Abelló se pierde el rally de las 'rebajas' de Sacyr

Es una de las sorpresas bursátiles del segundo trimestre. Sacyr Vallehermoso dobla casi su valor desde que Juan Abelló, uno de sus accionistas de referencia, saliera de la constructora a finales del mes de marzo. Desde entonces, el valor se ha convertido en favorito de los inversores, con fondos como BlackRock controlando porcentajes del 3% del capital. El precio mínimo de 1,3 euros por acción de comienzos de abril ha dado paso a un rally alcista que ha disparado la cotización en cuestión de semanas hasta los 2,5 euros.

La marcha del financiero madrileño y la ejecución de una política de desinversiones destinada a reducir sus 8.600 millones de deuda son los principales hitos que explican lo ocurrido. Abelló puso fin a su inversión en el sector de la construcción después de más de once años en el capital de Sacyr Vallehermoso. El financiero vendió su casi 10% de la empresa dirigida por Manuel Manrique con unas minusvalías netas de cerca de 120 millones tras colocar cerca de un 6% a un fondo británico y el resto a inversores institucionales.

Sólo unos meses después y con la actual tendencia, Abelló podría haber enjuagado sus minusvalías latentes de haber permanecido en el capital de Sacyr Vallehermoso. Evidentemente, en el caso de su inversión cabe recordar que cualquier tiempo pasado fue mejor, ya que llegó a tener plusvalías de 500 millones cuando su participación alcanzó un valor de 1.000 millones, pero sin aspirar a que ese escenario pudiera volver, la liquidación de su inversión le ha impedido beneficiarse del rebote bursátil de la constructora.

Austral, una de las sociedades instrumentales de Juan Abelló, troceó sus 42,69 millones de acciones de Sacyr (el 9,62% del capital) en cuatro paquetes de entre uno y 26,25 millones de títulos de la constructora para venderlos a entre 1,65 y 1,72 euros por acción. Acababa así una historia que comenzó en 2002, cuando compró el 15% de la compañía dirigida en aquellos tiempos por José Manuel Loureda y Luis del Rivero, porcentaje que después de la fusión con Vallehermoso se redujo a un 8%, valorado entonces en 135 millones de euros.

Años después, en marzo de 2006, Abelló amplió su apuesta en Sacyr con la compra de otro 1% a 16,75 euros (44 millones de euros) a Fernando Martín, quien también le vendió otro paquete igual a Demetrio Carceller. Un mes después, completó su 10% tras adquirir en mercado acciones por 12,41 millones de euros. El precio rondó los 26 euros por acción, a años luz de los 4 euros a los que Sacyr amplió capital a principios de 2011, en una inyección de 400 millones en la que Torreal también participó para no diluirse.

Ahora, la dinámica vendedora de Sacyr ha convencido a los inversores. Con el 5% de Repsol aún en cartera, la constructora está decidida a vender sus mejores activos para aligerar deuda, como ayer mismo ocurrió con su principal activo inmobiliario en Francia, la Torre Adria, por la que obtuvo 450 millones de euros. Y es que aunque la operación no deja ningún beneficio en la tesorería de la constructora, pues fue adquirida en 2006 por su inmobiliaria Testa por 600 millones, si libera a su filial de un pasivo de 400 millones.

La compañía controlada ahora por José Manuel Loureda, Demetrio Carceller, Satocán y el Grupo Fuertes ha decidido reducir deuda por lo sano, motivo por el que tiene en venta sus participaciones en la empresa de infraestructuras Itinere, parte de su división de servicios Valoriza y su pata de promoción y suelo Vallehermoso, que estaría dispuesto a traspasar por un euro más la deuda de 1.217 millones, que vence en 2015. La patrimonial Testa, con 2.300 millones de deuda, está pignorada por la inversión de Repsol.