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La fiebre por los ETF no tiene fin: los inversores los ven como el producto del futuro
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QUIEREN TENERLO EN SU CARTERA PARA LA JUBILACIÓN

La fiebre por los ETF no tiene fin: los inversores los ven como el producto del futuro

Los productos cotizados se han convertido en el producto de moda. Prácticamente todos los inversores desean tenerlos en sus carteras de inversión y las firmas amplían

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La fiebre por los ETF no tiene fin: los inversores los ven como el producto del futuro

Los productos cotizados se han convertido en el producto de moda. Prácticamente todos los inversores desean tenerlos en sus carteras de inversión y las firmas amplían cada vez más su gama para satisfacer una demanda  que parece no tener fin.

Según una encuesta realizada por la firma Charles Schwab entre 1.000 inversores americanos, el 80% de los entrevistados tienen ETF en sus carteras y, además, el 40% de los mismos planea aumentar su exposición a estos productos.  Incluso reconocen que les gustaría poder incluirlos también en sus carteras de inversión para la jubilación.

La mayor parte de estos inversores utiliza los ETF para invertir en sectores como tecnología, salud, energía o para tener exposición a los mercados internacionales. Pero también por sus  mayores ventajas fiscales respecto a los fondos tradicionales. Una circunstancia que se da en Estados Unidos pero no en España. En nuestro país, los fondos no pagan peaje fiscal –pueden traspasar los activos de un fondo a otro sin pagar impuesto hasta el reembolso final-, mientras que los ETF sí tributan cada traspaso.

Sin embargo, pese al elevado uso que hacen de los ETF los inversores americanos, muchos reconocen que aún tienen muchas dudas respecto a su funcionamiento. En un principio, los este producto se creó hace 20 años para los inversores institucionales, pero su inversión se ha ido democratizando y adaptándose a los inversores retail que, a menudo los prefieren por sus menores comisiones, aunque no acaben de comprender cómo actúan.

Transparencia y sencillez

A grandes rasgos -cada tipología tiene unas características particulares- los ETF son fondos cotizados que replican la evolución de un índice o un activo (en el caso de los de materias primas). Dicha réplica puede ser física -si compra los valores de los que está compuesto el índice o el activo al que está vinculado- o sintética – si la inversión la realiza mediante la adquisición de derivados del subyacente-.  

En teoría, su funcionamiento es sencillo y sus comisiones más bajas que las de los fondos tradicionales debido a que conllevan una menor gestión. Prácticamente, la totalidad de las tasas vienen derivadas de las operaciones de compraventa de valores. Por ese motivo, las grandes gestoras, que mueven volúmenes muy elevados, ofrecen mejores precios, ya que son capaces de conseguir que los brókers les apliquen tasas inferiores.

Precisamente estas características: sencillez, transparencia, bajos precios y la posibilidad de acceder a los principales índices han provocado el boom’ de estos productos.

En España, el volumen negociado en septiembre a través de ETF se situó en 274 millones de euros, una cifra que representa un aumento del 32% respecto al año anterior y que aumenta mes tras mes. Pero el apetito por los ETF y por los productos cotizados (ETP) en general no es algo exclusivo de nuestro país.

A nivel mundial, los ETP registraron unas entradas en septiembre de 43.300 millones de dólares, el volumen más elevado desde diciembre de 2008. Con estas suscripciones, los activos invertidos en estos productos ascienden ya a 1,85 billones de dólares, según los datos de BlackRock.

 

Los productos cotizados se han convertido en el producto de moda. Prácticamente todos los inversores desean tenerlos en sus carteras de inversión y las firmas amplían cada vez más su gama para satisfacer una demanda  que parece no tener fin.