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Todo lo que siempre quiso saber sobre las agencias de rating
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Todo lo que siempre quiso saber sobre las agencias de rating

El debate sobre el papel que las agencias de rating desempeñan en el panorama financiero ha vuelto a reactivarse en los últimos días tras las rebajas

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Todo lo que siempre quiso saber sobre las agencias de rating

El debate sobre el papel que las agencias de rating desempeñan en el panorama financiero ha vuelto a reactivarse en los últimos días tras las rebajas de la deudas portuguesa e irlandesa a la categoría de 'bono basura'. Esta calificación le ha valido para granjearse la enemistad de las instituciones europeas, que las señalan como uno de los principales causantes de la crisis financiera actual.

Pero... ¿son las agencias de rating los malos de la película? Unos aseguran que su función es necesaria en tanto que actúan como guardianes de los mercados y sirven como guía para la actividad de los inversores. Otros creen que cuando se las ha necesitado nunca han dado la talla y les acusan de empujar al abismo a las entidades con problemas

De lo que no cabe duda es de que son organizaciones tan poderosas para los mercados como opacas en su forma de actuar.

¿Cuáles son y a qué se dedican las agencias de rating? 

Su negocio consiste en valorar objetivamente el riesgo de impago o la solvencia de una empresa, un banco, un país o un producto financiero. Existen decenas, cientos de ellas en todo el mundo, aunque a efectos prácticos solo tres son las que se reparten el mercado: Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch. Esto es así desde 1975, cuando la Securities & Exchanges Commission (SEC), las designó como las únicas compañías con licencia para calificar en el mercado norteamericano. 

Así, el trío conforma un oligopolio de facto con muchas características en común: todas son firmas centenarias, tienen su sede social en Nueva York y utilizan una escala alfabética para emitir sus juicios (que va de la “A” a la “D” a excepción de S&P, cuya peor nota es una “C”). En la actualidad, Moody’s y S&P se reparten un 40% del marcado cada una, mientras que Fitch tiene que conformarse con un 14% de la cuota. 

¿Y las demás agencias? 

Entre las más destacadas tenemos a Baycorp Advantage (Australia), Dagong Global (China), Dominion Bond Rating Service (Canadá), Egan-Jones Rating Company (EEUU), Japan Credit Rating Agency (Japón) y Muros Ratings (Rusia). La suma de todas ellas se reparte el 10% del mercado y, aunque muchos clamen contra esta situación deabsoluto dominio, lo cierto es que instituciones como el Banco Central Europeo o la Reserva Federal norteamericana no compran ningún producto que no tenga, al menos, dos calificaciones del ‘Big Three’. 

¿Por qué es tan grave una mala calificación? 

Principalmente por temor a entrar en un círculo vicioso. Cuando una empresa o país está en apuros y recibe un rating negativo, la confianza de los inversores decae y los problemas de solvencia se agravan. Los intereses de los préstamos suben, algunos contratos dejan de firmarse, sus títulos caen en bolsa… ante este panorama, no es extraño que el Fondo Monetario Internacional haya acusado a las principales agencias de desestabilizar “involuntariamente” el sistema financiero mundial

¿Cómo elaboran exactamente sus valoraciones? 

Es la pregunta del millón. Las agencias no quieren explicar las fórmulas que les conducen a otorgar una u otra nota por temor a ser plagiadas y guardan celosamente el secreto profesional. Sin embargo, Standard & Poor’s publicó recientemente una guía, explicada con detalle en nuestro blog ‘Valor añadido’, donde se desvelan sus factores de cómputo. Son cinco: político, económico, exterior, fiscal y monetario. Cada uno de estos apartados es valorado y puntuado por separado y, tras aplicar una serie de parámetros modificadores tales como la pertenencia a una Unión Monetaria o el estado de las pensiones, se emite un juicio definitivo. 

Con todo, pese a que el análisis se basa en datos técnicos y es supuestamente contrastado, no es infalible. En numerosas ocasiones las calificadoras se han equivocado en bloque y han creado grandes pérdidas entre los inversores.

¿Por qué tienen tan mala fama? 

Las agencias de rating son atacadas por múltiples vías. Una de las críticas más recurrentes hace mención a su modelo de negocio. Se pone en duda, con toda lógica, hasta dónde puede llegar la objetividad de una agencia que cobra a un país o empresa por calificarla. Al respecto muchos recuerdan la triple A que le concedieron a las hipotecas subprime que llevaron a la quiebra a The Lehman Brothers o su incapacidad para prever la crisis de los bancos islandeses o la suspensión de pagos de Venezuela. Para colmo, tras estos fiascos las tres grandes sobrerreaccionaron rebajándole las notas a decenas de entidades financieras que a la postre han venido pagando sus deudas puntualmente. 

Otro de los problemas que se han señalado, especialmente desde Europa, es su escasa transparencia. Al no saber cómo califican no se entiende, por ejemplo, que se rebajase el rating a Portugal la pasada semana sin un acontecimiento de magnitud para justificarlo. Precisamente este caso ha podido ser el desencadenante del fin del oligopolio del ‘Big Three’, ya que ha levantado llagas en el Viejo Continente, desde Jean Claude Trichet, presidente del BCE, hasta Van Rompuy y Durao Barroso, presidentes del Consejo y la Comisión europeas respectivamente. De este modo, la vieja idea de crear una agencia de rating comunitaria ha vuelto a tomar fuerza. 

¿Veremos pronto una agencia de rating europea? 

Antes hay muchas preguntas que contestar. Es preceptivo recordar que la mayor carga de la UE contra Moody’s, S&P y Fitch ha coincidido con la crisis de deuda soberana, justo cuando necesita colocar los bonos de sus estados en problemas. No obstante, mientras sus estados miembros han recibido la ansiada ‘AAA’ su papel no ha sido puesto en duda. 

Otra de las cuestiones es la financiación. Una opción es que sea un organismo dependiente del BCE articulado con fondos públicos. En este escenario muchos se preguntan cuál sería su independencia a la hora de calificar, por ejemplo, situaciones tan peliagudas para la eurozona como Grecia y Portugal.Otra posibilidad sería crear una nueva agencia de rating con capital privado en Europa, pero supondría simplemente importar el modelo del ‘Big Three’ a este lado del Atlántico, con todas sus virtudes... y todos sus defectos.

El debate sobre el papel que las agencias de rating desempeñan en el panorama financiero ha vuelto a reactivarse en los últimos días tras las rebajas de la deudas portuguesa e irlandesa a la categoría de 'bono basura'. Esta calificación le ha valido para granjearse la enemistad de las instituciones europeas, que las señalan como uno de los principales causantes de la crisis financiera actual.

Fitch