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Rajoy se agarra a la unión bancaria para evitar otro rescate financiero en enero
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EL BCE EXIGIRÁ NUEVOS SANEAMIENTOS BANCARIOS EN EL PRIMER TRIMESTRE DE 2014

Rajoy se agarra a la unión bancaria para evitar otro rescate financiero en enero

El Consejo Europeo de finales de mes puede convertirse en una especie de “ahora o nunca” para la economía española. El Gobierno de Mariano

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Rajoy se agarra a la unión bancaria para evitar otro rescate financiero en enero

El Consejo Europeo de finales de mes puede convertirse en una especie de “ahora o nunca” para la economía española. El Gobierno de Mariano Rajoy ha conseguido, por fin, cerrar filas con el PSOE en su intento de agarrarse a ese clavo ardiendo que representa la unión bancaria como garantía para poner a buen recaudo cualquier saneamiento pendiente dentro del mercado financiero español. No se trata solo de avanzar en la integración efectiva de la eurozona, sino más bien de convertir al Banco Central Europeo (BCE) en ese ‘primo de Zumosol’ capaz de prevenir pero también de curar los males endémicos de las entidades de crédito.

Los ministros de Economía de los 27 superaron hace poco más de un año la resistencia de Alemania para crear un supervisor único de toda la banca europea. El acuerdo fue proclamado como la quintaesencia de una unión bancaria a la que todavía le falta más de un hervor porque, una vez más, las autoridades de Bruselas han situado el carro por delante de los bueyes. A este paso, el BCE podrá actuar como vigilante de la playa financiera pero no tendrá ninguna posibilidad de lanzar el salvavidas si alguno de los bañistas se le ahoga cuando suba la marea.

Lo peor del caso se producirá en enero, fecha marcada en rojo desde Fráncfort para dar una nueva vuelta de tuerca en la estrategia de saneamiento bancario. Mario Draghi no quiere doctorarse sin conocer previamente la materia objeto de examen. El presidente del BCE, hombre precavido vale por dos, quiere que los técnicos de la Autoridad Bancaria Europea (EBA por sus siglas en inglés) analicen de la raíz a las puntas la situación financiera que presentan las casi 200 entidades de crédito que a partir del 1 de marzo quedarán sometidas a la flamante supervisión única. En el grupo de interesados figuran 15 marcas españolas o, lo que es igual, la casi totalidad del sistema financiero español que ha quedado en pie después de la gran reconversión bancaria.

Rajoy invoca a la santa unión bancaria o algo que se le parezca antes de que los burócratas comunitarios echen por tierra todo el desarrollo estratégico de la legislaturaLos nuevos tests de estrés que el BCE denomina con el más gallardo rótulo de ‘Asset Quality Review’ constituyen la enésima ITV a la que van a tener que enfrentarse los bancos españoles, pero representan también una espada de Damocles para el Gobierno español  si la broma se traduce en nuevos requerimientos de capital. Ahí es donde la aprieta el zapato a Luis de Guindos en su condición de ministro de Economía y sabedor del nivel de exigencia que Draghi va a demandar antes de dar la bendición a sus nuevos súbditos financieros.

La extensión del célebre rescate bancario suscrito hace un año puede caer a plomo sobre las maltrechas cuentas públicas a partir de enero y la sombra de la duda es suficiente para oscurecer todo el  panorama presupuestario de 2014, año en el que se supone está fijado el bautismo de la recuperación. Para evitar cualquier aflicción Rajoy ha lanzado su particular grito de socorro en un intento de invocar a la santa unión bancaria o algo que se le parezca antes de que los burócratas comunitarios echen por tierra todo el desarrollo estratégico de la legislatura.

Una apuesta a la carta más alta

La línea de crédito abierta por Bruselas dispone aún de 60.000 millones de euros pero cualquier apelación a obtener más recursos es un regalo envenenado porque esta vez las condicionalidades de una nueva ayuda supondrían una verdadera catarsis social en las ya deprimidas relaciones de confianza con las entidades de crédito. La crisis de Chipre ha abierto la veda sobre los depósitos superiores a los 100.000 euros y la caza contra esa especie en extinción que es el ahorrador español podría dar la puntilla a cualquier gobernante con aspiraciones de consolidar su posición de poder. 

Una vez obtenido el plácet para relajar los objetivos de déficit público y después de consensuar la dotación de fondos frescos europeos con destino a las pymes, la nueva apuesta de Rajoy es ahora a la carta más alta y esa no es otra que la derivada de un mecanismo de recapitalización bancaria a través del BCE. La unión bancaria asoma por el horizonte como una estación de final de parada, pero antes existen metas volantes que pueden ayudar a despejar el panorama.

Lo mejor es enemigo de lo bueno y el objetivo inmediato es acordar un fondo de estabilización del riesgo soberano que consagre al BCE como autoridad de resolución al mismo tiempo que ejerce sus nuevas atribuciones de supervisión única. El Gobierno se ha propuesto romper como sea el círculo vicioso entre deuda bancaria y deuda pública y para ello es necesario que el Eurogrupo y el Eurocofin otorguen un mandato expreso al MEDE para que cubra las necesidades de financiación de la banca europea.

Una misión complicada, aunque no imposible, que será desplegada sobre el tapete de la próxima cumbre europea en Bruselas. A fin de cuentas lo que está en juego es una de las verdades inmutables de las relaciones económicas de toda la vida, porque si quien paga manda es lógico que quien manda termine también pagando.

El Consejo Europeo de finales de mes puede convertirse en una especie de “ahora o nunca” para la economía española. El Gobierno de Mariano Rajoy ha conseguido, por fin, cerrar filas con el PSOE en su intento de agarrarse a ese clavo ardiendo que representa la unión bancaria como garantía para poner a buen recaudo cualquier saneamiento pendiente dentro del mercado financiero español. No se trata solo de avanzar en la integración efectiva de la eurozona, sino más bien de convertir al Banco Central Europeo (BCE) en ese ‘primo de Zumosol’ capaz de prevenir pero también de curar los males endémicos de las entidades de crédito.

Mariano Rajoy