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Ni como prestamista, ni como inversor: la banca se entrega al 'shadow banking'
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INTERMEDIARIOS DEL RIESGO FINANCIERO

Ni como prestamista, ni como inversor: la banca se entrega al 'shadow banking'

Financiarse con pasivo barato de ahorradores y prestar a un mayor interés a organismos públicos, empresas, autónomos y particulares ya no es un patrón válido.

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Toca reinventarse. El conocido rol tradicional de la banca española está en proceso de cambio. Financiarse con pasivo barato de los ahorradores y prestar a un mayor interés a organismos públicos, empresas, autónomos y particulares ya no es un patrón válido. Sobre todo, mientras las entidades financieras nacionales tengan que desandar parte del camino hecho durante los años de economía expansiva. Prestar y sanearse al mismo tiempo se ha demostrado un ejercicio imposible, al menos a la manera española de intentar hacerlo, es decir, tacita a tacita.

La semana pasada, una de las entidades españolas más saneadas del sector -Bankinter- presentó en sociedad a su nuevo 'primo de Zumosol'. El banco naranja acaba de sellar una alianza estratégica con el fondo de inversión Magnetar, con quien ha desarrollado un acuerdo para cofinanciar empresas y proyectos en España. En lugar de prestar con cargo a su balance, el equipo de la consejera delegada María Dolores Dancausa ha apostado por participar en el fenómeno de la desintermediación bancaria y convertir esta transformación en una oportunidad de negocio.

De esta manera, Bankinter ejerce como socio conocedor del mercado español, para el que ofrece su capacidad de gestión del riesgo de crédito, mientras que el fondo Magnetar, especializado en gestión alternativa, aporta el grueso de los recursos financieros. En este caso, ambas entidad lanzan un fondo de 200 millones para financiar proyectos empresariales en España. Este vehículo es sólo el primero, la intención del banco español es desarrollar esta alternativa de financiación con nuevos fondos y aliados, bien como socio o mero originador para terceros.

Financiar como meros intermediarios que evalúan el riesgo de crédito para un fondo de inversión, sin asumir más riesgo en balance

En este caso, el negocio está en las comisiones, tanto de origicación, estructuración y seguimiento, como en las que genere sobre las plusvalías del fondo en cuestión. Prestar dinero de terceros, pero a través de fondos de inversión, sin exponer su balance ni asumir más riesgo de capital propio. Puro negocio de intermediación, la base tradicional de la banca de negocios, pero ahora bajo la piel de entidades de crédito convencionales, que tratan de reformular su actividad bajo la etiqueta de banca en la sombra o 'shadow banking'. Una nueva vía para ofrecer crédito.

Salvo BBVA y Santander, entidades internacionales, el resto de bancos nacionales concentran su actividad y riesgo en España. Por este motivo, el esfuerzo de sanear sus balances (cumpliendo requisitos de Basilea III) y a la vez ejercer como intermediarios del crédito resulta cada vez más complicado. Esta situación está dando pie a que el dinero que entra en el sistema, "sigue habiendo bolsas de liquidez", lo haga a través de canales no convencionales hasta el momento, bien sea a través de los mercados de capitales o de forma directa a través de los fondos de inversión.

En las últimas semanas, compañías españolas que históricamente habrían accedido a financiación bancaria para completar sus necesidades financieras han recurrido a otros canales, tanto para la deuda como para su accionariado. NH Hoteles, ACS, Madrileña de Gas o Gamesa acaban de cerrar pequeñas emisiones de bonos corporativos, tickets que en otros tiempos habrían sindicado como deuda bancaria sin el menor esfuerzo, mientras otras compañías como Abengoa ha reforzado su capital con dinero público de inversores a través del mercado del Nasdaq.

El esfuerzo para sanear sus balances y a la vez ejercer como intermediarios del crédito resulta cada vez más complicado para los bancos

Antes de que estas alternativas se abran paso, el dinero existente en el sistema fluye a través de los fondos. La semana pasada, un inversor local como ProA Capital tomó la mayoría de una empresa consolidada como Ibermática para permitir la salida del accionariado de entidades financieras (La Caixa, Banco Popular, Caja 3 o Kutxabank). Es sólo un ejemplo más, porque esta dinámica es habitual ya desde hace varios años, cuando el dinero privado ha suplido las necesidades financieras de empresas con tensiones de liquidez (Uralita, Famosa, Porltand Valderribas…).

Los esfuerzos por desarrollar canales de financiación alternativos aún están verdes. En este contexto cabe enmarcar el nacimiento del Mercado Alternativo Bursátil (MAB) o el nuevo Mercado Alternativo de Renta Fija (MARF), dos alternativas para los inversores no cualificados de poder participar en la financiación -vía capital o deuda- de compañías de tamaño mediano. El objetivo en ambos casos es desarrollar canales que sirvan de alternativa al papel intermediario de la banca como único facilitador de dinero, un rol que en España ejercía casi en monopolio con un 90% del mercado.

Toca reinventarse. El conocido rol tradicional de la banca española está en proceso de cambio. Financiarse con pasivo barato de los ahorradores y prestar a un mayor interés a organismos públicos, empresas, autónomos y particulares ya no es un patrón válido. Sobre todo, mientras las entidades financieras nacionales tengan que desandar parte del camino hecho durante los años de economía expansiva. Prestar y sanearse al mismo tiempo se ha demostrado un ejercicio imposible, al menos a la manera española de intentar hacerlo, es decir, tacita a tacita.

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