El mediador de Iberia presentará "cuanto antes" una propuesta de acuerdo sin carácter vinculante

El mediador en el conflicto de Iberia con los sindicatos, Gregorio Tudela, trabaja a destajo para buscar un punto de encuentro que permita desconvocar con carácter inmediato la huelga de la aerolínea anunciada para la primera y tercera semana de marzo. El 'hombre bueno' nombrado a instancias de la ministra de Fomento, Ana Pastor, se reunió ayer con UGT y CCOO después de haber mantenido contactos paralelos este último sábado con el Sepla y el pasado domingo con la dirección de la empresa.

La hoja de ruta trazada por el catedrático de Derecho del Trabajo se nutre de una densa documentación que cada una de las partes en conflicto ha ido suministrando motu proprio, además de otros detalles que el mismo mediador ha ido entresacando en sus contactos con los distintos agentes sociales de la compañía. Gregorio Tudela pregunta a todos sus interlocutores acerca de la posición intermedia que facilitaría la posibilidad de un rápido entendimiento, si bien de momento la profusión de líneas rojas y la desconfianza entre la empresa y los sindicatos no permiten atisbar un pacto inmediato.

El objetivo expreso que ha manifestado el mediador en sus reuniones de estos días se traduce en la presentación “cuanto antes” de una propuesta de acuerdo que debería ser respaldada de manera unánime a poder ser con antelación al 14 de marzo, fecha en la que expira el periodo legal de consultas habilitado tras el expediente de regulación de empleo (ERE) formalizado por Iberia el pasado 12 de febrero. La aerolínea ha presentado un plan de reestructuración que afecta a 3.807 trabajadores pertenecientes a todos los colectivos de la empresa: pilotos, tripulantes de cabina de pasajeros y personal de tierra. El ajuste, equivalente a un 20% de la plantilla de Iberia, limita las indemnizaciones a 20 días por año trabajado siguiendo los parámetros que facilita la reforma del mercado de trabajo aprobada por el Gobierno.

El Ministerio de Fomento espera que la mediación favorezca una resolución más rápida si cabe del conflicto. El objetivo es frenar la huelga antes de que los sindicatos emprendan la segunda fase de paros, anunciada entre los días 4 a 8 de marzo o, en el peor de los casos, asegurar la desconvocatoria para los días 18 a 22, fechas muy próximas a la Semana Santa y en las que el efecto de las protestas puede resultar demoledor para el sector turístico. 

Consejo de IAG el jueves en Madrid

El protocolo de acuerdo del mediador no tendrá ninguna validez si alguna de las partes afectadas impone su derecho de veto. El trabajo de Gregorio Tudela es equivalente al que realizó Manuel Pimentel con motivo del conflicto entre Iberia y el Sepla a partir de la creación de Iberia Express. La mediación no implica, por tanto, una tarea de arbitraje ni puede derivar en un laudo de obligado cumplimiento. Otra cosa distinta sería que, a la vista de un eventual fracaso, y si el conflicto se recrudece en un futuro, el Ministerio de Fomento tomase cartas en el asunto con una intervención directa que dejaría en suspenso todo el Plan de Transformación de la aerolínea.

Precisamente para evitar tentaciones que puedan inducir a  un “acuerdo de mínimos” por parte de Iberia, la alta dirección de International Airlines Group (IAG) ha convocado un Consejo de Administración extraordinario el próximo jueves en Madrid. El máximo órgano de gobierno de la empresa surgida de la fusión con British Airways quiere ratificar todos los puntos básicos del plan de reestructuración y analizar la evolución futura que podría adquirir el conflicto si el Gobierno decide llevar a cabo un arbitraje forzoso.

IAG no está dispuesta a asumir ninguna negociación que altere los planes del grupo en España, incluyendo la reducción de capacidad operativa, el desarrollo de la filial low cost y la integración corporativa de Vueling a partir de la OPA de exclusión anunciada el pasado mes de noviembre. Para los sindicatos, dicha estrategia supone el desmantelamiento efectivo de la antigua compañía de bandera, por lo que el conflicto social excede realmente del marco de relaciones laborales de la aerolínea para convertirse en un pulso empresarial con serias implicaciones políticas.