Uno de 50: diseños de serie limitada aptos para todos los públicos y bolsillos

Esta firma madrileña de bisutería y complementos empezó a crecer gracias a tiendas multimarca. Hoy cuenta con 50 puntos de venta en nuestro país y está presente en Miami, París, Portugal.

Un candado y la idea de que sus creaciones fuesen casi como series limitadas (pero con un precio más económico del que suele acompañar a éstas) fueron sus orígenes. Así fue como a finales de los 90 un grupo de creativos imaginaron una marca de bisutería que no siguiese las tendencias de la moda y que fabricase sólo cincuenta unidades de cada modelo, de tal forma que quien tuviese uno de sus diseños tendría uno de los cincuenta existentes. De ahí el nombre de la marca, Uno de 50.

Seguramente se haya topado alguna vez con una de sus tiendas no en vano cuentan con 25 establecimientos propios en la península más otros 25 corners en tiendas multimarca. De hecho con este último concepto fue como empezaron a crecer por territorio nacional y fuera de nuestras fronteras: “La expansión internacional comenzó en 2004. No es que nosotros lo fuésemos buscando sino que agentes multimarca extranjeros vinieron a pedirnos el producto. Tuvimos que ser, más que activos, reactivos”, comenta David Kervyn, director comercial de esta pyme que emplea a más de 230 empleados. “Hasta 2008 no creamos el departamento internacional y desde ese momento es cuando empezamos a estar más presentes en ferias”, añade.

En el extranjero están implantados en Portugal, con corners en El Corte Inglés, Miami (ciudad que acogió la primera tienda propia en el extranjero) y París. “Y estamos trabajando inauguraciones en México, Londres y Nueva York”, explica Kervyn.

A pesar de sus cifras, la empresa sigue fabricando artesanalmente y sus producciones tienen el sello made in Spain. Concretamente, el equipo de creativos, formado por tan sólo seis personas, opera en Madrid, que es donde se realiza el diseño, modelado, baños, montaje y manipulado de las distintas piezas. Kervyn reconoce que uno de los principales retos a los que tuvieron que enfrentarse fue a tener que digerir la rapidez del crecimiento internacional sin renunciar por ello a la esencia de la marca: en los últimos cinco años la facturación media se ha duplicado. En 2010, por ejemplo, facturaron 20 millones de euros y en 2009, 16 millones. “El objetivo este año es exportar el 30% de las ventas, en 2010 exportamos el 15%”, explica.

¿Crisis? “La hemos notado pero a nivel nacional básicamente. El negocio aquí ha caído pero lo hemos podido compensar con los clientes extranjeros nuevos”, dice.

Hoy, dada la buena acogida de sus creaciones, esta firma madrileña ha ampliado las colecciones a más de cincuenta unidades por diseño pero sigue manteniendo la filosofía que da nombre a su marca con algunas series limitadas para coleccionistas.