Superado el 'efecto Berlusconi', las bolsas se aferran al rally de fin de año

Con encefalograma plano han terminado las bolsas una semana que empezó a toda pastilla, con la vuelta a la escena política de Silvio Berlusconi poniendo contra la pared las acciones y la prima de riesgo. Entre la depresión bajista del lunes y el plano total del viernes, el Ibex ha acumulado una ganancia semanal del 2,24% y afrontará el tramo final de 2012 por encima de los 8.000 puntos.

¿Qué ha pasado? Los inversores han hecho una segunda lectura de la situación italiana. Le han dado el visto bueno a la estrategia de Mario Monti, que deja a ‘Il Cavaliere’ ante el casi imposible objetivo de recuperar la credibilidad perdida en los menos de tres meses que quedan hasta las elecciones. Un respiro para Merkel y sus socios ricos. 

Por lo demás, la semana ha dejado pocas sorpresas en el frente europeo. Alemania se ha salido con la suya sacando del radar del supervisor único a todos sus bancos sospechosos, y poco más.

Ni la reunión del Ecofín ni la cumbre europea que ha liberado el segundo tramo de la ayuda a Grecia por valor de 49.100 millones de euros han movido a unos mercados que no han permitido que una realidad compleja les impida maquillar sus carteras de cara a fin de año.

Como si quisieran borrar a toda velocidad la inesperada mala noticia procedente de Italia, los inversores han tomado posiciones. Ha ayudado desde luego la recuperación de la prima de riesgo. Tras el susto inicial, la española ha cerrado la semana en los 404 puntos básicos, un nivel con el que el mercado se ha acostumbrado a convivir.

La bolsa española –como el resto de las europeas- ha cerrado la semana anestesiada. Estados Unidos no le aportó nada a la espera de novedades relevantes sobre el ‘fiscal cliff’, que posiblemente no llegarán hasta la última semana del año. En este escenario, los inversores estadounidenses no hicieron demasiado caso el viernes a un mal dato de IPC y a uno mucho mejor de producción industrial.

Dentro de casa, el dinero también ha preferido mirar hacia otro lado. Es decir, no atender en exceso a las malas noticias, como que la deuda del conjunto de las administraciones públicas ya equivale al 77,4% del PIB, el nivel más alto desde 1995. Mientras, el presidente Rajoy insiste en que el rescate, para tantos inevitable, debe esperar.

Legitimado por la colocación sin sobresalto alguno de las dos últimas subastas del año, el Gobierno no le dice al mercado lo que quiere oír. Nada nuevo. Pero sí lo es el empecinamiento del mercado por no perder el tren de las subidas de final de año. Superado el ‘terremoto Berlusconi’ lo demás, de momento, no importa.