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Las cajas retoman la idea del 'banco malo' con dinero del fondo de rescate europeo
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LOS MERCADOS PENALIZAN AL PLAN DE GUINDOS

Las cajas retoman la idea del 'banco malo' con dinero del fondo de rescate europeo

El viejo proyecto del 'banco malo' que se planteó el nuevo Gobierno nada más tomar posesión ha vuelto a cobrar fuerza ante el fracaso de la

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Las cajas retoman la idea del 'banco malo' con dinero del fondo de rescate europeo

El viejo proyecto del 'banco malo' que se planteó el nuevo Gobierno nada más tomar posesión ha vuelto a cobrar fuerza ante el fracaso de la reforma de De Guindos para devolver la confianza al sector financiero español, como demuestra su desplome en bolsa. Las antiguas cajas de ahorros son las abanderadas del proyecto, pero, al igual que en diciembre, éste sólo sería posible con el dinero del fondo de rescate de la UE y del FMI por la maltrecha situación de las finanzas públicas españolas. De ahí las fuertes presiones sobre Rajoy para que lo acepte y pueda acometer el saneamiento definitivo del sector con este instrumento.

Las cajas, encabezadas por BFA-Bankia (el principal beneficiario de este instrumento), han vuelto a pedir esta figura al Gobierno apoyadas en nuevos estudios de la CECA, la confederación que las agrupa, según confirman fuentes conocedoras de la situación. Se trataría de una sociedad pública que adquiriría los activos inmobiliarios del sector, básicamente el suelo. De esta forma, las entidades podrían sacarlos de balance y empezar de nuevo su actividad sin ese lastre. 

El Gobierno ha vuelto a rechazar la propuesta por boca del propio ministro, pero la semana pasada el director de supervisión del Banco de España, José María Roldán, habló de que sería necesario ir más allá en la separación de los activos buenos de los tóxicos de las entidades. Y el fracaso de la reforma actual de cara a los mercados ha devuelto al primer plano este debate. En todo caso, hay un gran rechazo a hablar del fondo de rescate porque se interpretaría como una "intervención" de España, aunque fuera parcial, y permitiría a Bruselas imponer condiciones a nuestro país.

En diciembre, el Ejecutivo estudió detenidamente la opción de un 'banco malo' como el que resolvió la crisis bancaria sueca de los 90 o el de la crisis actual en Alemania, para poner fin de una vez a los sucesivos intentos fallidos de resolver la crisis financiera española. Y estuvo a punto de aprobar un proyecto presentado por el propio gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, cuando Luis de Guindos acababa de tomar posesión del cargo.

Sin embargo, finalmente lo rechazó por el elevado coste que supondría para las arcas públicas que nuestro país, obligado a reducir el déficit y la deuda de forma draconiana, no puede permitirse. Asimismo, desde Economía aseguran que se descartó por falta de tiempo: "Había que dar sensación de rapidez y cerrar las incertidumbres lo antes posible. En otro momento se podía haber hecho un 'banco malo' que hubiera dado beneficios en el futuro para reducir el coste para el contribuyente, pero el tiempo jugaba en nuestra contra", explica una fuente oficial del departamento.

Por estas razones, se adoptó en su lugar la 'reforma De Guindos' plasmada en el Real Decreto-ley de saneamiento del sector financiero de febrero. Como es sabido, esta norma obliga a las entidades a incrementar notablemente las provisiones de su exposición al ladrillo y las incentiva a acometer una nueva oleada de fusiones. El Gobierno esperaba que fuera la solución definitiva que saneara los balances de la banca y que devolviera la confianza de los inversores y las instituciones internacionales en el sector.

La reforma naufraga

Pero no ha sido así. La reforma nunca ha gozado de demasiada credibilidad fuera de nuestras fronteras por no provisionar la totalidad de la exposición inmobiliaria (algo que no podrían acometer los bancos con sus resultados actuales y forzaría a rescates, fusiones y nacionalizaciones generalizadas), mientras el crédito y los depósitos siguen cayendo y la morosidad continúa al alza por el deterioro económico. Pero la gota que ha colmado el vaso es el aprobado general concedido el martes pasado por el Banco de España a todos los planes de cumplimiento del Decreto, según los cuales todo el mundo puede sanearse en un año en solitario y sin necesidad de ampliar capital.

Esto ha certificado el descrédito definitivo de la reforma, que se ha concretado en un nuevo y durísimo ataque de los mercados contra los bancos españoles cotizados en bolsa. Además, el desplome bursátil retroaliementa el problema, porque los grandes créditos sindicados para la compra de compañías pierden valor. Y la nueva caída de la deuda pública española abre otro agujero en la enormes exposición de nuestros bancos a la misma.

Todo eso es lo que ha desatado las presiones para que el Gobierno vaya más allá de la reforma actual y recapitalice a la banca con dinero del EFSF (fondo de rescate europeo) y del FMI para solucionar de una vez por todas la crisis del sector. Asimismo, la falta de recursos del Fondo de Garantía de Depósitos para sufragar las próximas subastas de entidades nacionalizadas -que parece que se va a solucionar con una titulización de las aportaciones futuras de las entidades- incrementa esta presión.

¿Cómo sería un banco malo?

Ya ahí es donde entra el 'banco malo', como la mejor solución para llevar a cabo este saneamiento con fondos europeos. La propuesta de las cajas consiste en la creación de una sociedad inmobiliaria, no un banco, que no estaría sometida a las exigencias de provisiones del Banco de España, en la que el Estado tendría la mayoría del capital y que iría vendiendo de forma ordenada los activos a lo largo de los años. 

En este esquema, la clave está en a qué precio se compran los activos inmobiliarios y quién asume la pérdida. Para que funcione, éste debe ser el Estado, que o bien compra los activos al precio al que los tienen valorados los bancos y asume la pérdida cuando los venda (o simplemente los mantiene los años que sean necesarios para venderlos sin pérdida), o bien los valora a niveles realistas y la pérdida para los bancos es cubierta con inyecciones de capital. En ambos casos son necesarias grandes cantidades de dinero público -se habla de hasta 100.000 millones-, por lo que es necesaria la aportación del fondo de rescate europeo.

El viejo proyecto del 'banco malo' que se planteó el nuevo Gobierno nada más tomar posesión ha vuelto a cobrar fuerza ante el fracaso de la reforma de De Guindos para devolver la confianza al sector financiero español, como demuestra su desplome en bolsa. Las antiguas cajas de ahorros son las abanderadas del proyecto, pero, al igual que en diciembre, éste sólo sería posible con el dinero del fondo de rescate de la UE y del FMI por la maltrecha situación de las finanzas públicas españolas. De ahí las fuertes presiones sobre Rajoy para que lo acepte y pueda acometer el saneamiento definitivo del sector con este instrumento.

Banco de España