El G-20 se compromete a sostener a los bancos y apoyar la ampliación del fondo de rescate

Al menos las primeras noticias que llegan de Washington, dónde se celebra en estos momentos la reunión del G-20, muestran buenas intenciones de cara a la resolución de la crisis de deuda después de que el pasado fin de semana el Ecofin no llegara a ningún acuerdo concreto. Los banqueros centrales y ministros de finanzas de las principales economías del mundo se han comprometido a evitar que la crisis de deuda se lleve por delante a los bancos y al sistema financiero, así como apoyar el refuerzo del fondo de rescate.

La presión de los inversores para ver hechos y que ayer se llevó por delante los mercados bursátiles, ha dado sus frutos y de momento los miembros del G-20 han asegurado que van a dar todos los pasos necesarios para devolver la calma al sistema financiero global. "Hemos acordado tomar todas las medidas necesarias para preservar la estabilidad del sistema bancario y de los mercados financieros como se requiere", han declarado desde el grupo, incluyendo a los Estados Unidos y China, que emitieron un comunicado al término de la cena de anoche.

Además, sobre la ampliación del fondo de rescate, aunque no se han aportado los detalles, el ministro de finanzas francés, Francois Baroin usó la palabra "apalancamiento" hablando con los periodistas destacados en Washington. Lo que si han dado a conocer desde el G-20 es que hay señales de que la eurozona está ya trabajando en ampliar los 440.000 millones de euros del fondo de rescate, así como en su flexibilización y van a tratar de maximizar la próxima reunión del Ecofin en octubre.

Por su parte, Estados Unidos ha propuesto a Europa aprovechar la revisión del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera para darle más poder para proteger la zona Euro y sus bancos. Eso en una reunión en la que fuentes de la misma han asegurado a Reuters que se ha mostrado un mayor sentido de urgencia por parte de los países, aunque todavía no se ha hablado de ningún mecanismo específico.

En cuanto a los líderes europeos, principalmente Alemania, han mostrado su oposición a destinar más dinero para cubrir las necesidades de países altamente endeudados como Grecia al considerar que la situación responde a la política de despilfarro. Esta postura estaría dificultando las conversaciones sobre la lucha contra la crisis financiera mientras que, al mismo tiempo, han aumentado las tensiones dentro del Banco Central Europeo por su papel en la compra de deuda soberana de los periféricos.