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Sacyr obliga a La Caixa a retratarse para apartar a Antonio Brufau de Repsol
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NECESITA SU APOYO PARA IMPONER CONSEJERO DELEGADO

Sacyr obliga a La Caixa a retratarse para apartar a Antonio Brufau de Repsol

El jaque mate de Sacyr necesita un aliado. La sindicación entre la constructora y Pemex para llegar al 29,8% no garantiza al nuevo núcleo duro la

Foto: Sacyr obliga a La Caixa a retratarse para apartar a Antonio Brufau de Repsol
Sacyr obliga a La Caixa a retratarse para apartar a Antonio Brufau de Repsol

El jaque mate de Sacyr necesita un aliado. La sindicación entre la constructora y Pemex para llegar al 29,8% no garantiza al nuevo núcleo duro la representación suficiente para imponer un nuevo consejero delegado. Según fuentes jurídicas, para el nombramiento de consejero delegado necesita de la aprobación de dos tercios del consejo de administración, una mayoría con la que no cuenta Luis del Rivero. Ni siquiera la convocatoria de una junta de accionistas extraordinaria garantizaría la consecución de ese objetivo a pesar la eliminación de los blindajes.

Ante este escenario, Sacyr necesita del apoyo manifiesto de La Caixa, propietaria de un 12% de Repsol, para llevar a buen puerto sus propósitos. Sin embargo, como ocurrió en el primer envite en el que cuestionó a Antonio Brufau como presidente a finales de 2009, Sacyr ha optado por los hechos consumados y dar explicaciones a posteriori. Por este motivo, la entidad catalana está ahora obligada a pronunciarse sobre la continuidad del candidato que Ricardo Fornesa (expresidente de la caja) propuso a finales de 2004 para sustituir a Alfonso Cortina al frente de la petrolera, un cambio el de entonces, por cierto, que contó con el apoyo de Pemex.

Casi dos años después del primer arreón de Luis del Rivero, el escenario político y económico es muy distinto. Sin embargo, la encrucijada de La Caixa sigue siendo muy parecida a la de entonces: mantener a su candidato en el puesto de presidente o alinearse con los intereses del primer accionista, que ahora cuenta además con el apoyo firme de un segundo socio, además de perfil industrial como Pemex. En este escenario, su 12% del capital tiene mucha menos fuerza, pero sigue desempeñando un papel determinante para el juego de las mayorías que se libraría en el consejo de administración y en la junta de accionistas.

Por si fuera poco, La Caixa tiene otra patata caliente con nombre y apellidos: Gas Natural-Fenosa. Su participación como socio de referencia en la eléctrica, donde controla un 37%, puede verse alterada si los planes de Sacyr y Pemex pasan por vender el 32% que Repsol tiene en la compañía. La solución a este problema corre a cuenta de Isidre Fainé y Juan María Nin, que durante estos días han mantenido varias reuniones para dibujar los posibles escenarios de actuación. Hasta tenerlo claro, la caja se ha limitado a decir que se pronunciará cuando corresponda en el consejo de administración. De momento, prefiere ganar tiempo.

Y el tiempo puede ser decisivo. Ayer mismo, el portavoz económico del PP, el diputado y ex ministro Cristóbal Montoro, manifestó su extrañeza por el momento en el que se ha producido esta operación. Las tensas relaciones de Luis del Rivero con la cúpula de Génova, fruto de los flirteos del empresario murciano con el gobierno del PSOE y fundamentalmente con su ministro de Industria, Miguel Sebastián, podían suponer el principal escollo para que el de Sacyr se haga con el control de Repsol, ya que por lo que respecta a la vertiente jurídica, la alianza cuenta con el beneplácito de la CNMV, respecto a la Ley de OPAS, y de la CNE, que considera que no afecta a la seguridad de suministro.

Otra cosa es el flanco político. Más allá del formalismo escenificado con Sebastián para garantizar la españolidad de Repsol, el posicionamiento del PP puede ser determinante para la evolución del asalto al poder de Repsol. Aun así, el hecho de que transcurra por esta deriva no es garantía de éxito. Sólo hace falta recordar lo ocurrido hace dos años. En aquella ocasión, ni si siquiera las reuniones mantenidas con los visitadores, en teoría portadores de un mensaje de Moncloa, sirvieron para hacer desistir a Brufau, que una vez pasado el asunto convocó un consejo de administración para ratificar su continuidad.

Refinanciar 5.000 millones

Respecto al proceso de refinanciación del crédito de 5.000 millones que vence en noviembre, Del Rivero no tiene aún compromisos cerrados con ninguno de los bancos del sindicato, donde están Citi, RBS, Bankia, Santander y Calyon. Como explica el responsable de una de estas entidades, “la operación no está armada, todavía no hay ninguna propuesta”. De hecho, el anuncio de la alianza con Pemex tampoco elimina todos los riesgos del crédito, ya que “la inestabilidad de la participación de Sacyr es por el precio de las acciones de Repsol”.

No ocurrió así en mayo, cuando el presidente de Sacyr manifestó en público que no creía que hubiera problemas para llevar a cabo la operación, sobre todo por la disposición del Santander, al contrario que otros bancos, que debido a sus circunstancias particulares podían estar interesados en reducir su riesgo en el sindicato. En cualquier caso, la visualización del nuevo núcleo duro puede dar a Sacyr una situación más cómoda a la hora de negociar con los bancos, que exigirán nuevas garantías y condiciones para extender el préstamo.

El jaque mate de Sacyr necesita un aliado. La sindicación entre la constructora y Pemex para llegar al 29,8% no garantiza al nuevo núcleo duro la representación suficiente para imponer un nuevo consejero delegado. Según fuentes jurídicas, para el nombramiento de consejero delegado necesita de la aprobación de dos tercios del consejo de administración, una mayoría con la que no cuenta Luis del Rivero. Ni siquiera la convocatoria de una junta de accionistas extraordinaria garantizaría la consecución de ese objetivo a pesar la eliminación de los blindajes.