Pelotazo en Banco Pastor del inversor que compró el 5% a la familia Del Pino

La compra del Banco Pastor por parte del Banco Popular ha colmado de satisfacción a uno de los accionistas de la entidad gallega. El inversor catalán José Pitu Gracia, que el pasado mes de julio compró junto a otros socios el 5% del capital de la familia Del Pino, ha conseguido sacar una buena tajada a su participación en sólo tres meses: en julio pagó un total de 37,4 millones de euros por un porcentaje cuyo valor tras la absorción asciende a más de 50 millones, lo que implica una revalorización del 35%.

A José Gracia no le ha dado casi tiempo a saborear su condición de accionista del Banco Pastor. Aunque la operación se cerró en julio, en esa fecha sólo se materializó el pago correspondiente al 1% del capital, quedando el resto aplazado para comienzos de septiembre, a un precio de 2,8 euros por acción. Así, sólo un mes después de completarse, el inversor catalán ha visto cómo Banco Popular se hace con la entidad gallega por una oferta, mediante canje de acciones, de 1.362 millones (1.050 sin contar la emisión de bonos).

Gracias a la ecuación de canje, José Gracia sería el propietario de un 1% del capital del banco resultante tras la absorción del Pastor por parte del Popular. Esta participación no le daría probablemente opción a ocupar un puesto en el consejo de administración, como sí había ocurrido en la entidad gallega, donde el inversor catalán debutó como vocal el pasado 29 de septiembre. Por esas fechas, aunque no era público, las negociaciones a varias bandas para decantarse por un comprador estaban ya muy avanzadas.

Y mientras unos casi doblan su inversión, otros ven cómo han perdido una oportunidad para haber perdido un poco menos. Es el caso de la familia Del Pino, que a través de la sociedad patrimonial Casa Grande de Cartagena optó por vender su participación del 5% asumiendo unas pérdidas de casi 150 millones de euros. Su inversión se remontaba a diciembre de 2006. En esa fecha pagó 186 millones de euros por su porcentaje, un precio que implicaba valorar Banco Pastor en unos inalcanzables 3.700 millones.

La familia Del Pino había intentado vender sin éxito su participación durante 2010. Por este motivo, a comienzos de este año comentó a la cúpula del banco su intención de irse, ofreciendo la posibilidad de colocar en bloque ese 5% en manos de algún amigo. Así fue cómo Jorge Gost, consejero delegado del Banco Pastor, contactó con Pitu Gracia, a quien conocía como cliente de su anterior etapa en Banco Popular, entidad de cabecera del inmobiliario Joaquín Rivero, del que ha sido socio el inversor catalán.

Visto el pelotazo, Pitu Gracia ha hecho diana en su primera apuesta, decidido como a aprovechar la coyuntura actual para sacar partido de las gangas bursátiles que hay en muchas carteras de inversión. Su olfato de viejo broker de materias primas e inversor financiero sigue fresco. En esta ocasión, su apuesta por Banco Pastor, canalizada a través de Eurosigma, el holding que agrupa sus anteriores aventuras, como Alusigma (fundición de aluminio) y Megasigma (sicav), le ha dejado un pellizco de 14 millones de euros.

Amancio Ortega y La Coruña

Quien no ha movido ficha durante los años de crisis ha sido Amancio Ortega, el otro rico accionista del Banco Pastor. El fundador de Inditex compró otro 5% de la entidad en noviembre de 2006, en el momento caliente de la burbuja inmobiliaria y financiera. Lo hizo por 122 millones de euros. Cinco años después, esa inversión, además de reportarle unas minusvalías de escándalo, se convierte en el 1% del nuevo Banco Popular, entidad donde fue secretario general Pablo Isla, el ahora presidente y consejero delegado de Inditex.

Por su parte, el máximo accionista del Banco Pastor, la Fundación Pedro Barrié de la Maza, vehículo a través del cual el presidente José María Arias, en representación de las familias herederas, controlaba la entidad, tendrá cerca del 7,5% de un nuevo banco. A cambio, los herederos de la recientemente fallecida Carmela Arias (Condesa de Fenosa y viuda de Pedro Barrié), han tenido que sacrificar su hegemonía en una entidad que ha estado vinculada a la familia Pastor y a La Coruña desde hace más de 200 años.