos de los factores que han impulsado la actividad en la etapa más reciente, como la bajada del precio del petróleo y de los tipos de interés, la depreciación del euro o la orientación expansiva que ha adoptado la política fiscal en los dos últimos ejercicios.

La cara más amarga vuelve a ser el comportamiento de las administraciones públicas. Según el Banco de España, el déficit cerrará este año en el 4,9%, incluso por encima de la última senda de consolidación fiscal autorizada por Bruselas. Para 2017, espera un desequilibrio fiscal equivalente al 3,6% del PIB, y al 3,1% en 2018. Es decir, que en los próximos dos años España seguirá inmersa en el protocolo de Déficit Excesivo. La nueva senda de objetivos quedó fijada en un déficit máximo del 4,6% del PIB para este año, del 3,1% del PIB para 2017 y del 2,2% del PIB para 2018.

En comparación con las proyecciones de junio, estas cifras suponen un aumento de 0,4 puntos porcentuales de la tasa de avance del PIB prevista para este año. En cambio, el crecimiento esperado para el próximo bienio no varía. Para 2017, se revisa a la baja el ritmo proyectado de expansión de los mercados de exportación españoles, lo que refleja, básicamente, los efectos previsibles del resultado del referéndum acerca de la salida del Reino Unido de la Unión Europea.

Además, el nivel del precio del petróleo es algo más elevado que en el ejercicio de junio. El impacto negativo de estos cambios sobre el crecimiento del PIB se ve contrarrestado por el efecto positivo de una relajación adicional de las condiciones bajo las que se financian los agentes residentes y, sobre todo, por el efecto arrastre que produce la mejora de la tasa de crecimiento del PIB estimada para 2016 sobre el avance del producto del próximo año. En 2018, los cambios en los supuestos externos ejercen, en conjunto, un impacto prácticamente neutral sobre la actividad con respecto a la estimación de junio, sostiene el banco central.

En todo caso, durante el bienio 2017-2018 se espera una prolongación del período de expansión de la economía, que continuará viéndose sustentada en las condiciones financieras holgadas asociadas a la prolongación del tono expansivo de la política monetaria. También en los avances en el proceso de desapalancamiento de los agentes privados -de modo que las necesidades adicionales de desendeudamiento tienen un impacto cada vez menos adverso sobre la actividad- y, a medida que avance el período de proyección, en el fortalecimiento previsto de los mercados de exportación.

En términos de la composición de la demanda, un cambio destacado en el próximo bienio es la reducción de la aportación prevista del consumo privado. Aunque este seguirá sustentándose en la prolongación del fuerte ritmo de creación de empleo, la expansión de las rentas, en términos reales, de los hogares será menos pronunciada que en los últimos años.

Respecto del empleo, el Banco de España estima que se continuarán creando puestos de trabajo “en tasas elevadas” a lo largo del período de proyección, con crecimientos reducidos de la productividad. La creación de empleo permitirá disminuciones adicionales de la tasa de paro, que al final de 2018 se situaría ligeramente por debajo del 17% de la población activa.

La economía española se frena. Y lo hace de forma intensa. Crecerá el año próximo, si se cumplen las previsiones del Banco de España, un 2,3%, prácticamente un tercio menos que este año. Para 2018, las estimaciones del regulador es que el PIB avance un 2,1%. Esta desaceleración se explicaría, en su opinión, por la pérdida de pujanza de algunos de los factores que han impulsado la actividad en la etapa más reciente, como la bajada del precio del petróleo y de los tipos de interés, la depreciación del euro o la orientación expansiva que ha adoptado la política fiscal en los dos últimos ejercicios.

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